domingo, 25 de marzo de 2012

No ves, pero sientes




LA MUCHACHA CIEGA (Millais)

Ya hace veinticinco años de la muerte del poeta y pintor salmantino, Aníbal Núñez. Cada vez de más cosas, va haciendo demasiados años, mala señal. El Museo de Salamanca ha organizado una exposición: "Manteniendo la memoria", que recoge una muestra de su obra pictórica. Abierta hasta el 22 de abril. A la par, la Diputación de Salamanca publica un libro suyo de poemas: “Figura en un paisaje y Gormaz a sangre y fuego”.

Nos acercamos aquí a uno de los poemas del libro, surgido de la observación del óleo de Millais: “The Blind Girl”. Apropiado a las hechuras de un blog. Las palabras escritas del poeta parecen brotar del lienzo, prolongando el significado del cuadro, acomodado y acorde a la sensibilidad del poeta inmóvil, escueto, desnudo y casi sin palabras ante la belleza de la imagen.

Se fija en detalles como el arco iris doblado, la luz de un día nublado que enciende las mejillas de la joven ciega y en el acordeón en posición de descanso que suspira.

El poeta le presta los ojos a la mendiga ciega, a cambio ella le dará la luz de la oscuridad de su mirada. El viejo acordeón ajado de tantas melodías descansa en tu regazo que me acuna y adormece.

¿Cómo se explica el brillo de los colores del arco iris y el olor a verde pujante después de una tormenta en un mes de abril robado a una hermana ciega? No encuentro palabras, te siento, me guardo de la luz y de los tonos azulados del aleteo atolondrado de los mirlos en celo bajo tu toquilla.

La extrema quietud de la voz narradora y la inmovilidad a la que obliga la ceguera detienen el vuelo a las alas de la mariposa que se posa serena, indiferente al color de la corola que tus manos acarician en un endecasílabo final tan rotundo como todo el poema:

"Blanca. ¿Cómo has sabido que era blanca?"



LA MUCHACHA CIEGA

Te has sentado de espaldas a un arco iris doble
que no ves pero sientes: tus mejillas
aún húmedas de lluvia se encienden
-ha venido
el sol tan de repente, con tan buenas
palabras, que el rubor... -. En tu harapiento
regazo se entreabre
tu anciano acordeón con un suspiro.

Oyes pastar, revuelto de plumajes
azules. La campana
del santuario gótico está a punto
de tocar a oración. Tu frágil guía
olfatea en tu mantilla: huele a hermana
mayor, a estambre húmedo,
a todos los caminos.

Por fijarme
en una mariposa roja y negra,
que se posó en tu hombro sin que tú lo notaras
-así llega la muerte a los arcángeles-,
no he visto que tu mano
derecha acariciaba una corola
blanca. ¿Cómo has sabido que era blanca?



 
El cartel a la entrada del museo.

 
Espejo negro de Lovecraft.
El visitante se da de bruces con el misterio de un agujero negro enmarcado de realidades paralelas. En el suelo, un ramo -ya mustio- de
mimosas,
primeras flores amarillas de la primavera.
 

 
Foto medio robada de la exposición. El guarda no me miró con buenos ojos. No sacó la lengua ni dijo nada.

 
Cajas de cerillas


 
Victoria de Samotracia (la de Merche con cabeza, cara y en moderno verde primavera)


Aníbal Núñez


Las imágenes que no son fotos están tomadas del PDF de la página del museo.


7 comentarios:

Paco Cuesta dijo...

El paso de los años hace imprescindible el mantenimiento de la memoria. ¡Que no se oxide!

matrioska_verde dijo...

¡que pena no poder ver la exposición!

y fíjate que creo que tengo un libro de Aníbal Núñez; lo comprobaré.

biquiños,

Abejita de la Vega dijo...

Ese cuadro de la muchacha ciega es precioso. Y las observaciones de A. Núñez sobre él son tan bellas como la pintura. Artista doble, colores y palabras.

Gracias por traernos la exposición a casa. Merecido homenaje.

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Traer hoy aquí a Aníbal Núñez me ha llevado a mi juventud, cuando soñaba ser poeta y lo leía.

Gelu dijo...

Buenas noches, pancho:

La Ciudad, con esta exposición homenaje, habrá querido compensar -de algún modo- su amor hacia ella y su arte.
Aníbal Núñez, en su poema, logra describirnos hasta olores y texturas, y consigue hacernos sentir todo el contenido detallado en esta preciosa pintura de Millais.
El último verso es una maravilla.
Y esta imagen:
“en una mariposa roja y negra,
que se posó en tu hombro sin que tú lo notaras
-así llega la muerte a los arcángeles-,”
¿será cierta?

Y las manos enlazadas, y la florecilla en la que queda libre...

Saludos.

Asun dijo...

Me gusta ese cuadro, al igual que la descripción que hace en el poema.

Si alguien lo escuchara con los ojos cerrados, podría hacerse una imagen bastante real.

Gracias por acercarnos la exposición a los que estamos lejos.

Besos

Myriam dijo...

Interesante, muy interesante, pancho, porque yo no lo conocía a Aníbal Nuñez.

Besos