jueves, 17 de febrero de 2011

Locura y muerte de Teodomira Centeno



 
"Su mirada era turbia y vacante, absolutamente desquiciada"


MIGUEL DELIBES. EL HEREJE
LIBRO II. LA HEREJÍA
CAPÍTULO XIII

El autor desarrolla a lo largo del presente capítulo una descripción magistral del proceso de locura de Teo, desde su brote hasta la muerte en el manicomio de Medina del Campo. La frustración de no ser capaz de dejar descendencia en el mundo, la sume en una ansiedad que la conduce al aniquilamiento. Al mismo tiempo se produce el paulatino incremento de un sentimiento de culpa en CS. La escasa fertilidad de la familia Salcedo es la culpable de la falta de descendencia, que es, a la postre, el desencadenante de la locura de su mujer. Aumenta su grado de compromiso y responsabilidad con el conventículo reformista, como una forma de aliviar su pesar de conciencia.

En efecto, tras la ausencia de cuatro días por la asistencia de CS a la reunión de Zamora, Teo le recibe con un brote de su histeria, ya apuntada con anterioridad. Incapaz de unir palabras de forma coherente, farfullaba voces sin significado. A duras penas se le entendía que quería referirse al tratamiento del doctor Galache y a la cosita inservible. Le echaba en cara que durante los cuatro días no se hubiera preocupado del tratamiento de fertilidad. Que por culpa de su indolencia, hubiera echado a perder su efectividad. Que no le importara nada su obsesión por la reproducción.



 
La locura. Basquiat

Los intentos de CS por apaciguar, solo consiguen alborotarla más. Nada parece amansar aquel vendaval de furia enloquecida. A medida que los gritos y alaridos no son suficientes para el desahogo, da comienzo el destrozo y desgarro de todo lo que se pone al alcance de la mano. Cuando después de dos horas largas de batalla, CS logra inmovilizarla, ella cae rendida y llora mansamente de la forma en que suelen resolverse las crisis nerviosas. CS le prepara un julepe. Se lo hace tomar y se retira al trastero, pero no por mucho tiempo. Le despierta “una especie de grito inarticulado y la silueta voluminosa de su mujer en el marco de la puerta”.

Se enzarzan en una pelea como la que había librado de niño con el Corcel en el patio del Colegio de Niños Expósitos. Ahora compiten por la posesión de las tijeras que amenazan con caparle. Recibe dos cortes en el brazo y muslo. Sufre el ataque de Teo como si fuera un vendaval desatado. Sólo cuando logra inmovilizarla, ella se entrega; pero CS comprende que la ha perdido para siempre, llevada por el huracán de la locura. Escribe a su tío don Ignacio contándole el suceso. Le pide que haga las gestiones para que vengan a buscarla. Su tío se presenta en la casa acompañado del doctor Mercado dos horas después. Se interesa por las posibles causas de la crisis. CS le confiesa que tenía una obsesión por ser madre. Él no había podido darle el hijo que tanto ansiaba. El doctor aconseja el internamiento de la paciente. Optan por un hospital con cuidadoras que pagan aparte. De esa manera le evitarán la humillación de tenerla atada a un camastro y con grilletes candados a los pies.



 
"En sus ojos planos no advertía ni chispa de consciencia, parecían mirar para dentro"

Se escapa del manicomio el primer día a pesar de las dos comadres que la cuidan. Al día siguiente por la tarde la encuentran extenuada junto al río. La trasladan al hospital de Medina del Campo al cuidado ahora de dos loqueros y una comadre por cuarenta y cinco reales diarios.

CS echa de menos a Teo a pesar de que últimamente no significaba mucho para él. Un correo de Burgos vuelve a sacarlo de la postración. Hace un viaje a la ciudad castellana en su nuevo caballo Pis Pas con el fin de conocer al nuevo Maluenda. Ciriaco se hace cargo del negocio de la lana por muerte de Gonzalo de un tabardete fulminante. Una galera armada protege ahora la flotilla de la lana. Como consecuencia de la seguridad las exportaciones experimentan un aumento, pero sólo hasta el 50% del volumen de antes de la manufactura de los zamarros. CS visita a Teo cuando las tareas se lo permiten. Ella, lejos de mejorar, empeora con cada visita. Anestesiada con filonio romano,  no le reconoce. No habla ni come, pero no sufre. Según le confiesan los cuidadores, vive como anestesiada. CS les da una suculenta propina cada vez que la visita , para que la cuiden con cariño y le arranquen una sonrisa de vez en cuando.

Las tardes las dedica a los Cazalla. Todos estaban preocupados por lo que CS les había contado sobre la reunión de Aldea del Palo. El doctor le escribe una carta a Padilla instándole a ser prudente. Los incidentes no deben producirse de nuevo. Considera a CS su asistente. Le causa comezón el aislamiento en que se encuentran. Hace tiempo que no tienen noticias de la marcha de la Reforma en Alemania. Le interesa saber qué piensa Melanchton, sucesor de Lutero. Agustín Cazalla le sugiere que visite a Ana Enríquez, la mujer que le había robado la devoción en el conventículo de los sacramentos. Así lo hace CS a instancias del doctor en una casa en la junta de los dos ríos. Se siente cautivado por la elegancia y verbosidad, impropias de sus veinte años exultantes. Le habla de Carlos de Seso al que califica de embaucador de Beatriz.



 
"Nunca habían pasado por el aislamineto que ahora sufrían, sin libros, apoyos, ni noticias de Alemania" 

Melanchton de Lucas Cranach

Camino de Pedrosa observa cómo su nuevo caballo es más nervioso que Relámpago. Se va adaptando a él poco a poco. En el pueblo es testigo del crecimiento del grupo alrededor del párroco y de su hermana con sus vecinos. Carlos de Seso le comunica en Toro que el Catecismo de Bartolomé Carranza se estaba expandiendo en el Norte. De vuelta pasa por Medina para visitar a Teo. La encuentra desmejorada, como ausente. Él se siente culpable de haberla arrancado de su medio. Una vez en Valladolid va a la iglesia de San Benito. Pide perdón por su egoísmo, por la destrucción de su mujer. Siente a Cristo a su lado. Ante la imposibilidad de rehacer lo mal hecho,  hace voto de pobreza y castidad: promete repartir toda su riqueza entre los que le ayudaron a conseguirla y hace votos de no volver a tener contacto carnal. A la mañana siguiente recibe un correo de Medina en el que le comunican la muerte de su mujer.

"Bajo el tejado de cristal
duermen el odio y la pasión
sueños de Gloria y de poder
calman su gris desolación.

Tristeza de amor
un juego cruel
jugando a ganar
has vuelto a perder
"


Hilario Camacho





Este comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.

7 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

¡Ya he acabado de leer "El Hereje"! Este capítulo que analizas hoy es tremendo. Pobre Teo... Se volvió loca por no poder engendrar. Tuvo que ser horrible en una época en que la única función y meta de una mujer era el de ser madre... Muy triste también el fallecimiento de "Relámpago". Besotes, M.

Myriam dijo...

Es un capítulo realmente muy fuerte, que a mí me pareció soberbio. Tu análisis es excelente y realza con justicia la escena de la locura de Teo y su internación. Me encantó leerte y revivirlo.

Un abrazo

Gelu dijo...

Buenas noches, pancho:

Miguel Delibes nos presenta un Cipriano Salcedo que con el paso de los años ve aumentar sus escrúpulos torturadores, su conciencia de pecado y su 'misticismo' concentrado.
[..."Las tardes las dedicaba a los Cazalla...
...Tremendo el diálogo que mantiene con doña Leonor.
..._ "¿la quiere mucho?"
..._ "Era una costumbre en mi vida, doña Leonor."
Y la respuesta 'consoladora':
- "No se mortifique"
[..." Hacía casi un mes que no visitaba a su esposa y cada día le pesaba más el sentimiento de culpa".

Triste resultado en el inventario de once años en el currículum de una mujer. Se comprende la locura.

Buen conocedor de la psicología, el gran escritor vallisoletano aprovecha su saber para la creación de personajes.

Me olvidaba el homenaje de CS -pendiente- a la tumba de su caballo Relámpago.

Saludos.

P.D.: Qué gran cantautor Hilario Camacho. La canción que has escogido la había escuchado montones de veces, en el CD del año 1997 de su Concierto. Y leído el cuadernillo de sus poemas que viene como carátula imitando un carrete de fotos Kodak. Creo que desde su desaparición no había vuelto a ponerlo. Gracias por recordarlo.

Paco Cuesta dijo...

La mirada de la difunta culpabiliza a Cipriano Salcedo por el abandono de su esposa y la incapacidad para darle descendencia, lo que le conduce a otra decisión crucial: reparte sus bienes y promete castidad.

Abejita de la Vega dijo...

Esta mañana he paseado por el paseo del abad Maluenda y me he acordado del pobre Cipriano, ahora con la mujer loca y cada vez más solo. El tema de la soledad está muy presente en Miguel Delibes. Ay, Cipriano que esto me huele a chamusquina.

Un beso

pancho dijo...

Merche: Afortunadamente las costumbres cambian, había que darse prisa por tener descendencia, sobre todo si se pertenecía a la nobleza. Muchas cosas dependían de la cantidad de hijos.

Myr: En aquellos tiempos no creo que hubiera muchos manicomios, a no ser que lo pagara el paciente. la SS aún no estaba inventada. El proceso de locura está muy bien descrito. Detrás hay un gran trabajo de investigación y ayuda.

Gelu: Creo que hay un intento por parte del autor de tratar de exculpar a CS de la locura de su mujer. Ya sabemos que nunca las cosas son sólo culpa de una parte, pero en el XVI debía ser casi imposible culpar al varón de la locura de su mujer, menos si se trataba de un componente de la nobleza. Aquí Teo tenía todas las de perder, la nobleza dominaba todos los resortes.
De lo que se trata con las canciones es que peguen algo con el tema del capítulo.

Paco: Ya vemos que su decisión de reparto de su riqueza también acarrea problemas.

Abejita: Tienes razón, la soledad es uno de los temas de cinco horas con Mario. Con estas lecturas tan detenidas se saca mucho más provecho que con otras por encima.

Un abrazo y gracias por vuestros comentarios y visitas.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Certero. La locura era la única salida posible.