jueves, 21 de octubre de 2010

Gracias, Avellaneda.

"yo soy don Quijote de la Mancha, el mismo que dice la fama"
1930-London-Nonesuch


DON QUIJOTE DE LA MANCHA. CAPÍTULO 2.72

Apenas los árboles se habían percatado del destrozo que S había hecho en su piel acortezada, que ya había sanado el escudero de los azotes en la suya propia. En la noche siguiente terminó con el pico de los tres mil pendientes para poner punto final a la faena que tan suculentos dividendos le proporcionaba. El dinero como elemento que resuelve conflictos entre amo y criado.

Puñaladas de luz despiertan a DQ y S que se ponen en marcha con renovadas energías, ya a rebufo de la aspiración del final de la novela que coincide con el fin del camino de regreso. Sin nada digno de reseña, veinticuatro horas después alcanzan un teso desde el que se divisa la aldea.

El capítulo se completa con el relato de la llegada de don Álvaro Tarfe al mesón donde aquel día descansaban amo y escudero, protegidos del calor del verano manchego por la frescura de la sala baja.

DQ y S se encuentran efectivamente en el mesón esperando la fresca del oscurecer para ponerse en marcha. No debe sorprendernos el uso de los mesones para descansar durante las horas del sofocón del verano manchego, sólo aptas para la siesta o para achicharrarse en el polvo de los caminos. S las utiliza para la tregua necesaria de la penitencia y poder terminarla al raso y que la oscuridad evite que DQ descubra la treta de los azotes propinados a los árboles.

"Yo, señor -respondió el caballero-, voy a Granada, que es mi patria"
1885-Tours-Mame


DQ oye que sus criados se dirigen a un caballero recién llegado con el nombre de Álvaro Tarfe. El hidalgo recuerda haber leído de refilón ese nombre en el hojeo rápido de la segunda parte del Quijote de Avellaneda. Cervantes cambia la manera de presentarnos al personaje. Normalmente son ellos, los recién llegados, los que reconocen a los protagonistas por haber leído sus hazañas en la primera parte del Quijote. En este caso es a la inversa. DQ reconoce a don Álvaro Tarfe, que no puede conocer al hidalgo por provenir de otra novela y por lo tanto de otro nivel narrativo. Qué lío cuando uno se pone a pensarlo y con qué naturalidad el autor lo hace novela.

Le preparan aposento en otra sala baja contigua a la suya. Una vez limpios y refrescados del polvo y del calor del camino manchego, les cuenta que va a Granada, que él es quien sacó a DQ a los caminos y el mismo que le animó a participar en las justas de Zaragoza. Sigue contando que su don Quijote no se parece en nada al presente y que a pesar de traer un escudero del mismo nombre “aunque tenía fama de muy gracioso, nunca le oí decir gracia que la tuviese.” S y DQ se desmarcan de los falsos y se reafirman en su propia identidad. Don Álvaro se considera víctima de un ataque de encantamiento. Señala que dejo al protagonista del libro del que proviene enclaustrado en la Casa del Nuncio de Toledo y “remanece aquí otro don Quijote, aunque bien diferente del mío”.

"¿parezco yo en algo a ese tal don Quijote que vuestra merced dice?"
1938-Paris-Secretaire

Como acabamos de señalar, DQ se reafirma en su identidad: “Yo soy el que soy”- el de Cervantes – y no ése que va a Zaragoza. No le importa olvidarse de las burlas que sufrió de las gentes y calles de Barcelona y lanzarle un piropo que sólo se entiende desde la ofuscación del autor con el apócrifo, como si quisiera pedir perdón por situar en Barcelona los sucesos que humillaron a DQ. Gran lección de humildad de Cervantes que sabe arrepentirse en un mundo con gentes que creen estar en posesión de la verdad absoluta, que se han olvidado del valor del arrepentimiento.

"Entró acaso el alcalde del pueblo en el mesón, con un escribano"
1905-1908Madrid

DQ suplica a D. Álvaro Tarfe que declare ante la autoridad que no lo ha visto hasta ahora, que ellos no son los mismos que los narrados en el libro del que procede. A la mesa, a la hora de comer, como se hacen los tratos importantes firmó una declaración con todas las de la ley, que para eso estaban presentes el alcalde y el escribano que: “no conocía a don Quijote de la Mancha, que asimismo estaba allí presente, y que no era aquél que andaba impreso en una historia intitulada: Segunda parte de don Quijote de la Mancha, compuesta por un tal de Avellaneda, natural de Tordesillas”.

Sorprende la naturalidad con la que Cervantes le devuelve la jugada a Avellaneda: se apropia de uno de sus personajes, lo introduce en su novela para negar la autenticidad de la ficción de la que proviene. Juega con sus mismas armas, pero sin llegar a hurtarle sus personajes principales, como Avellaneda había hecho antes, en un viaje de ida y vuelta. Intenta darle una lección de hasta dónde se puede llegar en la intertextualidad. Tiene que haber un límite al plagio.

Sigue siendo debatido si Cervantes no le dio fama eterna al apócrifo. A mi juicio, El Quijote de Avellaneda habría caído en el abismo del olvido, como Altisidora nos contó, de no haberlo introducido en su obra. Al mismo tiempo nos habría privado de la parte más moderna y de más proyección futura de la novela. “Pirandelea” Cervantes casi cuatrocientos años antes, como dice D. Gonzalo Torrente Ballester. Como ocupado lector, gracias por ello, Avellaneda.

Por la tarde salen todos de la posada. Se despiden a una media legua. D. Álvaro sigue su camino a Granada y DQ y S hacen noche en un monte, a la querencia de los árboles. S termina la penitencia sin que una mosca pueda encontrar sitio en su espalda de tapada que la tiene. Únicamente a los árboles desnuda de su corteza con las acometidas del ramal de su rucio. Bien tapado para que ni la mosca, ni el látigo ni DQ la vean.

"no topaba mujer ninguna que no iba a reconocer si era Dulcinea del Toboso"
1897-London-Sands

Prosiguen camino al amanecer, satisfechos ambos del buen fin que había tenido el encuentro con D. Álvaro Tarfe. Con la esperanza baldía de que Dulcinea les salga al encuentro, llegan a un teso desde el que se divisa la aldea, el final del camino. S, teatrero él, se arrodilla. Se alegra de la vuelta: “si no muy rico, muy bien azotado”. Exclama: “recibe también tu hijo don Quijote, que si viene vencido de los brazos ajenos, viene vencedor de sí mismo”. Con la aldea ante sus ojos vuelve DQ a la realidad de Alonso de Quijano. En claro simbolismo, DQ baja desde lo alto a la aldea. Se acabó la comedia, la ficción regresa a la realidad de antes de partir y reprende a S: “Déjate desas sandeces -dijo don Quijote-, y vamos con pie derecho a entrar en nuestro lugar, donde daremos vado a nuestras imaginaciones, y la traza que en la pastoral vida pensamos ejercitar”. Pues eso.

Al ver el pueblo, el rucio de Sancho se desboca cuesta abajo de alegría, en la suerte contraria, a favor de la querencia.
1913-Barcelona-Araluce

Este comentario pertenece al grupo de lectura del Quijote que coordina y dirige desde La Acequia el profesor D. Pedro Ojeda Escudero.

14 comentarios:

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Estupendo comentario Pancho.

"Sorprende la naturalidad con la que Cervantes le devuelve la jugada a Avellaneda: se apropia de uno de sus personajes, lo introduce en su novela para negar la autenticidad de la ficción de la que proviene...", dices, y coincido completamente contigo.

Como tambien coincido en que, si Cervantes no hubiera mencionado al quijote apocrifo, hoy casi nadie lo conoceria.

Un abrazo.

Merche Pallarés dijo...

Sí, Cervan le da mucha publicidad al Avellaneda... Genial la introducción del personaje Tarfe en el relato. Discrepo contigo en que Quijo hace una loa de Barcelona, como pidiendo perdón por haberla introducido en la historia. Creo que su piropo es sincero porque Cervan debería de tener mucho cariño a esa ciudad donde, si no recuerdo mal, le publicaron el libro. Besotes, M.

Paco Cuesta dijo...

Posiblemente Cervantes hizo un favor a Avellaneda, pero dejó absolutamenta claro la autoría y desarrollo y personajes de ambas novelas.
Que el pueblo decida.

pancho dijo...

Cornelius: A mí me gustó tu clase de jurisprudencia del XVI y XVII. Me alegra coincidir

Merche: Cervantes se arrepiente de lo mal que se lo hizo pasar a DQ en la ciudad mediterránea del gran puerto. Javier Marías habla del valor del arrepentimiento. Seguro que lo leíste en el paisito del día diez de Octubre. Era del Barca hasta que empezaron a ganarlo todo. Prefiero la estética de los perdedores.

Paco: Eso siempre, el pueblo es soberano.

Un abrazo y gracias por vuestra visita y comentario.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

No tengo claro yo si Avellaneda hubiese sido conocido o no por haberse nombrado en la obra Cervantina... Lo que si queda explícito es la defensa que el autor hace de su obra sirviéndose de uno de los personajes....pero sin negarlo. Un estilo podíamos decir muy fino. Un abrazo

Asun dijo...

Es muy elegante la forma en que Cervantes introduce este personaje para utilizarlo en su beneficio y en contra de Avellaneda. Para rato se podía imaginar éste último que iba a recibir tales varapalos.

Besos

Anónimo dijo...

Buenas noches, pancho:

Me quedo con una frase de las preguntas de Don Quijote a Álvaro Tarfe.
...Y ese Don Quijote -dijo el nuestro- ¿traía consigo a un escudero llamado Sancho Panza?.

"dijo el nuestro" (el nuestro)

Y luego con las palabras de Sancho sobre él y el verdadero don Quijote, y
(...)"todo cualquier otro don Quijote y cualquier otro Sancho Panza es burlería y cosa de sueño."

Y después:
(...)"-Yo- dijo don Quijote no sé si soy bueno; pero sé decir que no soy el malo..."

¡Y el maravilloso elogio de Barcelona, en boca de nuestro hidalgo!.

¡Qué increíble maestría Cervantes!.

En fin, que admiro vuestros comentarios, pues yo volvería una y otra vez, y recogería palabra por palabra.

Saludos. Gelu

P.D.: 1.-Las ilustraciones, con los subtítulos, hablan por sí solas.
2.- Interesante el enlace de Javier Marías.
Y ¡estupendo el monje de Montserrat!.

pancho dijo...

Tucci: Cervantes deja una lección para la historia: cómo se puede usar la intertextualidad para mejorar un texto.

Difícl saberlo, pero teniendo en cuenta los libros que se leen en la actualidad del Siglo de Oro te podrás hacer una idea de que siempre iba a estar por detrás de los grandes. Los autores menores prácticamente sólo los leen algún académico que lo necesita para sus trabajos.

Asun: Los tiene bien merecido por copión.

Gelu: Cervantes se estaría referiendo a todos los narradores que intervienen en los distintos planos narrativos de la obra, acaso nos incluya a los lectores.

Si te pusieras a ello, los comentarios serían de los punteros. A veces no es fácil seleccionar temas para que la lectura no se haga ardua y pesada porla extensión. Cervantes da pie a tantos comentarios como frases, por eso ha sido tan estudiado y desmenuzado desde tantos puntos de vista.

Javier Marías no es un entusiasta de Internet y de la gente que escribe en blogs y demás, pero resulta que sube sus colaboraciones en su página. Quizás tenga a alguien que se lo haga. Es lo primero que leo del pais del domingo desde hace años.

Un abrazo y gracias por vuestra visita y comentario.

Myriam dijo...

Estoy de acuerdo contigo en que sorprende la naturalidad de CErvantes para introducir a A Tarfe, pero El QUijote no sería el Quijote si Cervantes hubiera introducido al apócrifo y su puré.


Besos

pancho dijo...

Myr: Es la guinda que adorna el pastel, pero El Quijote ya hubiera sido grande sin este remate surgido por la aparición del apócrifo.
Un abrazo y gracias por tu visita y comentario.

Antonio Aguilera dijo...

Sí Pancho, como tú bien dices, "a la novela le quedan sólo dos suspiros", y Cervantes no baja, en ningún momento, ni la calidad del libro, ni el papel de don Quijote como protagonista. Aunque a veces piensa uno que, para que este personaje fuese completo, habría que "amasarlo" con el de Sancho y luego cortarlo por la mitad: porque ya cada uno es un poco del otro.

Un abrazo amigo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto, tienes toda la razón al apuntar la naturalidad en la forma de devolver la jugada a Avellaneda: le gana en su propio terreno. A pesar de eso, como bien señalas en el título, hay que agradecer mucho a Avellaneda: sin él, posiblemente no hubiera habido tanto derroche de ingenio en la segunda parte cervantina.

Myriam dijo...

DIce: si Cervantes NO hubiera introducido.... Vale

pancho dijo...

Aguilera: Para algo tenían que servir las noches al raso y a los mosquitos que te acribillan al oscurecer.

Myr: El sentido estaba claro. Tu trajín a los teclados debe ser similar al del intercambiador de idiomas del cerebro.

Pedro: Sumamente interesante lo que nos has contado de que Avellaneda sabía de antemano que DQ y S iban a las justas de Zaragoza. Así se explican muchas cosas.

Un abrazo y gracias por vuestra visita y comentario.