La vida está llena de coincidencias curiosas y caminos que se cruzan. Aunque se trate de una anécdota sin importancia, la suerte se alió (tendré que hacer una quiniela por si acaso), se puso de nuestro lado al poner delante de los ojos este texto delicioso de Carmen Martín Gaite, justo en la semana que leemos y comentamos el Capítulo 2. 31 de El Quijote:
“Años más tarde, cuando decidí enfrentarme a solas con algunas lecturas que se me habían atravesado en la infancia, hubo una temporada en que empecé a llevarme El Quijote por las mañanas al Campo San Francisco, un recoleto parque salmantino del que gustaba mucho don Miguel de Unamuno, y al llegar, ya muy embriagada y divertida, a ese capítulo de los duques, que es el XXXI de la segunda parte, me paré con sobresalto en el comienzo del segundo párrafo, donde dice: “Cuenta, pues, la historia que antes que a la casa de placer o castillo llegasen…” No pude continuar, se me aceleró el pulso y me nació de lo más hondo una sonrisa secreta que nadie podía compartir. Miré alrededor. Una pareja de novios se abrazaba en un banco cercano, sin reparar en mí; escuché la algarabía de los pájaros escondidos sobre mi cabeza, vi los dibujos del sol en el suelo, no pasaba nadie más. Nadie se había dado cuenta del extraño prodigio. De repente, desde aquel mismo texto que de pequeña me había arrojado el primer anzuelo de provocación y oscuridad, Cervantes, en persona me hacía un guiño y me daba el espaldarazo de caballero andante de las letras al confiarme a mí directamente, sin que ningún intermediario estorbara el mensaje, que el castillo se identificaba con la casa de placer, esa que venía yo desde hacía días habitando. Hasta el momento en que me consideró realmente capacitada para entenderlo, no me lo había dicho.
Aquella mañana de primavera, en el umbroso jardín salmantino, me sentí en posesión del talismán soñado. De allí en adelante, podía dedicarme por mi cuenta y sin más títulos universitarios que los que aquel placer me otorgaba, al comentario de textos. Don Miguel de Cervantes me había cursado invitación. Personal e intransferible”.
El cuento de nunca acabar, Barcelona: Destino, 1997. Carmen Martín Gaite
Relato que nos habla de la identificación que se produce en la joven lectora, de las sensaciones secretas e insustituibles que la lectura en ella provocan. La satisfacción que se obtiene cuando se desentraña el misterio que encierra un texto. Aquí es el mismo Cervantes, en persona, el que la nombra Caballero Andante de las letras, portadora de la llave para entender El Quijote.
7 comentarios:
El placer de la lectura en su más alta intensidad. Qué deliciosa entrada nos regalas.
Precioso Texto, querido Pancho, mil gracias. Un abrazo.
Para escribir tan bien como lo hace ella hay que estar atrapado por La Literatura y su màxima expresiòn: El Quijote.
Ojalà todos nosotros acabemos igual, o casi..
"Cervantes, en persona me hacía un guiño y me daba el espaldarazo de caballero andante de las letras". Sublime
Gracias por la cita
Hola Pancho
Muy bien traído el texto de Carmen Martín Gaite, Cervantes, El Quijote, la lectura, Salamanca, la escritora. En fin todo cuadra.
Por cierto, ayer al final, puse el cartelito de "no hay clase", nos dimos un día más de vacaciones para disfrutar de la nieve helada.
Hoy, otra vez a la pelea.
Un abrazo
Luz
Buenos días, pancho:
- Leí "Entre visillos" de Carmen Martín Gaite, en mi adolescencia. Fueron tantas las coincidencias, de lo que tan bien contaba en las páginas de su libro, con lo que yo veía en mi Ciudad, Burgos, que a partir de entonces me interesé por todo lo que escribía.
- Poesía pura sus palabras, para describir "el momento" del descubrimiento auténtico del espíritu de Cervantes.
Saludos. Gelu
Bellísimo texto el de Carmen Martín Gaite.
A ver si Cervantes nos hace el guiño y nos da el espaldarazo.
"Entre visillos" me acompañó al asomarme al balcón de la Literatura, en aquellos años de transición. Y la otra Carmen, la Laforet y el gran Delibes.
Un abrazo
Pedro: Ningún buen libro muestra su mejor cara en la primera lectura. Ella tuvo que esperar el momento oportuno para encontrar el misterio.
Myr: No tanto como ese poema de Andrade que nos prestaste.
Aguilera: Cualquiera que lee libros puede terminar deseando escribir literatura.
Ele: Fue como si el espíritu de Cervantes hubiera sacado este texto del cajón de los libros olvidados justo en la semana que en el club comentábamos el mismo capítulo: una coincidencia y una suerte, aunque la suerte llega cuando la buscas.
Gelu: Dicen que no hay poeta que haya escrito mala prosa. Esta es prosa llena de poesía.
Abejita: Yo creo que a ti ya te debió visitar y le debió gustar tu casa, porque se ya lleva allí una temporada larga...
Seguro que CMG os da las gracias por las palabras que le dedicáis. Yo encantado de compartir con vosotros tan bonito texto. Un abrazo
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