jueves, 5 de enero de 2012

Puedo ser

"Apenas flameó la lona, cuando la Niña Chole, despeinada y pálida, con la angustia del mareo, fue a reclinarse sobre la borda".


SONATA DE ESTÍO.

MEMORIAS DEL MARQUÉS DE BRADOMÍN (5). VALLE-INCLÁN

Los pájaros cantores del amanecer no los sorprenden entrelazados al despertar sino ya vestidos, listos para emprender otra jornada de camino. La Niña Chole, la mirada invadida de la tristeza de los dioses antiguos, le indica a Bradomín que deben separarse para seguir viviendo. Padece la maldición bíblica de los orígenes; el pecado de los primeros padres y descendientes que los obligó a unirse y a reproducirse para así ser más sobre la tierra. Sólo el Santo Padre de Roma puede redimirla. Él ya la ha absuelto del abuso de su padre cuando era una adolescente de doce años; carga además con el peso de la muerte de un amante por intentar escapar de él.

Al episodio de amor en la celda del convento que acabamos de relatar, le sucede otro de muerte sobre más muerte. En la capilla del convento se honra el cadáver de cuerpo presente de una monja. El Marqués sale en defensa de Juan de Guzmán, un bandolero en busca y captura que escapa de los hombres de protección contratados para el viaje. Se pone de su lado porque representa el espíritu de los conquistadores audaces tanto de ciudades como de corazones de mujer. Valle-Inclán hace de Bradomín un héroe. De otra forma sería incomprensible que la mujer más bella perdiera por él la cabeza. Bradomín mata a dos. El dinero de la Niña Chole, que antes había matado al negro de los tiburones, le salva ahora de la ira de los compañeros de los caídos. Mientras, “lentamente se iba formando en torno a ellos un gran charco de sangre que corría por las junturas de las losas”.

Juan Guzmán sale de un baúl de la sacristía cuando el cura y Bradomín están celebrando con el vino de consagrar el haber salido con bien del azaroso suceso. Para Bradomín el aventurero es la viva representación de los conquistadores audaces que pasaron a la historia “saqueando ciudades, violando princesas y esclavizando emperadores”. Y la madre abadesa es admirable ya que supo ser su madrina sin dejar la virtud. En su caso, el habría sucumbido a la tentación del diablo porque el bandolero era hermoso como un hijo bastardo de César Borgia. Los don Juanes se juntan, unidos por el desprecio a la vida y la conquista del favor de las mujeres. El final ideal de un Don Juan es el arrepentimiento en el silencio de un monasterio como San Francisco de Sena (no debía estar muy ducho Valle en el santoral).



"La fragata hacíase a la vela por aprovechar el viento que corría a lo lejos, rizando un mar verde como mar de ensueño"


Regresan a la Dalila. Se hacen a la vela aprovechando el viento. La Niña Chole se marea y los marineros, a la sombra que deja el velamen sobre cubierta, dormitan a estribor y juegan. Valle-Inclán aborda la homosexualidad y el juego en dos capítulos consecutivos a bordo (nunca mejor dicho) de la Dalila. Un viejo tahúr se deja ganar de primeras para atraer a los jugadores, es la vieja argucia de los trileros. Matan las horas de tedio jugando a la carta más alta con unos jarochos que son padre e hijo. Se gana y se pierde. El rubio adolescente, que le robara la sonrisa de la Niña Chole en el episodio del tiburón, quiebra la banca y se lleva el dinero junto a su sonrisa como si fuera otro trofeo.


Bradomín reconoce la tentación. Alguna vez ha sentido deseos “de penetrar en el jardín de los amores perversos”; pero él, que ha apagado la sed en todas las fuentes y que ha reposado en el polvo de todos los caminos, confiesa: “Sólo dos cosas han permanecido siempre arcanas para mí: El amor de los efebos y la música de ese teutón que llaman Wagner”.

El autor demuestra sus conocimientos marineros en el Mar de las Antillas mezclados con “ráfagas venidas de las selvas vírgenes, tibias y acariciadoras como aliento de mujeres ardientes”: “Dos marineros subidos a la cofa de mesana, cantaban relingando el aparejo. Sonó el pito del contramaestre, orzó la fragata y el velamen flameó indeciso…” Y la visión de la costa con sus ciudades que sonríen como “criolla vestida con trapos de primavera”. Y los espesos bosques que sufren profunda herida penetrados por el río, blanquecino como la leche que no espeja el cielo, donde se difumina el recuerdo falso, amargo y embriagador de la Niña Chole a la sombra de la pirámide.

Una vez desembarcados se dirigen a un parador, acosados por una turba de mendigos. Se topan con los dos jarochos -padre e hijo- que tientan la suerte y despluman a unos charros derribados gallardamente, indios ensabanados como fantasmas, otros jarochos armados como infantes y algún lépero con su gallo de pelea completando de este modo su descripción costumbrista de tipos mejicanos.

El periodo forzoso de castidad le despierta el deseo. Los siete sacrificios copiosos del convento ya le parecen historia. Los renueva por otros siete como si fueran el recuerdo de la vacuna, uno por cada soneto de Aretino , (Irreproducibles ellos) gloria del Renacimiento, y uno más de regalo: el del centauro de dos cabezas con cuerpo de doncel repetido.

"puedo ser tu estacion y tu tren,
tu mal y tu bien,
tu pan y tu vino,
tu pecado, tu dios, tu asesino…
tu adios y tu “ven”,
tu manta y tu frio,
tu resaca, tu lunes, tu hastío…"
Joaquín Sabina




Este comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero

8 comentarios:

Myriam dijo...

¡wwwowww soy la primogénita dilecta en tu casa!

Bien, te voy a decir dos cosas que me gusta principalmente que hayas señalado en tu comentario:

La primera, la naturaleza abusiva de la relación del padre con la Niña Cholé, algo que le había sido impuesto y que ella no quería, pero de lo cual no podía escapar.

La segunda: la delicia náutica de Valle Inclán que entre aromas y calores tropicales, usaba tan bien los términos náuticos.

Un beso
(Y gracias por tu cariñoso comentario en mi casa, en la entrada por Josep Julián)

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Además de alabar tu comentario, veo que te has fijado en algo que me sorprendió también a mí: el conocimiento de Valle del lenguaje marítimo. Qué poco lo ha usado la literatura española.

Myriam dijo...

Pancho: please ¿me puedes enviar por correo el enlace de los sonetos? Gracias.

Abejita de la Vega dijo...

Ese río enamora,incluso te lo has aprendido de memoria.

El lenguaje náutico me recordó a Miguel Delibes, en "Madera de héroe" y en "El hereje". Pero Valle Inclán no sirvió en la Marina. Observaría en sus viajes...

Puse el enlace de los sonetos en mi entrada, después de algunas dudas; no me apetece que acudan a mi blog cierto tipo de internautas. A mí, personalmente,
esos versos ni fu ni fa.

El de Bradomín nunca gustó de los efebos,dice; pero el tema le atrae, dice algo así como que le gustaría que le hubiera gustado. En mi entrada anterior, puse de título "Sólo rosas de Venus" y traté el tema de la homosexualidad, no lo evité, no. Traté ampliamente ese tema en los comentarios sobre Esquivias...

Un aplauso por encontrar algo equivalente al Aretino, en Sabina: "puedo ser tu estación y tu tren".

La foto del agua, genial. Y la pobre Chole sintiéndose fatal...

Buen trabajo, un beso.

Ele Bergón dijo...

Parece ser que toda persona es bisexual. El querer traspasar la línea o no, eso ya depende de cada uno. Por eso no me extraña nada esta homoxesualidad de pensamiento del Marqués que para mi tiene todos los defectos y no me refiero en concreto a la homoxesualidad, si no más bien a su cobardía, su egoismo, su sadismo, su baja autostemia, su inseguridad y hasta su misoginia que también , como Don Juan, la tiene etc..

Ahora sí, reconozco que Valle es capaz de ahondar y llevarnos hasta los sentimientos más profundos y ocultos que transitan por el ser humano.

Besos

Luz

Paco Cuesta dijo...

Valle Inclán regala imágenes exóticas a través de la palabra.

Myriam dijo...

(No te preocupes por enviarme los Sonetos De Pietro Aretino, Panchín, ya los leí en el enlace de Abejita y hasta yo me ruboricé ¡Mamma mía que lenguaje más vulgar!)

Gelu dijo...

Buenas noches, pancho:

Volveré a esta entrada. Tanto tu texto como los comentarios, dan para mucho.
¡Y la canción de Sabina!

Abrazos.

P.D.: ¿De dónde es el paisaje que se ve por el ojo de buey de la fotografía?.