Portada del periódico Ahora del trece de Julio de 1936. Asesinatos del teniente Castillo y Calvo Sotelo
INQUIETUD EN EL PARAÍSO.
OSCAR ESQUIVIAS
II – EN LA COMANDANCIA DE LA DIVISIÓN
La trama de este capítulo gira alrededor del capitán Paisán, secretario del gobernador militar. Los hechos tienen lugar la misma noche de la conferencia de don Cosme en el teatro Principal. Son continuación de los narrados allí anteriormente. La nómina de personajes se amplía. Rodrigo y don Agustín Garrús que repiten, le dan coherencia y ligazón al relato. La trama se articula en torno a tres escenarios distintos: la comandancia militar, las calles de Burgos y la mancebía del barrio de la Alteza. En Madrid se ha entrado en una espiral de violencia de la que ya no será posible salir, a pesar del llamamiento a la cordura de muchos ; al asesinato del teniente Castillo por la extrema derecha el día doce de Julio, se responde al día siguiente con el de Calvo Sotelo por otros pistoleros afines al primero. Cuando corre la sangre de los políticos está muy cerca la de cualquiera.
En efecto, la misma noche del secuestro y asesinato de Calvo Sotelo en Madrid y de la conferencia de don Cosme Herrera, tiene lugar una reunión de militares de alta graduación en la comandancia de la VI División Orgánica. Su jefe, el general catalán, Domingo Batet, se ve sometido a una prueba de estrés en su despacho donde la atmósfera densa del humo de los cigarros y el silencio espeso se conjuntan para que se masque la tensión del momento. Los conjurados querían saber su respuesta ante un caso de incomunicación absoluta con Madrid y Pamplona. Las virtudes de recto militar y lealtad a sus superiores quedaron reafirmadas aquella noche, lo que constituía un estorbo para las intenciones golpistas de la reunión.
Esa noche Rodrigo tenía permiso para regresar al seminario hasta las doce y las apuró; primero, ayudando a llegar a casa al poeta don Eduardo Ontañón cuya inspiración salía del culo de los vasos y más tarde; con la rara y oscura atracción que tenía el “Paseo de los Chicos”.
El capitán Paisán pasea por otro Burgos, el marginal de los bajos fondos, que nos imaginamos a través de la magistral descripción del ambiente nocturno de los perdedores: “Pero allí dormían, como gusanos beodos envueltos en harapos, perseverando en su naturaleza degradada.” El empuje de una erección en la entrepierna le lleva a La Alteza, a casa de Conchitón. En el camino se encuentra a Agustín Garrús que también va al mismo sitio. Le cuenta que don Cosme le ha asignado un lugar de honor en su viaje de locura al más allá, gracias a su ofrecimiento de patrocinio. Afirma que su atracción por la casa de lenocinio no va más allá que su interés de filólogo, empeñado en conocer las expresiones nuevas que surgen en los lupanares poblados por gentes de mal vivir.
"Aquella era una "casa fina" y se daban cita en sus salones muchos caballeros importantes de la ciudad".
La última parte del capítulo y de la estancia del capitán Paisán en el local es un intento del autor por descifrar qué bulle en la conciencia de alguien que va a provocar la muerte a mansalva. La dueña le acusa de que su interés por las mujeres no pasa de un vaciado de testículos. En contra de su sensación de rectitud, se siente satisfecho de que sea capaz de llevar una doble vida. Está seguro de que ni Domingo Batet ni su ayudante, el coronel Herrero Company, sospechan de que él se encuentra entre los conspiradores golpistas. El capitán niega a Conchitón que los militares estén organizando algo gordo. El capitán Mingo le comunica que han asesinado a Calvo Sotelo en Madrid y le da instrucciones para que se reúna con el Gobernador Militar, general González Lara, al día siguiente.
En efecto, la misma noche del secuestro y asesinato de Calvo Sotelo en Madrid y de la conferencia de don Cosme Herrera, tiene lugar una reunión de militares de alta graduación en la comandancia de la VI División Orgánica. Su jefe, el general catalán, Domingo Batet, se ve sometido a una prueba de estrés en su despacho donde la atmósfera densa del humo de los cigarros y el silencio espeso se conjuntan para que se masque la tensión del momento. Los conjurados querían saber su respuesta ante un caso de incomunicación absoluta con Madrid y Pamplona. Las virtudes de recto militar y lealtad a sus superiores quedaron reafirmadas aquella noche, lo que constituía un estorbo para las intenciones golpistas de la reunión.
Esa noche Rodrigo tenía permiso para regresar al seminario hasta las doce y las apuró; primero, ayudando a llegar a casa al poeta don Eduardo Ontañón cuya inspiración salía del culo de los vasos y más tarde; con la rara y oscura atracción que tenía el “Paseo de los Chicos”.
El capitán Paisán pasea por otro Burgos, el marginal de los bajos fondos, que nos imaginamos a través de la magistral descripción del ambiente nocturno de los perdedores: “Pero allí dormían, como gusanos beodos envueltos en harapos, perseverando en su naturaleza degradada.” El empuje de una erección en la entrepierna le lleva a La Alteza, a casa de Conchitón. En el camino se encuentra a Agustín Garrús que también va al mismo sitio. Le cuenta que don Cosme le ha asignado un lugar de honor en su viaje de locura al más allá, gracias a su ofrecimiento de patrocinio. Afirma que su atracción por la casa de lenocinio no va más allá que su interés de filólogo, empeñado en conocer las expresiones nuevas que surgen en los lupanares poblados por gentes de mal vivir.
"Aquella era una "casa fina" y se daban cita en sus salones muchos caballeros importantes de la ciudad".
La última parte del capítulo y de la estancia del capitán Paisán en el local es un intento del autor por descifrar qué bulle en la conciencia de alguien que va a provocar la muerte a mansalva. La dueña le acusa de que su interés por las mujeres no pasa de un vaciado de testículos. En contra de su sensación de rectitud, se siente satisfecho de que sea capaz de llevar una doble vida. Está seguro de que ni Domingo Batet ni su ayudante, el coronel Herrero Company, sospechan de que él se encuentra entre los conspiradores golpistas. El capitán niega a Conchitón que los militares estén organizando algo gordo. El capitán Mingo le comunica que han asesinado a Calvo Sotelo en Madrid y le da instrucciones para que se reúna con el Gobernador Militar, general González Lara, al día siguiente.
8 comentarios:
Este segundo capítulo con los militares traidores no me ha gustado nada. Pobre Batet tan noble y leal y los cabroncillos González Lara, Paisán y resto elucubrando como sabandijas la rebelión detrás de sus espaldas... ¡Excelente esa canción de Sabina! Muy bien traida referente al "salón" de Conchitón... Besotes, M.
Estás muy musical últimamente, y siempre con mucho tino. Además eres un alumno muy aplicado, buscando imágenes, información sobre los personajes... A mi justo me da el tiempo para leer el libro, y eso que estaba de vacaciones. A partir de ahora me tendré que aprender a dosificar mejor.
Besos
Qué panorama cortesano-militar nos presenta Esquivias: la cosa irá a más, sobre todo en el segundo volumen.
Excelente.
La doble vida es muy frecuente en los estamentos militares.Obedecen por definición.
Buenas noches, pancho:
Es la primera vez que freno la curiosidad de leer un libro, leyendo primero todos los comentarios que encuentro al paso.
Muy bien elegida la canción de Sabina.
Te hubiera puesto el enlace con la versión de 'Soy rebelde' de Albert Plá, de Airbag, pero me he autocensurado.
Saludos.
Analizar lo del capitán Paisán y las mujeres tendría para todo un libro, me llamó mucho la atención, aunque supongo que personalidades así eran frecuentes en aquella época represiva.
Genial el resumen y todo lo demás.
biquiños.
Batet era una perla en el estercolero. Aquel nido de golpistas, la Comandancia...Desde mi aula, que está enfrente, pregunto a sus muros rojizos ¿Por qué tanta sinrazón?
El arrabal de San Esteban, donde estaba la "casa fina", también tendría mucho que contarnos.
Estupendo Sabina
un abrazo
Gracias al enlace que has puesto sobre el Teniente Castillo he podido informarme de la vida de este casi paisano mio; pues nació en Alcalá la Real que está a 25 KM de Priego (aunque pertenece a Jaen).
Me ha gustado la biografía de este personaje.
Como bien dices, los hechos se desarrollan al unísono en el Teatro, en Capitanía y en el putiferio; lugar este último por donde desfilan gentes de una u otra ideología: aunque supongo que si los honorarios eran elevados los de más ingresos tienen preferencia.
Pobre Batet, todos le engañan diciéndole que son adeptos y respetuosos con la República.
Te mandé un mail ayer, no sé si lo viste.
Me sorprende agradablemente tu capacidad de trabajo, felicidades.
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