Capítulo XLVII
Antes de que la expedición se ponga en marcha, sucede una conversación de DQ con su escudero, donde aquel se extraña de la lentitud que él augura en su traslado forzoso en una carreta de bueyes. Sin embargo, es esa lentitud de la que DQ se queja, la que permite el curso de teoría literaria más sólido de lo que llevamos de obra; a la altura, al menos, del episodio de la quema de libros.
Ni siquiera un esquema tan rígido y anacrónico – o precisamente por ello mismo - como el de las Novelas de Caballería se libra de su propio conflicto generacional. Argumenta el hidalgo, que el ritmo lento que promete una yunta de bueyes, contrasta con lo que él ha leído sobre el trasporte de los héroes en los libros que le trastornaron. Sigue el autor tratando de desentrañar los líos de la mente del hidalgo.
Sancho, que no se la dan con queso, sabe que los disfrazados no son fantasmas ni visajes: hay uno que huele a ámbar a la legua. DQ atribuye al encantamiento del lugar el tracamudeo de olores.
Al tanto de las sospechas de S, los disfrazados Cardenio y D Fernando ordenan al ventero que ensille los animales de nuestros protagonistas. Se dan cuenta que el escudero no está tan quijotizado como parece. Seguidamente, la expedición se pone en marcha.
No falta de nada en la descripción tan minuciosa que C nos regala de los preparativos de la procesión. El cura – de nuevo el cura – toma la iniciativa de la organización. Hasta los cuadrilleros (pagados), con sus escopetas, toman parte del cortejo, durante una parte del camino. Las señoras de la venta hacen bien su papel en la emotiva despedida. El cura recibe del ventero como presente un manuscrito de Rinconete y Cortadillo. Lo había encontrado en un “aforro” de la misma maleta donde halló El Curioso Impertinente. Como un nazareno pidiendo compasión nos dibuja a DQ: “iba sentado en la jaula, las manos atadas, tendidos los pies, y arrimado a las verjas, con tanto silencio y tanta paciencia como si no fuera hombre de carne, sino estatua de piedra.”
“Llegaron los diligentes a los perezosos”: al ritmo mortecino de los bueyes llegaron unos que iban a ritmo de mula de canónigo, que en lugar de adelantarles se adaptan también al ritmo lento. Con el que dirige la marcha, pega la hebra DQ, al ser leído en Libros de Caballería. Con él puede explayarse el Hidalgo al tener conocimientos de encantamientos y ser capaz de entender que él es un Caballero Andante, con la suficiente categoría para ser modelo de los venideros, que nunca han de faltar.
Da su versión el cura que corrobora lo dicho por el hidalgo de ir encantado en la carreta “por la mala intención de aquellos a quien la virtud enfada y la valentía enoja”.
Concluye el capítulo con la lección de literatura ya citada anteriormente. El Canónigo de Toledo afirma que los Libros de Caballería son perjudiciales para la república, todos le parecen iguales por lo que no ha terminado ninguno, aunque los empezara todos. Los menosprecia, ubicándolos en el escalón más bajo de la calidad literaria: “Son cuentos disparatados que atienden solamente a deleitar y no a enseñar.” El cura apostilla que él encuentra de positivo que son el soporte que permite al autor describir toda clase de sucesos que le acontecen a personajes de muy distinta condición; sin embargo, los estereotipos que presentan han servido para ilustrar mucha literatura de tono menor, de serie b: Los príncipes son siempre corteses, valerosos; los caballeros cristianos, valientes; las damas hermosas, discretas. La astucia pertenece a Ulises y el valor a César. Todo esto aplicado con ingenio e invención puede ser capaz de enseñar deleitando, con la mezcla de los géneros épico, lírico, trágico y cómico; de todo hay en los Libros de Caballería.
A pesar de que el análisis de los prelados nos pueda parecer simple y maniqueo, no podemos perder de vista que con estos mismos mimbres se ha construido mucha literatura. Muchas veces la más leída, la pena es que haya sido la única para mucha gente. Tampoco deberíamos rechazarla, pues ha significado para otros tantos la introducción en un tipo de lecturas de más calado. Estoy pensando en los comics, novelas del oeste, novelas de romance etc…
Este comentario al capítulo 47 del Quijote 1ª parte, pertenece al grupo de lectura que coordina y dirige desde La Acequia, Pedro Ojeda Escudero. Ya ha sido publicado en la misma con anterioridad.
6 comentarios:
me encanta el Quijote, creo que es con el libro que mas me he reido en toda mi vida. Enhorabuena a la Acequia.
Un beso quijotesco
Genial tu comentario, querido Pancho... poco más que decir.
Besos y feliz fin de semana
Magnífico comentario, en el que te fijas en todos los incidentes esenciales del capítulo. Me gusta mucho la atención que le has prestado a Sancho y al componente teórico. Excelente.
Qué te voy a decir que no te haya dicho ya... Me ha gustado mucho el dibujo. Besotes, M.
Hola Pancho, ya llegare, ya llegare, hoy estoy a la distancia justa de 20 capitulos.
Un abrazo
Aunque el blog aún no se haya hecho merecedor de las vacaciones; no ha tenido todavía el desgaste de la permanencia en el tiempo, por ser joven. Ahora toca marcharse unos días por ahí y alejarse de todos vosotros y de las pantallas: al menos de las pequeñas de ordenador. Sólo desde el punto de vista internético: seguro que físicamente estaremos más cerca. En fin, muchas gracias por vuestras palabras, que son las que más animan a seguir con el comentario semanal y que paséis unos días felices en compañía de todos vuestros seres más queridos.
Haré el comentario semanal del capítulo,a bolígrafo, pero no sé si podré subirlo en algún sitio. Un abrazo a todos.
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