"Aquel mundo en que yo vivía fue el que dejé atrás en París gracias a Corinne"
Dejar las cosas en sus días (10)
Laura Castañón
El diario de Claudia es un género literario para “Dejar las cosas en sus días", destaca por la frescura e inocencia que su lectura desprende. Claudia es una niña cuando su hermano Manuel es asesinado en una fonda de Mieres. Los niños se enteran de todo aunque no lo parezca. Ella recoge en su diario la tristeza que embarga a la Casa de Pomar. El narrador es el nexo de unión entre los hechos y los lectores. La introducción del diario es un aspecto positivo más a añadir a la larga lista de activos que la novela oferta. Sobre todo por narrar los hechos luctuosos desde el punto de vista de una niña pequeña, conservando la redacción original y trasladar a la vez la carga emotiva que invade la casa, además de una certera descripción de cómo la locura de Sidra afecta al día a día de la familia.
Durante los meses de 1924 en los que Claudia está enferma, escribe poco en su diario porque lee mucho. Resulta curioso comprobar cómo va mejorando la redacción; por lo tanto el cuidado que pone la autora en observarlo. Lee hasta la enciclopedia Espasa de su padre, además de hacer las cuentas y planas que Paloma le pone. A cambio le guarda el secreto de sus salidas para verse con Antón.
Andrés sigue hablándole a la nada, al disco duro con corazón de silicio del ordenador. Vuelca los recuerdos de sus meses en París con diecisiete años, el olor y la limpieza de las calles de París, el perfume de Corinne (a quién no le gustaría haber contado con una francesita en su biografía para presumir). Su tutor, Jacobo Ordoñez, lleva la muerte en los pulmones, le manda a conocer mundo con Campos de Castilla para leer en la maleta. Regresa a Madrid por Navidad de 1930. Conoce a Federico García Lorca en la Residencia de Estudiantes, en ese momento destacado autor teatral que le parece un amanerado poeta engominado.
"De las revoluciones solo quedan cenizas"
A través del dialogo con su amiga Jimena nos enteramos de que Aida sigue viéndose con Asier. Los “te quiero” de Bruno cada vez son más distanciados. Jimena piensa que el quiere poner distancia. Le advierte de que los encuentros con un ex no cuentan. Más, mucho más, le preocupa que ella se enamore de alguien que no le corresponde y que no se lo merece. ¿Será verdad que el amor es ciego y tan raro como la verdadera justicia?
La muerte de Manuel destroza a su padre, lo ciñe a una permanente sombra oblicua, la mitad de lo que era se lo lleva el hijo en el cuerpo a la huesera. En el Sindicato apañan una versión con muchos cabos sueltos, todo había ocurrido por un malentendido, sobre todo por no hurgar en la pena y no causar más dolor en el hombre que parecía su sombra, que ya había empezado a irse.
La repentina decisión de Efrén de abandonar a Camino sin más justificación que las palabras torpes de quien es pillado in fraganti, con las manos en la masa, la coge por sorpresa. Se siente “la otra” de la copla, la abandonada porque lo suyo no puede ser. Pero Efrén no es un héroe de película ni un ser especial. Algo le ronda por la cabeza con nombre de miligramos de cianuro. Cómo se enreda la copla y el cuplé.
"De pronto una pieza mal colocada en el puzle hiciera saltar por los aires la armonía del conjunto"
Paloma cuenta los despertares porque barrunta que alguno será el último, es ley de vida que la última viva de la Casa de Pomar vaya haciendo la maleta. “Morirse no debe ser tan malo”, ella que ha visto desaparecer a toda la familia afirma que al menos no tan malo como la agonía de Claudia que se pasó toda la vida sin saber dónde descansaban los huesos de su marido. Recuerda que la muerte de Manuel trajo desolación a la casa y al valle. Sidra impone la ley del silencio musical, nadie vuelve a tocar el piano en la casa. Pomar quedó en tierra de nadie, ni de los suyos ni de los nuestros. A pesar de su encaje en la clase alta del valle, quedaron excluidos de su bando por contar con un asesinado en la familia a manos de los Baizanes, camisas viejas de Falange.
"El tiempo tiene sus propios planes al margen del deseo o la conveniencia de quienes pretenden atraparlo"
La convivencia se fue deteriorando en la comarca minera durante la Dictadura de Primo de Rivera que da un golpe de estado en septiembre de 1923. Una banda de pistoleros anarquistas dirigidos por Durruti asaltan un banco en Gijón, las dos noticias comparten portada en el periódico. La Revolución sin víctimas es la vieja aspiración de Efrén, como si fuera posible hacer una tortilla sin romper huevos. A pesar de todas las guerras y revoluciones que asolaron el territorio peninsular durante el S. XIX, no hubo una revolución en condiciones como en Francia. Los ojos de don Benito se empañan de lágrimas cuando la mano helada se le agarra a la garganta, cada vez que recuerda los planes que tenía para su hijo una vez terminados los estudios. Don Benito sospecha que la educación de sus cinco hijas se le escapa de las manos. Mientras Almudena y Begoña responden a la llamada de la vocación religiosa e ingresan en un convento, presiente que Sidra se va a quedar para vestir santos.
Como quieres tú que olvide
aquello que yo decía
de que el hombre "tié" razón
y la mujer es la esclava
"pa" servirlo de por "vía".
aquello que yo decía
de que el hombre "tié" razón
y la mujer es la esclava
"pa" servirlo de por "vía".
Pedro Cobos. Marisol
Este comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.
5 comentarios:
Me gusta lo que dices sobre el diario de Claudia y de cómo vemos la vida de Bustiello -y de Pomar- a través de sus ojos de niña.
Gracias por las fotos de París, muy lindas. Oye, se te deslizó un errorcito en el texto debajo de la tercera foto. Donde dice que Claudia no sabe dónde están los huesos de Antón, debe decir Ángel por si lo quieres corregir) (No me negarás que te he leído con mucha atención jajaja).
Voy ahora a leerte las entradas de GTB que ya me leí todo el libro. Me divirtió con lo que a mi me gusta volar y lo poco que me cuesta, hasta un tapiz volador, tenemos ahí y los tubos y demás.
Besos
Miriam: Paloma dice: "Ya habría querido tu abuela ver morir a tu abuelo y no esa agonía de toda la vida sin saber donde está." Tienes razón, pero todavía no he llegado al momento en que Claudia se casa, me quedan aún unas doscientas páginas por leer. Se amontona el trabajo.
Ya sabía yo que te lo tomabas en serio...
Un abrazo
:-)
Un Abrazo para ti, Pancho y ¡ánimo con el trabajo! me imagino que estarás deseando que ya llegue Semana Santa.
Una de las cosas que mejor funcionan en la novela es precisamente esa mirada infantil en los duros momentos por los que atraviesa la mirada. Descender a los ojos de la niña en situaciones dramáticas arroja, a la vez, ternura y dureza.
Veo que te has lanzado a la imagen, querido amigo, me alegra.
Me gusta recordar contigo la novela, se me va borrando y es normal. Pero lo principal de esta novela espero que no se me olvide.
El diario infantil encaja muy bien.
Un abrazo y un deseo de sosiego en estos días.
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