martes, 28 de febrero de 2017

A sangre y fuego. Manuel Chaves Nogales. Sabor a soles.







A sangre y fuego 
Héroes, bestias y mártires de España. 
Manuel Chaves Nogales 

Mi ejemplar de A sangre y fuego está numerado. Tiene el número 1037 de una impresión de 2000, realizada por la Asociación de Libreros de Lance de Madrid en 2004. Edición conmemorativa de la XXVIII Feria del libro Antiguo y de Ocasión de Madrid. Se trata de una edición de lujo, muy cuidada, de pastas duras que seguro supera en calidad la edición original de Editorial Ercilla de 1937 por razones obvias de economía en tiempos de guerra. Uno de esos ejemplares que al pagarlo te quedas con la sensación de que te llevas a casa algo más valioso que el dinero que dejaste, como si fuera un cofre con tapa y un tesoro. Recuerdo que lo compré hace unos años en uno de esos mercadillos de libros que ponen en las playas para lectores al sol y que me atrapó desde el prólogo, conocía al autor de antes por la biografía de Juan Belmonte. 

El libro de nueve relatos breves cuenta, además,  con una introducción de Juan Bonilla (columnista, escritor, periodista), una nota del editor original y el prólogo del escritor. 

La portada es llamativa, parece un cartel de propaganda de la Guerra Civil, semejante a los que tanto ha visto cualquiera que se haya interesado un poco por este tema en la vida de lector o espectador de documentales. Después, el año de 1937 grabado en el lomo, lo cual indica que Chaves Nogales escribe las historias breves en el fragor de la batalla, cuando los cañones están echando humo, relámpago y fuego furioso. Lo confirma el lugar y la fecha al final del prólogo: Montrouge (Seine) de enero a mayo de 1937. 

Juan Bonilla etiqueta a Chaves Nogales en el escrito que encabeza el libro. Lo encaja en ese tipo de periodismo engendrado en A sangre fría de Truman Capote en el que el narrador es el auténtico protagonista del relato. Una manera de narrar que pide la vez para pegar el salto a la literatura. Auténtico periodismo de autor en el que el escritor pisa el terreno de la noticia para narrar lo visto y lo vivido, nunca escribir de oídas. Chaves Nogales tenía esta idea tan interiorizada que en la biografía que le escribe a Juan Belmonte, matador de toros, se hace magnetofón. Transcribe al papel tal cual las vivencias que el torero le cuenta sobre sí mismo. Una joya de la literatura poco conocida, como corresponde a lo relacionado con el toro bravo, la tauromaquia y los toreros. 




Chaves Nogales tenía madera de héroe aventurero, no duda en montarse en uno de aquellos cacharros para volar a Rusia y contar las condiciones de vida de los trabajadores rusos durante los primeros años de la Revolución Bolchevique. Fue tan honesto que advierte que lo allí contado es la visión de un pequeño burgués, humilde operario de la pluma. Sombrerazo a un autor que se baja del pedestal y pisa tierra firme. 

Juan Bonilla celebra el acierto en la elección del género; la fragmentación del relato breve le permite dar bandazos de una a otra de las facciones enfrentadas, huir de la propaganda que inunda el encontronazo y otorgar el papel protagonista a la gente de la calle, no a los mandamases que aturden y aburren al personal con su machaqueo propagandístico. Anota que el autor parece ausentarse de los relatos con el fin de realzar lo que de verdad importa: la fuerza de los hechos, a pesar de que A sangre y fuego no sea un libro periodístico. “La barbaridad que se adueñó de España durante la guerra, la poca importancia que tenía entonces la vida, la sordidez que imperó en este país de todos los demonios.” El autor pasa a ser un artesano que trabaja con material sensible, fácil de romper y desequilibrar por la influencia de las ideologías excesivas que campean a sus anchas durante los conflictos bélicos. 

En la semblanza que sigue a continuación leemos sobre el autor: “Chaves Nogales jamás ha militado en un partido político. Su credo es la democracia.” Recorre Rusia y Alemania para dar cuenta de los efectos que sobre la población tienen los regímenes totalitarios. Barruntando lo que le espera a España, emprende campaña contra los radicalismos, empeño en el que evidentemente sale derrotado, porque al poco se desatan todos los demonios encadenados en la orgía de sangre y fuego de la Guerra Civil. 

Chaves Nogales vive los acontecimientos en primera línea de la información, director de Ahora, el periódico de más amplia difusión del momento. Al comienzo de la guerra un Consejo Obrero Revolucionario se hace cargo del diario. A Sangre y fuego es fruto de sus experiencias personales, lo visto y oído por estar cerca. La breve semblanza afirma que la objetividad de Chaves Nogales es admirable y está convencido de que esta obra perdurará entre la extensa literatura sobre la Guerra Civil española y muchas de sus figuras anónimas aquí referidas serán “indispensable ingrediente de la levadura del porvenir.” 

Y llegamos al prólogo, escrito por el autor de la colección de nueve relatos breves, la auténtica joya sociológica y literaria de toda esta extensa introducción, pero necesaria para comprender la verdadera personalidad y dimensión de este autor incómodo y fundamental, silenciado sistemáticamente durante tanto tiempo. 

Me imagino a Chaves Nogales en la habitación de una pequeña pensión de las afueras de París tratando de escribir los relatos de A sangre y fuego entre exiliados, descartados de la sociedad imperante, revolucionarios italianos, popes rusos, judíos alemanes, desarraigados españoles, gentes todas de la Europa triste. Coge la pluma de nuevo con el corazón apretado y entre lágrimas amargas por el desarraigo del extranjero escribe estas historias que le permiten seguir viviendo el tiempo de descuento. 

Para qué se va a andar con chiquitas un autor castigado con la terrible soledad del exilio. Se presenta desde la primera línea con la sinceridad por bandera: “pequeño burgués liberal.” Proclamarse burgués sin complejos en periodo de guerra es declararse objetivo a eliminar por unos y otros. Elemento fusilable en un tiempo de embestida y espíritus fuertes que exige adhesiones inquebrantables. Él se considera trabajador intelectual que confecciona periódicos a los que contribuye escribiendo artículos, reportajes, biografías, cuentos, novelas... Todo ello le permite ganarse la vida con holgura relativa. 




"Yo era eso que los sociólogos llaman un pequeño burgués liberal."


“El que lee mucho y anda mucho vee mucho y sabe mucho “ Dice don Quijote a Sancho en el capítulo del mono sabio. Chaves Nogales es un viajero incansable que no se deja engañar ni por la propaganda que todo lo envenena ni por la blandura cosmopolita. Obtiene palmadas en la espalda y reproches cuando cuenta que los obreros en Rusia viven mal y “soportan una dictadura que se hacen la ilusión de ejercer.” Y que el fascismo no ha aumentado en un gramo la ración de pan del italiano. Así, entre elogios y censuras, va sacando adelante su “verdad de intelectual liberal, ciudadano de una república democrática y parlamentaria.” En ello abundaba don Antonio Machado cuando sentenciaba: 
¿Tú verdad? no, la verdad; 
 y ven conmigo a buscarla. 
La tuya guárdatela. 

La semilla de las ideologías totalitarias había prendido con la fuerza de la peste en las tierras de España, roturadas y con barbecho bien hecho desde hacía trescientos años. La vieja fiebre cainita. Entre ser considerado una especie de abisinio desteñido en la España nacional o un kirgus de occidente entre los bolcheviques, prefiere tomar las de Villadiego y pasear por la parte aún habitable del mundo, a sabiendas del peaje que el exiliado, siempre en deuda, tiene que pagar en una época de estrechos nacionalismos. Con la obligación añadida de hacerse perdonar a fuerza de humildad y servidumbre, siempre mejor que aguantar el yugo en la tierra propia. 

Confiesa que el abandono de Madrid fue consciente. Dejan de interesarle las consecuencias de una guerra que dejará un país gobernado por la selección natural que siempre deja fuera a los mejores. Un país dirigido por alguien recién llegado de las trincheras, un dictador impuesto por la fuerza de las armas vencedoras, será un traidor a sus ideas porque si queremos subsistir después de matarnos a mansalva, no habrá otra manera sino organizar un estado entre ciudadanos de distintas ideas y aceptado por las naciones. Sea quien sea el ganador, la guerra traerá veinte años de miseria y hambre. Hará navegar a latigazos a los ciudadanos de forma cruel e inhumana hasta salir de la galerna. Fueron cuarenta años, pero acertó en lo esencial.


Con un sabor a todos los soles y mares, 
tu majestad de árbol que abraza un continente. 
A través de tus huesos irán los olivares 
abrazando a los hombres universal, fielmente.
Miguel Hernández/Joan Manuel Serrat



Este comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige desde hace unos cuantos años su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.



6 comentarios:

Gelu dijo...

Buenos días, pancho:

Del PRÓLOGO de Arturo Pérez-Reverte, al libro ‘DOY FE’ de Antonio Ruiz Vilaplana, en la estupenda reedición de Carlos Olivares Ramírez del año 2010 .
Copio:

"Es vano el intento de señalar -escribió Chaves Nogales en Francia, en 1937- los focos de contagio de la vieja fiebre cainita en este o aquel sector social, en esta o aquella zona de la vida española. Ni blancos ni rojos tienen nada que reprocharse. Idiotas y asesinos se han producido y actuado con idéntica profusión e intensidad en los dos bandos en que se partiera España".

Bien elegido el poema de Miguel Hernández, dedicado a los brigadistas, dejo el segundo de los versos -del último terceto- que omite Serrat

“desplegando en la tierra sus más férreas raíces,”

Ahora que acabamos de leer sobre el costo del muro de Trump 20.000.000, ¿qué sabrán los mandamases de árboles ni de sangre de las gentes sencillas?

Abrazos.
P.D.: Aunque en hemeroteca no están todos, por si no los tienes, se me ocurre adjuntar unos links:
Primer capítulo –de los varios- de Manuel Chaves Nogales, sobre Belmonte, que publicó en la revista Estampa, desde junio 1935, pp.7 a 10 hasta concluir en el libro anunciado en el nº extraordinario de diciembre 1935, a la venta precio 2,-pts. (pág.86)

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Excelente y apasionada puesta en situación. Desde ese ejemplar tan personal y recordado hasta la situación del autor. Uno de los olvidados de la historia de la literatura oficial, uno de los que tenemos la obligación de leer. Un mes de marzo bien aprovechado nos espera.

La seña Carmen dijo...

Muy buenas vuestras aportaciones, e incluyo la de Gelu, para conocer este periodo de nuestra historia tan a sabiendas escondido.

Myriam dijo...

¡Excelente introducción, Pancho! Yo tengo una edición más sencilla que oncluye dos relatos que no estaban en la edición original.

Ya terminé A sangre y fuego, (desde el prólogo al onceavo relato incluido) y por eso, disfruto más esta entrada tu entrada tuya.

Un abrazo


Myriam dijo...

Pd- ¿Viste el comentario que te dejé hace un tiempito en tu entrada de La Española inglesa que publicaste el 8 de febrero?

Abejita de la Vega dijo...

Los almendros se adelantan y Pancho también y se lo agradecemos. Buena presentación.
Una España de bestias pardas, de azul o de rojo, pobre España, o fascista o marxista. No había sitio para un liberal demócrata. Liberal de los buenos, no de los de ahora.

Besos