lunes, 21 de septiembre de 2009

Tierra de toros




Pasamos el artículo del periódico de papel a una pantalla y lo subimos al blog, que para eso lo tenemos. De esta forma tan sencilla hacemos la transformación de algo que podemos palpar, manipular y dimensionar, que pertenece al pasado, a otro soporte que sólo a los más imaginativos se les hubiera ocurrido hace una veintena de años. Se hablaba aquí de cómo conjugar las tradiciones con este mundo globalizado de la comunicación e información.

Acudíamos el otro día a los toros, Carlos (mi hijo pequeño) y yo. Solemos ir un par de días a la plaza cada año, ellos eligen las corridas. Como Mario, el hijo mayor, está de becario en la Gaceta Regional, nos dedicó uno de los reportajes que hace todos los días de feria. Como veis no fue casualidad, sino influencias del todo queda en casa: la familia protagonista en un artículo de tono menor. 
Sé que es muy difícil defender una actividad cuando por medio anda el maltrato a los animales y se hace espectáculo de su muerte. No me corresponde a mí ni defender ni criticar algo que yo no inventé ni ayudé a instalarse y que estoy seguro de que a la larga desaparecerá como desaparecieron las luchas de gladiadores y los duelos, se prohibieron las peleas de perros o las carreras de gallos. Sin embargo, creo que corre más prisa acabar con las lapidaciones, sillas eléctricas, atropellos de trenes en pasos a nivel sin guarda, ablaciones de clítoris o la caza del oso en Los Cárpatos. Todo por orden y a su debido tiempo llegará, o no. Los toros son del pueblo, y será el pueblo soberano quien los suprima cuando  ya no le interesen. Y de momento siguen interesando. 





El ritual del paseillo en La Glorieta.

De una corrida impresiona la seriedad del mundo del toro. Nada es broma en el ruedo. Se respira la soledad del maestro que se enfrenta a un animal enorme, bien armado y acosado, sólo arena, peligro, valor y emoción en el albero. La liturgia del paseíllo y la huella de los caballos sobre la arena, el impresionante silencio de los tendidos al comenzar la faena y a la hora de la suerte suprema. La explosión de júbilo, los pelos como escarpias y la piel de gallina tras una serie de naturales interpretados con pureza y verdad en la soledad de la boca de riego. 
En este Oeste, en vías de sacudirse la modorra, el endémico atraso que nos acompaña: al menos últimamente comprobamos cómo los vaqueros ya no llegan en caravanas sino por rápidas autovías, el toro bravo vive en amplias dehesas de encinas, como no lo hace ningún animal, a cuerpo de rey. Ha contribuido a preservar un entorno natural de belleza envidiada por muchos de los que piden su eliminación. La prohibición de las corridas de toros conllevaría la desaparición del animal, por antieconómico y de gran parte del hábitat donde se cría... En fin, la alternativa sería bastante peor en muchos aspectos. 

Dejémoslo aquí pues de este controvertido tema podríamos estar escribiendo toda la noche. Ya he escrito demasiado cuando lo único que pretendía era dar alguna explicación del artículo de prensa que encabeza esta entrada.



10 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

Tema muy peliagudo éste, sí. Recuerdo ir a los toros cuando llegué a Madrid en los '60, como una guiri cualquiera... y nunca me gustaron los picadores. No los soporto. Hoy has escrito un post MUY polémico... Besotes, M.

Myriam dijo...

Sinceramente de las corridas de Toros, lo único que me encanta son los Pasos Dobles. Lo demas, tolerable sólo cuando indultan al toro... o sea, in-----

Besos
PD He visto una in situ en mi vida.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Como muchos, tengo un sentimiento lleno de contradicciones y he pasado, en mi vida, por diferentes posturas ante las corridas de toros. Hoy aprecio cosas y no me gustan otras. Ojala fuera cierto lo que comentas, que todo es serio en el mundo de los toros: hay demasiadas cosas que no lo son a su alrededor.
He de reconocer que hoy sería capaz de sentarme en una plaza de toros para ver una corrida, pero no con los mismos ojos que tenía de niño, cuando iba con mi padre.

pancho dijo...

Merche: El homo sapiens es más bestia que cualquier animal en su relación con los sometidos. Dice Ángel González algo así como: "A toda bestia que pretenda perfeccionarse como tal... que observe al homo sapiens y que aprenda".

Myr: El indulto ocurre muy rara vez. Sólo cuando se trata de un animal de bravura excepcional. No es otra cosa que nobleza y sometimiento supremo. El peligro se destesta en ese mundillo.

pancho dijo...

Pedro: Me quedo con lo que observo de liturgia y ritual. Todavía emociona ver cómo le tiemblan las manos al subalterno al elegir el lote que va a torear el maestro por la tarde. Muchas veces de ello depende el pan de sus hijos.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Siempre deteste las corridas de toros, nunca me gustó le sufrimiento del animal desde que sale del cajón, pasa por el callejón y ya lo punzan...banderillen, pnzan con lanza y estoques...y a dar gracias si el torero está acertado y lo mata a la primera... como te digo amigo nunca me gustaron...las critiqué antes que todos eso estúpidos antitaurinos... pero esto es como todas las prohibiciones... respeto la tradición y la costumbre, aunque con mi dinero no se van a pagar esos festejos...

Pienso como tu hay problemas más acuciqantes en el mundo y en España que los propios toros... un abrazo

pancho dijo...

Tucci: Siempre ha sido así. A nadie obligan a ir a los toros. A nadie se le prohíbe declararse en contra de la fiesta. Si a un país que camina, con paso firme, a los cinco millones de parados, le añadimos la ruina de otro sector: otro problema más acumulado. Además, si realmente quieren acabar con ella, lo primero que tienen que articular es la supresión de las subvenciones europeas. Sin ellas la gran mayoría de los ganaderos de bravo tendrían que dedicarse a otra cosa. No es por dar ideas...

Antonio Aguilera dijo...

Yo irìa a ver una corrida de toros siempre que el Homo Sapiens se enfrentara al toro en sus mismas condiciones: desnudo y sin armas.
Y no deba de morir el toro, con orgìa de sangre, por estar en condiciones inferiores.

Me gustò mucho una frase de Manuel Vicent: "El toreo es al arte, lo que el canivalismo a la gastronomìa".

La concesiòn de una medalla por parte del Ministerio de Cultura a un torero, es sencillamente inaceptable y ridìculo. Vaya con el poeta ministro.

De acuerdo, que por orden de preferencias, hay cosas màs graves que abordar. Pero no vayamos a caer en eso de ...."mal de muchos consuelo de tontos".

Nos vemos luego màs arriba con don Quijote.

pancho dijo...

Aguilera: Eso sería como Don Quijote contra los leones con la espada oxidada.

Me desarma la frase de Vicent: brillante. El problema es que el homo sapiens es el mayor depredador. Este capo de la creación por donde llega arrasa. Fijate en ballenas exterminadas, focas indefensas matadas a garrotazos, hasta el mimoso, agradable y comunicativo delfín que casi habla, perseguido con saña. No hay animal sometido que se escape a su control, ni las apestosas mofetas, que por eso mismo son denostadas. Somos como el gran hermano orwelliano.

En fin, tema complejo y controvertido.

Un abrazo y buen recorrido quijotesco.

Merche Pallarés dijo...

Ay, Pancho, no hables de las focas que me siento muy culpable... Besotes, M.