jueves, 30 de septiembre de 2010

Desde lo alto


"¡Afuera, ministros infernales, que no soy yo de bronce, para no sentir tan extraordinarios martirios!"

Gerardo Trives

DON QUIJOTE DE LA MANCHA. CAPÍTULO 2.69

Una vez rodados los planos exteriores, los actores se recogen a los estudios de rodaje como si de una película se tratara. La acción continúa de noche en el patio del castillo donde DQ y S han sido llevados a punta de lanza por los criados de los duques. Da la impresión de que esta vez la estancia no puede ser larga, percepción que se saca por la delgadez del lado por leer de la novela.

De nuevo nos encontramos con un capítulo nocturno. La diferencia con los dos anteriores estriba en que la oscuridad de la noche aquí es suplida por la luz de unas antorchas. La iluminación artificial contribuye a que nuestros protagonistas persistan en su mutismo. Siguen callados, ya no por imposición de sus secuestradores, sino por la admiración que les causa la pompa y teatro de la puesta en escena, como si ello les atara la lengua, mudos del asombro por un túmulo que ante ellos se levanta a dos varas de altura con Altisidora tendida, “que hacía parecer con su hermosura hermosa a la misma muerte”.

"Mirábale también don Quijote, y, aunque el temor le tenía suspensos los sentidos, no dejó de reírse de ver la figura de Sancho"
1843-Pforzheim-Finck


Tampoco en este capítulo nos libramos del juego de contrastes característico del Quijote. Aquí patente, además de en el empeño puesto por el autor en acentuar la claridad que aumenta el misterio de la noche, también en la altura a la que suceden los acontecimientos, elevación realzada por el nivel tan a ras de tierra del que provenimos, en el que sucede el atropello de los cerdos. Todo ello con S como principal objetivo de las burlas, el relato completo vestido como los condenados por el Santo Oficio, como si el atropello de la farsa de los asaltantes durante el gobierno de la ínsula no hubiera sido suficiente escarnio para los duques, al no haber sido testigos directos de ella.

Los duques entran con gran ceremonia en el recinto. Suben al estrado y se sientan en dos sillas dispuestas al lado de otras dos ya ocupadas por unos personajes de aspecto real. Visten a S con las ropas de los condenados a la hoguera, con llamas en las ropas. El capirote, de diablos estampados de los que mueren obstinados. Le obligan a atar la lengua, pero no hasta el punto de impedirle exclamar que ni abrasan las llamas, ni los diablos le llevan. DQ se ríe del aspecto del escudero y un mancebo canta dos estancias que nos hablan de DQ culpable de la muerte de Altisidora. La supuesta crueldad de DQ no le impide cantar y celebrarla hasta que se paren las aguas del olvido.

Uno de los sentados que parecían reyes se presenta como juez salido de las tinieblas del infierno. Él es el encargado de dictar la pena de S: “¡Ea, ministros de esta casa, altos y bajos, grandes y chicos, acudid unos tras otros y sellad el rostro de Sancho con veinte y cuatro mamonas, y doce pellizcos y seis alfilerazos [en] brazos y lomos, que en esta ceremonia consiste la salud de Altisidora!”. Cuando S oye la sentencia, rompe el silencio impuesto por el asombro: antes se hará moro que dejarse acribillar y manosear la cara.


"...hasta seis dueñas en procesión, una tras otra, las cuatro con antojos, y todas levantadas las manos derechas en alto"
1966 - Madrid


El “¡Morirás!, Ablándate, tigre” de Radamanto junto a la aparición de las dueñas preparadas para el sacrifico le hacen bramar: “que me toquen dueñas no lo consentiré, si me llevase el diablo”.
Sólo tanta contundencia rompe el silencio de su amo para apaciguarlo y al mismo tiempo abundar en su humillación. Al verse sin apoyo, todo el mundo en contra, S claudica. No del todo, pues se opone al navajeo fino de los alfilerazos en una actitud de rebeldía que choca con la atmósfera de derrota y abatimiento que le rodea.

"Ya en esto, se había sentado en el túmulo Altisidora, y al mismo instante sonaron las chirimías"
1929-Maestricht-Leiter


DQ, obsesionado con Dulcinea como sabemos que está, ve cómo Altisidora rebulle y aprovecha para, humillándose ante S, humillar también a su escudero al pedirle azotamiento que la desencante. S no acepta que él tenga que azotarse para que otros enamoren las novias. Altisidora se levanta del túmulo, se dirige a DQ a quien acusa de crueldad, agradece a S su resurrección con seis camisas nuevas. S corresponde rodilla en tierra. Su orgullo herido. Le quitan el ropaje de condenado y llevan a ambos a su aposento; Sancho, a dormir lo que resta de la noche; DQ, a rumiar su cobardía por no saber defender a su escudero.

"... más de quinientas luminarias; de modo que, a pesar de la noche, que se mostraba algo escura, no se echaba de ver la falta del día"
1989-Mainz-Krahenwinkel



Este comentario pertenece al grupo de lectura del Quijote que coordina y dirige desde La Acequia el profesor D. Pedro Ojeda Escudero.

8 comentarios:

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Nombras claramente la humillación...que como comento brevemente es señal de la crueldad de Cervantes con su personaje...que se acrecentará en el próximo capítulo.
!quillo, como te curras las imágenes¡...un abrazo

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Estupendo.

Pero, insisto: D. quijote no parece ser consciente de que se burlan de el.

Unm abrazo.

Paco Cuesta dijo...

No hay gran diferencia en el proceder de los duques con relación a ocasiones anteriores; si la hay en la duración de la burla. Mucho decorado para poca reprsentación.

Asun dijo...

Qué gracia me ha hecho lo de ir a los estudios de rodaje después de rodar en exteriores. Pareces todo un director de cine.
Si necesitas actrices, ya sabes, das una voz, que ya haremos nuestros pinitos.

Besos

Abejita de la Vega dijo...

La luz de cientos de antorchas contribuye a dar un carácter teatral y fantasmal a la vez.El rodaje de una película,acertada comparación. Y, como bien dices, piensas que esto no va a durar mucho, dada la delgadez de las páginas que nos quedan. Dentro de cinco capítulos, cinco, don Quijote cabalgará hacia las estrellas.

Un abrazo, Pancho.

Myriam dijo...

Me gusta al igual que a los comentaristas anteriores tu comparación de esta puesta teatral con el rodaje de una película.

Abrazos

Antonio Aguilera dijo...

Creo que el hecho de que don Quijote se ría de Sancho vestido a lo penitente demuestra que está relajado y consciente de lo que sucede. Aunque luego suplique a Sancho que se deje mamonear y pellizcar, llamándole "hijo"; tierna expresión, y comprensible a estas alturas de la lectura,donde ya sabe el hidalgo lo que significa su derrota. Don Quijote muestra una inusual humildad producto de saberse vencido.

Graciosa la respuesta de Sancho ¿por qué ha de maltratarse él a causa de los enamoramientos de otros?.
Tiene toda la razón el escudero.

Destacas la puesta en escena; impresionante, que deja mudos a nuestra pareja, pero por si acaso les mandan callar para dar más solemnidad al acto.

Como siempre, con tu galería de imágenes se queda uno perfectamente enterado del mensaje del capítulo.

Escuhé a Eliseo Parra por estar en tu perfil, cantando unas seguidillas zamoranas. No conocía a este autor. Bueno, no conozco casi a "naiden".
Tampoco soy mucho del folk. Un abrazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Has acertado hasta en el título y, en especial, en la forma de desentrañar la caracterización de los diferentes personajes.