La Plaza de Anaya es un espacio amplio, de indudable interés monumental por su mezcla de estilos, pero no antiguo. Está flanqueada a un lado por el Palacio de Anaya, la Hospedería y la iglesia de San Sebastian. Enfrente, la impresionante mole de la Catedral Nueva ocupa el lado Sur. La trasera del edificio de la Universidad Vieja y la antigua facultad de Derecho arrojan la sombra sobre la plaza cuando el sol busca su tumba cada día al oscurecer.
Esta plaza existe desde 1812. Hasta entonces estaba ocupada por viejas casas de aspecto degradado pertenecientes al cabildo. Se dice que durante “La francesá”, el general francés, Thiebault, ordena despejar la plaza para que desde su alojamiento, el Palacio de Anaya, pueda contemplar sin estorbos la catedral. Sea cierta o no la leyenda, la verdad es que la decisión supuso un acierto para la ciudad desde un punto de vista estético, como podemos observar por las imágenes.
Anteayer
1991
“Por las callecitas en torno a San Esteban, al Patio de Escuelas, a
la Torre del Clavero, se deambulaba como fuera de tiempo, sin que los
ojos dieran abasto para ver ni la imaginación para evocar, descubriendo a
cada paso un rincón donde el silencio zurce lo nuevo con lo viejo, una
inscripción, un portal, un patio abandonado.
A andar por andar, a caminar sin prisa trenzando la mirada con el paso,
aprendí en Salamanca.
Es
la famosa leyenda grabada en una placa sobre la fachada trasera de la
Universidad, justo enfrente de la Catedral Nueva y del Palacio de Anaya,
donde yo estudié Letras. Letras en libros y letras en bronces por la
calle, leídas al pasar, grabadas en la memoria como oraciones. Podría
parecer que no estaba sacando nada en limpio al aprender y recitar, como
quien no quiere la cosa, aquellos loores a mi ciudad. Pero las palabras
cervantinas se inyectaron en la cadencia de mi paso para siempre. Y el
hechizo revive al recordarlas”.
Carmen Martín Gaite.
Rutas de Salamanca en mi recuerdo
Coto cerrado de mi memoria.
Selección y edición de Charo Ruano.
Desde la Torre Mocha de la catedral.
Las dos últimas fotos B/N son de la colección de láminas: Salamanca ayer y hoy. Editadas por la Gaceta Regional en 1991.
8 comentarios:
Según vas descubriéndonos rincones de Salamanca me van entrando más ganas de volver a visitarla.
Besos
Buenas noches, pancho:
He estado mirando todos los enlaces. Y el contenido de tus entradas, por supuesto.
También me ha gustado leer los comentarios.
Me han emocionado los de Cosmos de 27 junio 2011, y el escrito por Anónimo, que recordaba el parque de Colón...
Y las palabras de Carmen Martín Gaite, y las que tú añades ...
No sé dónde dejé algún escrito sobre Victorio Macho, cuya obra y
su casa ,
en Toledo -ahora museo- me impresionó conocer en imágenes.
Un abrazo.
Precioso zurcido de lo nuevo con lo viejo, qué bien lo decía Carmen Martín Gaite. Zurcido en oro y sin que se noten las puntadas.
Besos
y ya lo creo que enhechiza, porque si que dan ganas de volver a ella...
Besos
Pd. te respondí por correo.
una plaza impresionante, espaciosa y llena de luz.
y hermosas palabras las de Carmen Martín Gaite.
biquiños,
Sí, como dicen todas ¡dan ganas de volver! Esa Plaza Anaya ¡albricias! la encuentro más bonita ahora que en el pasado :) Besotes, M.
Desde la primera vez que fui a Salamanca, esta plaza me ha definido mejor que la ciudad que la Plaza Mayor: Catedral y Universidad, juntas. Pero no revueltas.
por una vez derriban con acierto
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