domingo, 10 de junio de 2012

A trenzar la mirada con el paso, aprendí en Salamanca




 La Plaza de Anaya es un espacio amplio, de indudable interés monumental por su mezcla de estilos, pero no antiguo. Está flanqueada a un lado por el Palacio de Anaya, la Hospedería y la iglesia de San Sebastian. Enfrente, la impresionante mole de la Catedral Nueva ocupa el lado Sur. La trasera del edificio de la Universidad Vieja y la antigua facultad de Derecho arrojan la sombra sobre la plaza cuando el sol busca su tumba cada día al oscurecer.

 Esta plaza existe desde 1812. Hasta entonces estaba ocupada por viejas casas de aspecto degradado pertenecientes al cabildo. Se dice que durante “La francesá”, el general francés, Thiebault, ordena despejar la plaza para que desde su alojamiento, el Palacio de Anaya,  pueda contemplar sin estorbos la catedral. Sea cierta o no la leyenda, la verdad es que la decisión supuso un acierto para la ciudad desde un punto de vista estético, como podemos observar por las imágenes. 




 Anteayer


1991

 “Por las callecitas en torno a San Esteban, al Patio de Escuelas, a la Torre del Clavero, se deambulaba como fuera de tiempo, sin que los ojos dieran abasto para ver ni la imaginación para evocar, descubriendo a cada paso un rincón donde el silencio zurce lo nuevo con lo viejo, una inscripción, un portal, un patio abandonado. A andar por andar, a caminar sin prisa trenzando la mirada con el paso, aprendí en Salamanca.


 Es la famosa leyenda grabada en una placa sobre la fachada trasera de la Universidad, justo enfrente de la Catedral Nueva y del Palacio de Anaya, donde yo estudié Letras. Letras en libros y letras en bronces por la calle, leídas al pasar, grabadas en la memoria como oraciones. Podría parecer que no estaba sacando nada en limpio al aprender y recitar, como quien no quiere la cosa, aquellos loores a mi ciudad. Pero las palabras cervantinas se inyectaron en la cadencia de mi paso para siempre. Y el hechizo revive al recordarlas”. 

Carmen Martín Gaite.
 Rutas de Salamanca en mi recuerdo
 Coto cerrado de mi memoria. 
Selección y edición de Charo Ruano.

 
Desde la Torre Mocha de la catedral. 


Las dos últimas fotos B/N son de la colección de láminas: Salamanca ayer y hoy. Editadas por la Gaceta Regional  en 1991.  
  

8 comentarios:

Asun dijo...

Según vas descubriéndonos rincones de Salamanca me van entrando más ganas de volver a visitarla.

Besos

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, pancho:

He estado mirando todos los enlaces. Y el contenido de tus entradas, por supuesto.
También me ha gustado leer los comentarios.
Me han emocionado los de Cosmos de 27 junio 2011, y el escrito por Anónimo, que recordaba el parque de Colón...
Y las palabras de Carmen Martín Gaite, y las que tú añades ...
No sé dónde dejé algún escrito sobre Victorio Macho, cuya obra y
su casa ,
en Toledo -ahora museo- me impresionó conocer en imágenes.

Un abrazo.

Abejita de la Vega dijo...

Precioso zurcido de lo nuevo con lo viejo, qué bien lo decía Carmen Martín Gaite. Zurcido en oro y sin que se noten las puntadas.

Besos

Myriam dijo...

y ya lo creo que enhechiza, porque si que dan ganas de volver a ella...

Besos
Pd. te respondí por correo.

matrioska_verde dijo...

una plaza impresionante, espaciosa y llena de luz.

y hermosas palabras las de Carmen Martín Gaite.

biquiños,

Merche Pallarés dijo...

Sí, como dicen todas ¡dan ganas de volver! Esa Plaza Anaya ¡albricias! la encuentro más bonita ahora que en el pasado :) Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Desde la primera vez que fui a Salamanca, esta plaza me ha definido mejor que la ciudad que la Plaza Mayor: Catedral y Universidad, juntas. Pero no revueltas.

Paco Cuesta dijo...

por una vez derriban con acierto