domingo, 29 de enero de 2012

Ruta del Hereje

La novela es un homenaje de Miguel Delibes a su ciudad.



Una niebla espesa que se atrapa con la mano oculta la llanura castellana al otro lado de las lunas del autobús que nos lleva a Valladolid. Echa un telón de ceniza que hace invisible el templo del bricolaje moderno a la entrada de la capital. Con lo que eso duele. Porque eso debe ser el Ikea: una nueva meca de peregrinaje a la caza del mueble a medio hacer, o termínelo usted mismo en casa.


Desde esta ventana sacaron a Felipe II y a Cipriano Salcedo para su bautismo en San Pablo.

Esta vez nos convoca Miguel Delibes (1920-2010), su postrera y mejor novela: El Hereje. La guía, Inés, nos espera en la Plaza de San Pablo para recorrer las placas de bronce adosadas a las paredes de los edificios que señalan los lugares por los que discurre la trama de la novela. Con la niebla metida hasta los huesos, hicimos el recorrido musealizado como si fueran las estaciones del Vía Crucis de Cipriano Salcedo, haciendo verdad el dicho de que los libros tienen vida si nos acercamos a ellos dejándonos sorprender por lo que narran, con la capacidad de sorpresa de un niño. Son como las leyendas antiguas que nutren la imaginación de los lectores.

La Ruta del Hereje comienza en la Iglesia de San Pablo cuya pila bautismal compartieron infantes y príncipes ( de la talla de Felipe II) con Cipriano Salcedo. Éste nació el mismo día en que Lutero clavó sus tesis protestantes en la puerta de la catedral de Wittenberg, presagio de los caminos por los que su vida iba a transitar.



Según nos iba explicando la guía, a principios del XVI, coincidiendo con el periodo en el que Valladolid fue Corte, había unos trescientos palacios en la ciudad de los que se conservan apenas unas decenas. Las alumnas seguían con atención y frío las explicaciones, con más aprovechamiento, las que habían leído la novela con antelación.

Así llegamos a la cuadrada Plaza Mayor, primera de España y lugar en el que se montó el estarivel para el Auto de Fe el 21 de mayo de 1559. Al mismo tiempo, unos tímidos rayos de sol pugnaban por abrirse paso entre la niebla que se va arregazando, cuando ya Cipriano- montado en un burro- se dirige al quemadero del Campo Grande.



Los alumnos seguían con atención las explicaciones adaptadas de la guía. Se prepara el alboroto cuando se le ocurre mentar a la plaza de Toro como la más antigua de España. Vale que ahora haya autores empeñados en desmontar la leyenda de los Hombres de Musgo bejaranos, pero lo que no podían ellas esperar es que alguien intentara también quitarle los honores de ancianidad a su coqueta plaza de toros encaramada en lo alto del Castañar. De uñas se pusieron las bejaranas en defensa de la senectud del coso de “La Ancianita”. Como debe ser.



Ya de tarde teníamos cita en el moderno Museo de la Ciencia, a un costado del río, para visitar una exposición tan didáctica como bien explicada sobre la electricidad. El largo y complejo viaje desde su generación en una central eléctrica, nuclear, térmica o renovable hasta la bombilla iluminada, respondiendo al gesto cotidiano de darle al interruptor. Después la vuelta a casa, desandar el camino. No querían perderse el partido de fútbol -los más jóvenes sobre todo- que volvía a enfrentar al Real Madrid y al Barcelona.

Placas que marcan distintos momentos del Hereje por las calles de Valladolid:


















10 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

¡Protesto!
Estuviste en Valladolid y no avisaste...
Veo que os enseñaron la antigua plaza de toros, en donde a mí me gustaría comprarme una casa y declararme bohemio.

pancho dijo...

Pedro: Llevábamos el tiempo muy tasado y supuse (mal supuesto, por lo que veo) que estarías en Burgos. Ya daremos una voz para otra vez.
Un abrazo.

Abejita de la Vega dijo...

¨Confieso, mea culpa, que no conozco Valladolid, con lo cerca que está. Lo de la ruta del hereje es una idea muy buena, se lo puso en bandeja don Miguel a sus ciudad.

Es un libro un poco compendio de todo Delibes,todos sus temas están, de una manera u otra. El campo castellano, la niñez, los problemas de conciencia, las relaciones padre e hijo, la existencia de Dios, la amistad, etc, etc. Más la novedad de ser una novela histórica bien documentada. Fue el canto del cisne.

Veo que las alumnas estuvieron encantadas, aunque surgiera lo de la plaza de toros...El alumnado de los centros de adultos es muy agradecido, aunque haya excepciones.

Besos, Pancho.

Gelu dijo...

Buenas noches, pancho:

Qué buen recuerdo la lectura de ‘El hereje’. ¡Qué ‘auténtico’ amor el de Minervina!.

¡Qué frío debía hacer en Valladolid, en tiempos de Cipriano Salcedo!. Me convenzo, una vez más: ¡a Valladolid hay que ir en primavera!.

Un abrazo

P.D.: No has puesto canción, pero ¡qué bien se debe estar en el sur, ahora!.
Te dejo una frase que tiene música:
(Pág. 417): “¿Dónde te metiste, Mina, que no pude encontrarte?”

Paco Cuesta dijo...

Es fantástico retomar El hereje.

matrioska_verde dijo...

muy completo el recorrido pero sólo de leerte me ha entrado frío y mira que aquí también está haciendo bastante, esta mañana a las 7 y media 4 grados... ahora ha salido Lorenzo y se agradece bastante que caldee el ambiente.

me hubiera gustado hacer la visita, estuve una vez en Valladolid pero de pasada.

biquiños,

Merche Pallarés dijo...

Pues no sabes lo que te perdiste no contactando a nuestro querido profe... Es el mejor guía de Valladolid, con eso te digo todo... :)
¡¡¡Qué interesante ese periplo herejiano Delibiano!!! Qué pena que cuando estuve no vi todas esas placas... Tendré que volver... Besotes, M.

Ele Bergón dijo...

Hace unos años hiciemos una excursión a Valladolid con los alumnos y más alumnas de la Escuela de Adultos de Loeches, Campo Real y Velilla. No había niebla. Era verano y el recorrido fue otro, pero yo que ya la conocía quedé muy sorprendida por los lugares y las explicaciones que nos dio la guía. Nos pasó lo que a vosotros, no sé si sería la misma pero ensalzaba demasiado la ciudad y aquello de la capital de España y otras cosas, recuerdo que no les gustó mucho. Eso sí, comimos de maravilla.

¡Cómo te gusta esta novela de El Hereje! Se la han leído y se la leerán tus alumnas. Estoy segura que les gustará y mucho tendrá que ver tu entusiamo por ella.

Ya sabes que yo no la pude terminar. En fin, será un defecto mío que lo tendré que mirar.

Besos

Luz

María dijo...

Me ha encantado: sobre todo la referencia de Ikea, ja,ja. ;-)

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Repaso ahora tus entradas sobre El Hereje y vuelvo a comprobar qué bien nos lo has dejado todo preparado... hasta la ruta.
Gracias, Pancho.