Imágenes escaneadas del poema de Alejo Hernández Estévez dedicado a Lumbrales, en el que demuestra un profundo conocimiento de las costumbres y habla del pueblo y comarca del Abadengo. La poesía se publicó en el semanario El Eco del Águeda que fue referencia en Miróbriga durante tres años y medio ( 1924 - 1927 ).
LUMBRALES
I
LA PROMETIDA
¿Dónde estás moza garrida,
dónde hallarte virgen charra?
¿Estás trillando en la era
o recogiendo la parva?
¿Apajas en los boiles,
vas a la fuente a por agua?
¿Cuidas del hachero en misa,
mientras rezas por las ánimas?
¿Ostentas hilos y aretes,
mandila en oro bordada
o ciñe humilde tu cuerpo
de abalorios una sarta?
¿Tiene tu padre dehesas,
yeguas rumbonas y vacas
o es pobre gañán que, lento,
rotura ajena besana?..
Yo sólo sé que has nacido
en Lumbrales, y eres charra.
II
EL RIVAL
Quizá te ronda un buen mozo
con gorrilla floreada,
su buen chaleco de rizo
con los botones de plata
Y un camisón donde brilla
como una estrella incendiada
un botón de oro que tiene
dos onzas en filigrana…
Quizá te ronda un chalán
que cruza la calle Larga,
a la andadura, en su potro,
y deja arrastrar la manta
de Zamora, hasta que den
los madroños en las lanchas…
¡No me importa mi rival!
De mi destino la página
está escrita, y has de ser
tu mi esposa, virgen charra.
Yo venceré a quien te ronde
y enfrente de tu ventana
lo he de atar, por que lo veas,
con tres vueltas de mi faja;
yo haré callar a quien cante
coplas en la calle Larga
aunque tuviera más onzas
que entrambos Mellizos guardan,
aunque tuviera más dehesas
que una marquesa arrugada,
aunque fuera más galán
que el Sordito de Pedraza.
III
LA LEYENDA
Para sembrar mis amores
quiero roturar un alma
y cultivar en silencio
mi sentimental besana.
será una tarde serena
en que el lucero Apeajacas
brille en el cielo como una
milagrosa luminaria,
cuando llegue yo en silencio
y me acerque a tu ventana
para meter en tu oído
el poema de la raza…
Será la estrofa más honda,
más solemne, más cargada
de amor y de melodía
que se rimó en lengua charra…
Habrá fuego en mis pupilas,
te abrasarán mis palabras
y en tus pupilas ardientes
sentirás hervir dos lágrimas.
Rayará la media noche…
Traerá mi yegua enjaezada
diligente el posadero,
para partir con el alba.
Y las viejas de Lumbrales
harán en las resolanas,
con lenta voz de misterio
comentarios a mi estancia.
Nada sabrán del amor
secreto de nuestras almas…
Sólo dirán que crucé
la calle de la Fandanga;
que al pasar junto a tu puerta
canté una rítmica arada
y luego se oyó el galope,
sobre guijarros y lanchas,
de un caballo vigoroso
con herraduras de plata.
¿Dónde estás moza garrida,
dónde hallarte virgen charra?
¿Estás trillando en la era
o recogiendo la parva?
¿Apajas en los boiles,
vas a la fuente a por agua?
¿Cuidas del hachero en misa,
mientras rezas por las ánimas?
¿Ostentas hilos y aretes,
mandila en oro bordada
o ciñe humilde tu cuerpo
de abalorios una sarta?
¿Tiene tu padre dehesas,
yeguas rumbonas y vacas
o es pobre gañán que, lento,
rotura ajena besana?..
Yo sólo sé que has nacido
en Lumbrales, y eres charra.
II
EL RIVAL
Quizá te ronda un buen mozo
con gorrilla floreada,
su buen chaleco de rizo
con los botones de plata
Y un camisón donde brilla
como una estrella incendiada
un botón de oro que tiene
dos onzas en filigrana…
Quizá te ronda un chalán
que cruza la calle Larga,
a la andadura, en su potro,
y deja arrastrar la manta
de Zamora, hasta que den
los madroños en las lanchas…
¡No me importa mi rival!
De mi destino la página
está escrita, y has de ser
tu mi esposa, virgen charra.
Yo venceré a quien te ronde
y enfrente de tu ventana
lo he de atar, por que lo veas,
con tres vueltas de mi faja;
yo haré callar a quien cante
coplas en la calle Larga
aunque tuviera más onzas
que entrambos Mellizos guardan,
aunque tuviera más dehesas
que una marquesa arrugada,
aunque fuera más galán
que el Sordito de Pedraza.
III
LA LEYENDA
Para sembrar mis amores
quiero roturar un alma
y cultivar en silencio
mi sentimental besana.
será una tarde serena
en que el lucero Apeajacas
brille en el cielo como una
milagrosa luminaria,
cuando llegue yo en silencio
y me acerque a tu ventana
para meter en tu oído
el poema de la raza…
Será la estrofa más honda,
más solemne, más cargada
de amor y de melodía
que se rimó en lengua charra…
Habrá fuego en mis pupilas,
te abrasarán mis palabras
y en tus pupilas ardientes
sentirás hervir dos lágrimas.
Rayará la media noche…
Traerá mi yegua enjaezada
diligente el posadero,
para partir con el alba.
Y las viejas de Lumbrales
harán en las resolanas,
con lenta voz de misterio
comentarios a mi estancia.
Nada sabrán del amor
secreto de nuestras almas…
Sólo dirán que crucé
la calle de la Fandanga;
que al pasar junto a tu puerta
canté una rítmica arada
y luego se oyó el galope,
sobre guijarros y lanchas,
de un caballo vigoroso
con herraduras de plata.
Alejo Hernández Estévez (Ciudad Rodrigo 1889 - Madrid 1972)
Antes de que el encierro se hiciera por la calle La Fandanga, los novillos venían por la calle Larga
Jose María Torrecilla.
La figura típica del tamborilero acapara la atención en la calle Larga.
La figura típica del tamborilero acapara la atención en la calle Larga.
En lugar de las consabidas doce palabras nuevas de los martes, hoy hemos optado por presentar un ejemplo del uso del habla popular de Lumbrales en la poesía de Alejo Hernández, con más que probable ascendiente lumbralense.
Las dos fotos B/N son de la página de Ricardo
Las dos fotos B/N son de la página de Ricardo
9 comentarios:
Este Alejo Hernández ¡es mejor que Bécquer! ¡Qué romántico! (Gracias a tu diccionario Lumbralense he entendido todas las palabras) ¡Ojalá! hubiese sido yo esa charra... (con veinte años...) Me derrito y me rindo a sus pies y nos escapamos juntos en una briosa jaca... Besotes, M.
Es que este Alejo se ve, se siente, que es hetero...¡Gran diferencia! Besotes de nuevo, M.
Jajajajajaja, esta MERCHE siempre con sus homos y sus heteros.
¡Bravo por los lances amorosos!
Qué investigación y difusión más excelente haces de este autor.
Charro , dice la RAL, que es un aldeano de Salamanca pero también es:
Dicho de una cosa: Recargada de adornos, abigarrada o de mal gusto.
¿Por qué si el adorno charro es tan bonito?
Besos
Buenas noches, pancho:
He visto que habéis coincidido en dos blogs de Salamanca, para subir los versos de Alejo Hernández
Las mujeres de Lumbrales, tenían que estar encantadas con su poeta; para su prometida, era requisito ser charra, y de Lumbrales, no daba importancia a los dineros de ella. Tampoco le importaban los rivales amorosos, por ricos que fueran.
Él además de las palabras, sabe cantar aradas, no hace caso de lo que digan y es cuidadoso con su caballo. ¡¡Claro que se casará con la charra de Lumbrales, seguro!!
Pongo dos enlaces, para aprender el Baile de la Rosca
Baile de la Rosca
Un abrazo
P.D.:
1.- Las fotografías de Ricardo en B/N, estupendas. Serán de los años 50, ¿no?.
2.- Al tamborilero, -de la fotografía de José María Torrecilla- le preguntaría si el también dice, cuando toca para que bailen: "¡Arremangaylas, muchachitos, arremangaylas!", como hacía el tío Donís.
¡cuanto orgullo y amor por el terruño y todo lo que implica en ese par de versos: "Yo sólo sé que has nacido en Lumbrales, y eres charra"!
Estupendas baladas que son auténticos relatos de amores.
biquiños,
¡jajajaja! nos cruzamos en los blogs, me acabas de dejar comentario en el mio y yo estoy zambullida en el tuyo!
Gracias por darme a conocer a Alejo Hernández.
Besos
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