jueves, 18 de noviembre de 2010

La Reforma de Lutero, lección de historia.



MIGUEL DELIBES. "EL HEREJE"

PRELUDIO

La muerte de don Quijote nos ha dejado huérfanos y desocupados, sin saber qué hacer para llenar las horas que antes dedicábamos a su lectura y comentario. Como no es bueno mantener tanta ociosidad, me he enfrascado con la lectura de El Hereje de Miguel Delibes. De Miguel a Miguel pasamos sin solución de continuidad. No habrá nombre propio que se repita con tanta calidad como éste en la historia de la literatura. Así a bote pronto me salen además de los referidos Miguel de Cervantes y Miguel Delibes; Miguel de Unamuno, Miguel Hernández , Miguel Miura y Miguel Ángel Asturias. No nos desplazamos tanto, seguimos con este Miguel tan cercano y pucelano, aprovechando el impulso y la inercia cervantina.

Haré el resumen al ritmo aprendido de un capítulo por semana, de momento los jueves, como si del Quijote de la Acequia se tratara. Si los vientos son propicios, la lectura matará dos pájaros de un tiro. Por un lado, llenar el hueco de lectura que deja el hidalgo con su final con más lectura, y un pequeño homenaje al novelista que nos dejó hace unos meses y cuya ruta musealizada tenemos previsto visitar en el mes de abril con los alumnos que quieran acompañarnos por las orillas del Pisuerga.


 
Mapa escaneado del libro. Alrededores de Valladolid.

Ni que decir tiene que todo el mundo está invitado a la lectura del Hereje y a participar de la manera que estime más oportuna.

Miguel Delibes publicó El Hereje en 1998. La portada de mi edición, vigésima de febrero de 2001, presenta el lienzo de Georges de la Tour titulado Fragmento de “El Recién Nacido”. El niño sujetado por los brazos de la madre, envuelto en una especie de gasas que lo tienen como si estuviera embalsamado, de la misma forma que se pueden ver las momias egipcias en los museos, las cuatro extremidades presas, los bracitos inmóviles. Dicen que era normal tener a los niños fajados de esa forma para evitar enfriamientos y enfermedades hasta los seis meses.



 
"Dos charrúas empujaban la nave contra el atracadero mientras cuatro marineros arrojaban por el costado las defensas al tiempo que desaparecían los remos de babor"

Galeaza

Una dedicatoria “A Valladolid, mi ciudad”; un mapa de los alrededores con los principales núcleos urbanos; un plano de la ciudad de 1600 y una cita del anterior pontífice Juan Pablo II, de 1994, dirigiéndose a los cardenales en la que, entre otras cosas, aconseja que la iglesia “revise por propia iniciativa los aspectos oscuros de su historia” nos llevan sin más preámbulos al Preludio. Y nos adentra en la mar. A bordo de una galeaza, de nombre “El Hamburg”, pequeño barco de carga con cincuenta y dos marineros en el momento en el que se hace a la mar en algún puerto del Norte de Europa. Estamos en octubre de 1557.




 
Melanchton

El capitán Berger aprovecha el buen tiempo para instalar dos tiendas de toldilla en las cuadernas, hábiles para transportar a cuatro posibles pasajeros por un “módico estipendio”. Cipriano Salcedo es uno de los pasajeros del carguero. Regresa a Valladolid tras unos meses de estancia en Alemania. Viaja con una carga comprometida. Un pequeño fardo de diecinueve libros es la causa de su desasosiego. Los nombres de los autores: Lutero, Melanchton, Erasmo… y biblias protestantes de distinta procedencia eran objeto de rígida censura, persecución y piras atizadas por el papel de la herejía en las plazas de los pueblos de España.


Juan Calvino


El sevillano, Isidoro Tellería, calvinista convencido, fuma tabaco recién llegado de América a la ciudad del Guadalquivir. Su ritmo vital no se acompasa con el vaivén del barco. Completa el cupo de pasajeros de excepción en el regreso a España del “Dante Alighieri”, cambio de nombre normal en la época para evitar encontronazos en tiempos convulsos en Europa, en países contrarios a la reforma luterana.

En efecto, el preludio narra la travesía desde el embarque en un puerto indeterminado del Norte de Europa hasta Laredo, lugar donde se apea Cipriano Salcedo. Pensaba que a bordo ya podría dormir tranquilo, tras las precauciones de su estancia en Alemania. Sometido a una discreta vigilancia. Regresa con la íntima satisfacción del deber cumplido, los encargos del doctor Cazalla satisfechos. Conversaciones en el camarote del capitán Berger llenan las tediosas horas de vaivén y acompañan los crujidos rítmicos de las cuadernas del carguero. A la mesa, en el camarote del capitán, Cipriano Salcedo confiesa que los motivos de su viaje son recabar información directa de la situación de la Reforma, a través de una entrevista con Philipp Melanchton y adquirir libros prohibidos en España.

Berger era un viejo conocido del doctor Cazalla al que había conocido en Alemania cuando éste era un exasperado erasmista. El vino de Burdeos que llevan a bordo desata las lenguas. Hablan del pasado; de doña Leonor de Vivero, madre del doctor a la que enterraron en San Benito en un funeral no exento de protestas. Fue un continuo apoyo para su hijo en los primeros momentos. El capitán Berger llegó a asistir a un conventículo presidido por el doctor y su madre, doña Leonor. El doctor tenía un hermano, párroco de Pedrosa, amante de la música como su madre.

En el curso de la conversación surge el nombre de Carlos de Seso, personaje culto y figura esencial de los albores del luteranismo castellano. Había asistido al Concilio de Trento acompañando al obispo de Calahorra – completa el capitán Berger-.



 
Quema de libros por la Inquisisción

Cipriano Salcedo cuenta que salió de Valladolid el trece de abril, tras meses de aislamiento, a instancias del doctor. Viajó hasta Alemania en diferentes medios de transporte, adoptando todo tipo de precauciones: el Santo Oficio acababa de prohibir los viajes al extranjero a clérigos e intelectuales. Recorrió ciudades como: Hamburgo, Eisleben, Erfurt y Wittenberg, ciudad de gran actividad editorial. Aquí comprendió por qué Lutero era un hijo de la imprenta; todos los tipógrafos, sus amigos. También en Wittenberg entra en contacto con Pasional que cuenta entre sus páginas con las groseras ilustraciones en las que el Papa es un asno defecado por el diablo, algo que para el castellano no es Reforma. En el fondo, operan contra ella porque provoca reacciones violentas del lado opuesto; como las burlas de los papistas contra los libros de la Reforma y vida privada de Lutero. Para CS, Lutero debe ser responsable de los ultrajes cometidos por sus seguidores. El grupo de Valladolid ha adoptado la doctrina de la justificación por la fe, que es lo esencial: “El sacrificio de Cristo tiene más valor para redimirme que mis buenas obras”.
 
En Alemania Lutero sale victorioso de varios intentos de Reforma como “Los profetas de Zwickau” que aspiraban a una liberación por la religión. La supresión de todos los privilegios señoriales. Abogan por un parlamento obrero y campesino. La consecuencia es una guerra con más de cien mil muertos. Thomas Müntzer es derrotado en Frankenhausen. Lutero amaba la justicia, pero detestaba la algarada.

Los Anapbatistas, que asustaban a las gentes con sus amenazas del limbo, eran un grupo idealista y anarquista que pretendía suprimir el estado, la iglesia, los sacramentos y la propiedad privada. Los católicos y protestantes luteranos unidos los derrotaron en Münster.


 
 
Lutero en Worms

Todas las vicisitudes citadas llevan a la entrevista con Melanchton, que le confiesa su devoción por su maestro, Lutero, fiel esposo. El alemán se mostró interesado por los grupos protestantes españoles y sus diferencias con Lutero en las Dietas de Worms y Spira. En este momento Roma y la Reforma estuvieron a un tris de entenderse; pero al final , ni Lutero ni los príncipes aceptaron las propuestas .

Los luteranos crean un cuerpo teórico dogmático. Editan dos catecismos. Como sustitución de los sacramentos católicos, constituyen las bendiciones: nupcial y bautismal. El luteranismo falló en hacer de la Iglesia un ente invisible; Calvino desbordó a Lutero en este aspecto. Tellería rompe su silencio para decir: “Lutero creó una Iglesia en el aire; Calvino ha sido más práctico”. “Salí luterano de Sevilla y regreso calvinista”. Comenta que viene de Ginebra, cuna de Calvinismo, y que vio cómo sus clérigos han partido para catequizar Francia, Escocia y los Países Bajos.
CS tiene un taller de confección en la judería de Valladolid y propiedades en Pedrosa. Recuerda el temor a que la Inquisición conozca el conventículo al que pertenece. Le desazonan Cristobal Padilla y su torpe proselitismo en Toro y Zamora. La secta supone para CS una fraternidad que, con el acogimiento que le dispensa, le libera de su fracaso matrimonial. A pesar de que algún miembro del conventículo no genera confianza, el grupo reunido es de un alto nivel intelectual.

Le inquieta que Vicente no le espere en Laredo al llegar y las posibles nuevas normas del Santo Oficio sobre circulación de libros prohibidos. La conversación se desliza hacia el recuento de las diferentes requisas de libros peligrosos escondidos en los barcos recién atracados y las consecuentes piras gigantescas para entusiasmo del pueblo analfabeto.

La Inquisición se ha hecho más intolerante. Ahora exige a los confesores que los penitentes delaten los poseedores de libros. Tanto celo conduce a la prohibición de traducciones de la biblia. Se valora el analfabetismo como prueba de cristiano viejo. De ausencia de contaminación libresca.

El barco arriba al puerto de Laredo donde Vicente, su criado, lo espera con dos caballos y una mula. No hay moros en la costa, de momento.



 
Costa y puerto de Laredo.

Foto de Dino-vor-Plakat en Colonia


Este comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.

 

14 comentarios:

Paco Cuesta dijo...

A partir de la llegada a Laredo el lector asiste a verdadero derroche de buen hacer por parte de Miguel Delibes.
Saludos

Merche Pallarés dijo...

Interesante embarcarnos en este libro, Pancho. El reflejo de esa época tan convulsa entre el auge del luteranismo y el calvinismo enfrentándose al poder de la iglesia que ya sabemos que en España no cundió, como sí lo hizo en el norte de Europa, puede ser fascinante. Me apunto. No creo que tenga ese libro de Delibes (lo buscaré)y si no, lo conseguiré. Besotes, M.

Abejita de la Vega dijo...

Excelene trabajo el tuyo en torno a "El hereje" de Miguel Delibes. ¡Qué cuadro tan bello el de la portada! La luz del cirio, la expresión serena de la madre y el recién nacido momia, pobre.
Leí esa novela, sabiendo que era el canto del cisne de un Delibes ya muy mayor que quiere dar en este libro un compendio de toda su obra. Aquí están todos los temas de Delibes, es una especie de enciclopedia del vallisoletano. la niñez, el padre, la madre, la amistad, el amor, la libertad de conciencia, la Naturaleza, la tata rural, la caza, la fe religiosa, la intolerancia,...todo.

Se sube este gran Miguel al carro de la novela histórica, pero con dignidad y una buena documentación en la maleta.


Un abrazo, nos vemos.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

¡Qué buena idea! A Paco Cuesta le va a encantar, por algo que tendrá que contarte él.
Sé mucho de la génesis de este libro: de las razones, de los apoyos de todo tipo que tuvo Delibes al elaborarlo, de sus virtudes -la mayoría- y de sus defectos -que los tiene-, del amor del autor por la ciudad que le vio nacer, del amor por el libre pensamiento -una clave del libro y una clave de la vida de Delibes-, etc. Es, sin duda, una buena aventura. Si vienes por Valladolid, además, puedes hacer la ruta de El Hereje, muy interesante.
En la comida quijotesca os anunciaré los nuevos planes de lectura.

Antonio Aguilera dijo...

Buena idea Pancho para no mantenerse ocioso-pecaminoso.

Me aburrió un poco el primer capítulo del Hereje por tantos datos náuticos que da don Miguel. Aprendidos, creo, porque este buen novelista hizo el "servicio militar" de voluntario en La Marina.

Por otra parte, el canto a la libertad de conciencia que supone el libro es maravilloso.

Te iré comentando siempre que tenga un clarillo.

Un abrazo

pancho dijo...

Paco: No vamos a desvelar la trama de la novela, pero este comienzo es de lo mejor que he leído últimamente.

Merche: No es un tema abundante en la literatura española, al menos que yo tenga noticias. Bienvenida a la lectura.

Abejita: Así es, el comienzo es una auténtica lección de historia europea del S XVI.

Pedro: Seguro que de tu paisano hay pocas cosas que se te escapen. Estaremos atentos a todo lo que nos quieras contar. Es un lujo y un privilegio. También estaremos atentos a tus propuestas postquijotescas.

Aguilera: Cuando iba leyendo los términos marineros me acordaba de las réplicas de los barcos de Colón ancladas en Palos. Me parecieron como cáscaras de nueces, pequeñas para cruzar con ellos el Atlántico.

Encantado de tener un comentador tan competente.

Un abrazo a todos y gracias por vuestra visita y comentarios.

Asun dijo...

Pues como es un libro que tampoco he leído, creo que me apuntaré a la aventura. A ver si la semana que viene me hago con un ejemplar.

No recuerdo en qué reportaje vi que envolvían así a los recién nacidos, y si mal no recuerdo decían que era porque les calmaba. No sé si estará fundamentado en algo o no, pero sé que me llamó mucho la atención, porque mas bien parece que tiene que ser todo lo contrario.

Besos

pancho dijo...

Asun: Ahí nos encontraremos entonces.

En un primer momento pensé que la madre tenía en brazos el niño muerto, pero la cara no es de eso. Después vi en Internet que era común en la época.

Un abrazo y gracias por tu visita.

Myriam dijo...

Gracias Pancho, ahora que voy a España me compro el libro.

Un abrazo

pancho dijo...

Myr: Aquí nos vemos, con el libro bajo el brazo y un buen abrigo.

Un abrazo.

Teresa dijo...

Buenas noches Pancho. No sé si es por la hora que es o por mi nuevo catarrazo pero me he perdido con las luchas de unos y de otros y el Pope siempre en medio. Me ha parecido que se interpolaban trozos de relato con párrafos de la novela y me he perdido. Me vendría bien leerlo porque lo desconozco, quizás me apunte.

¿Qué tal queda Miguel Teresa?
Y ¿Miguel Bipolar?

:D

Amortajar al bebé... ¡Qué horror! ¿Te imaginas?

Teresa dijo...

Quería decir:
que se interpolaban "pedazos" de Historia con párrafos de la novela.

Atchús!

Anónimo dijo...

Buenos días, pancho:

¡Y ya estamos a jueves!.

Leeré todo lo que publiques de tu lectura del libro de Miguel Delibes, y los comentarios que seguro que surgirán. No lo leí, en su día. Soy así de maniática, a pesar de haber leído, creo, casi todas sus novelas.

No había visto el cuadro de Georges de la Tour al completo, que en la fotografía se ve precioso. En la portada del libro, sólo hay el detalle de la joven madre con el niño durmiendo plácidamente en sus brazos, como todos los bebés que se encuentran a gusto, a pesar de los 'fajeros' que le habían puesto a éste recién nacido, siguiendo las costumbres del momento y los consejos de la abuela inseparable.

Estupendas todas las ilustraciones que aportas.

Saludos. Gelu

pancho dijo...

Bipolar: Los escritores reciben los premios y reconocimientos cuando ya están con un pie en la sepultura, salvo casos excepcionales; de manera que mejor que tarden en llegar. A ti te queda mucho y nosotros que lo veamos.

Gelu: De Delibes he leído varios, pero hacía mucho que no había vuelto a leer nada suyo. Por lo que voy leyendo creo que en éste hay como un resumen de todas sus aportaciones anteriores. Todo su magisterio en su obra final.

Encantado que sigas los resúmenes, que tienen también un fin académico, para que los alumnos que lo quieran puedan leer algo sobre la excursión que tenemos planeada en el mes de abril. Algunos ya me han dicho que lo están leyendo. Asimismo, trabajaremos algunos textos de la obra.

Gracias por vuestra visita y comentario.