miércoles, 20 de noviembre de 2013

Date prisa, esconde tu amor bien lejos





"Prefiero los males de la libertad a los del orden"

Santander a Galdós


Episodio Nacional 26 
La Estafeta Romántica (3) 
Benito Pérez Galdós 

Cuatro de las seis cartas que hoy abarcamos a resumir y analizar están escritas desde Madrid por Pilar, que escribe tanto como el Tostado , pero mejor.  Todas ellas dirigidas a su amiga Valvanera. Pocas veces he leído un texto en el que se describa de manera tan acertada y precisa y con tanta profundidad la intimidad de una mujer como en el deslumbrante manojo de cartas que nos ocupa. Después de leer este magnífico ejemplo de correspondencia familiar uno se pregunta qué más tiene que hacer un escritor para que le concedan el Premio Nobel además de escribir mucho y bien. Los escritos son tan completos y las razones tan bien argumentadas que resultan esquivos a la hora de dejarse resumir. Cuando uno se topa con algo de esta altura literaria se puede decir sin temor a equivocarse que estamos ante una obra maestra del género epistolar, de la Literatura. Y por eso Galdós es un autor clásico que se resiste tanto al resumen y al encasillamiento si lo leemos de manera reposada, lápiz en mano. Mejor leerlo en su integridad, es la recomendación, si por un casual algún lector despistado se acerca por estas latitudes. 



Cartas que revelan secretos del alma

 Mujer joven leyendo una carta

Jean Raoux

XII 

Ya es abril cuando Pilar contesta a la carta de Valvanera deprisa y corriendo, ya vendrá la calma y tendrá tiempo de desquitarse de las prisas. Confiesa que quiere a Fernando. La trama se enreda. Resulta que ella y Juana Teresa son hermanas de padre, pero cada una ha salido distinta, diferentes como las madres. A pesar de que se conllevan por no dar la “alcabalá”, por no dar el pregón a sus desavenencias, confiesa que no ama a Juana Teresa. Una herencia fue el origen de encuentros, seguidos luego de desencuentros. Como ha sido la autora de la carta de Miguel de los Santos a Fernando, desea conocer las resultas de su broma. Incluso señala que Miguel no llegó a asistir al entierro de Larra porque se acabaron las levitas alquiladas de las tiendas de todo Madrid.



"Que añada si se mezcla o no con ciruela, pues entiende mi castellana que el tomate dulce de doña María tiene algo de trampa"

Bodegón con ciruelas, pan y recipientes

Luis Meléndez

XIII  
 
Fernando no encuentra palabras para justificar su indolencia y desgana por no aprovechar – en tiempo de guerra - la oportunidad de mandar unas letras con Sabas, el criado que fue desde Villarcayo a La Guardia. Se justifica a sí mismo alegando el derecho al descanso que asiste al guerrero que regresa de horrendos lances y peripecias abrumadoras. 

Agradece a su anfitriona, Valvanera, que lo haya sacado de la dejadez. A los efectos, no le importa que lo haya conseguido bajo amenaza de hambre en caso de que no escriba a don José María y familia para darle la oportunidad de besar manos y pies de su dignísima hermana y encantadoras sobrinillas. Elogia la decisión de Deme de compartir con su hermana la herencia del mayorazgo. Aprueba que las niñas dediquen su tiempo a leer, apunta que la mayor no necesita andadores para discernir en lectura “lo bueno de lo malo y lo sano de lo enfermo”. Recomienda atar a la pequeña un poquito más corto pues es demasiado joven para poseer suficiente raciocinio. Como los deseos de Valvanera son órdenes para Fernando, aquí lo tenemos pidiendo semillas de tirabeques de La Guardia para un tablero de ocho varas de largo por dos de ancho. A ser posible ruega prontitud en el envío porque se echa encima el cuarto menguante, la época de siembra más favorable, y agradecería consejos sobre la manera de poner los tutores que guíen y amparen a las plantas en su crecimiento a lo largo y a lo ancho. Ruega también la receta del dulce de tomate,  especialidad de la casa y del mostillo tan ensalzado. 



"Con muchos planes de estos no dudo del triunfo de "la ojalata" "

Batalla de Calderote


XIV 

Desde el frente de Elorrio,  Pedro Pascual Uhagón le escribe a Fernando en un receso de la batalla para contarle que las balas le han respetado el pellejo de momento. El hambre, los golpes de cansancio hasta morir, los fríos y calenturas no le impiden coger la pluma para comunicarse con su amigo Fernando Calpena. Refiere la ofensiva contra los Carlistas, los “Ojalatas”, desde tres puntos a la vez. Él acompaña a Espartero que parte de Bilbao con quince mil hombres, llegan y ocupan Elorrio. El veintiséis ya está de vuelta en Bilbao después de dejar infinito número de “Ojalateros” tendidos en el campo de batalla de Galdácano y Zornoza. 

Las sospechas de coacción y pérfido compló para levantarle a su novia le hacen declarar “que todo lo que imaginan los poetas, de Víctor Hugo para abajo, se queda tamañito junto a lo que la propia vida nos muestra”. Afirma tajante que el casamiento fue a la fuerza. La niña se les escapa, no se somete fácilmente; en este momento está en fuga camino de La Guardia según averigua por sus informadores. 




 "Mañana iré al camposanto a llevarle las flores más bonitas que pueda procurarme"

Pensamientos y petunias en una cesta



XV 

Después de la guerra viene la paz, la calma del pensamiento sosegado que sigue a la tormenta de la acción necesaria para el progreso narrativo. La carta es preciosa, en modo alguno ingenua ni inocente. Cuando parecía que todo se deslizaba por el lado del chismorreo y la banalidad, el autor detiene la acción para tocar la fibra sensible del lector. Lo hace introduciendo un personaje secundario, una criada que muere, que ni sabíamos que existía. Una señora acomodada que valora la abnegación de su sirvienta. Pilar informa a Valvanera de la muerte de Justina, su criada de toda la vida, amiga y hermana, confidente de sus secretos más íntimos. Su confianza en ella es ciega, carente de fisuras. Justina llega incluso a rechazar proposiciones de boda por no abandonar a su ama. Pilar le ruega que lea la carta a Fernando, para que sepa que Justina también le amaba. 



"Y no te escribo más hoy: lo que aún tengo que decirte no es nada grato, y no quiere amontonar tristezas sobre tristezas,  tu amantísima Pilar"

Mujer escribiendo una carta


XVI 

Felipe se ha marchado de caza a Segovia con unos amigos y a “tasar una colección de clavos de puertas, bisagras y aldabones que a la venta sale”. Pilar agradece la ausencia porque así tiene más tiempo y libertad de explayarse en la escritura. Poco a poco nos vamos enterando de la naturaleza de ese secreto que Pilar comparte con otras dos personas y que también Justina compartía. Se lamenta de no haber tenido la suerte de Valvanera con el marido que le ha correspondido. A lo largo del tiempo hacen “pareja feliz con unidad de pensar, unidad de sentir”. Su vida ha transcurrido entre las cuitas matrimoniales y el magno asunto secreto. La práctica adquirida a lo largo de los años de ocultación y equilibrio entre los dos mundos tan diferentes que habitan su alma, harían de ella una perfecta política y hombre de estado. Ha guardado el secreto bajo llave, siguiendo el consejo de silencio absoluto que Valvanera le recomendara. “No nos entendemos: soy para él un libro en lengua chinesca; él es para mí un libro en blanco: No me dice nada”, revela ella con resquemor mal disimulado. 

Pilar hace público a los lectores que el secreto tan celosamente guardado, consiste en que Fernando es hijo suyo: “Allá, donde Dios quiso, lo dejé un ser muy envueltito en ropas blancas”. Se ha convertido en una experta en mantener el silencio. Ha levantado un muro de incomunicación entre los mundos de Fernando y de Felipe. Su “marido es de los que celebran culto en los altares de la rutina social y de todo el artificio que nos rodea”. Justifica su infidelidad. La coquetería ha sido una “defensa contra la soledad del alma, un medio de producir alegrías, movimiento, bullicio de cosas y personas, un arte de guerra para devolver al mundo mis sufrimientos.” Otros que han perdido el norte han preferido mantener las formas y han buscado alivio en el adormecimiento místico. Pilar, no; a ella la ventolera de la beatitud le dura cuatro días. Ella prefiere proseguir con la casquivana coquetería; como consecuencia de ello, se suceden un cúmulo de encontronazos con el contrario de casa. A su suspicaz comportamiento de intervención en todo, prohibiciones, espionajes excesivos, vigilancias y fiscalizaciones constantes ella responde con más terca rebeldía,  lo que anula cualquier asomo de concordia. Él eleva la presión al grado de grosería, brutalidad y tiranía más fastidiosa. Ella se repliega en su interior, pliega velas cuando observa que Felipe es capaz de un desatino. A los cuarenta bien llevados afina el “arte de los prestidigitadores, para que mi tirano no penetrara en aquel vedado terreno donde yo quería vivir sola, y si no sola, sin él”. 

En vista del acoso del contrario doméstico, Pilar se refugia en la lectura. Él la acusa de romántica, ello reafirma su espíritu revolucionario: “Prefiero los males de la libertad a los del orden”, sentencia con cierto tono de aspereza y acritud en la mirada. Con el tiempo ha aprendido a soportar la cruz casera y a caminar con ella, ya no se mortifica tanto. Felipe se dedica al coleccionismo de armas e hierros viejos y es primera autoridad madrileña en lances de honor, duelos y quebrantos. “Ya puedes suponer con cuánto fervor pido a Dios, en momentos para mí críticos, que haya desafío, que se peleen dos caballeros por cualquier futesa de política, de amores o de juego, para que vengan a mi casa en busca del oráculo, y este se entusiasme y yo respire”. 



"El coquetismo [...]  ha sido en mí defensa contra la soledad del alma"

Joven quitándose una media


Pilar reconoce el cariño que le profesa a Demetria, la heredera que comparte el mayorazgo voluntariamente con su hermana, por resistir con coraje la intimidación de los de Cintruénigo. Confiesa que adora a esta chica que odia los raciocinios por papeleta y la forma de deshacer con garra de leona el compromiso de casamiento impuesto por la familia. Manifiesta el gozo que experimenta al considerar el despecho, la rabia de Juana Teresa: “La veo echando fuego por los ojos”. No entiende la insistencia y tenacidad de Rodriguito después del rechazo tan categórico a sus pretensiones de casamiento. Impedir la unión de Deme y Fernando es un divorcio, “obstruir los caminos de Dios”. 

Le pide que vigile si Fernando aún abriga esperanzas de recuperar a la chica Negretti. Es necesario que el Caballero de Aránzazu triunfe, que no emborrone la grandeza del acto heroico ganado en buena lid al liberar a las chicas del cautiverio de Oñate,  arriesgando su vida en el monte infectado de facciosos, olvidándose del cuerpo que quedó herido en el lance y lanzándose con toda la fuerza de su alma a escribir en bronce la página más hermosa, solo al alcance de los héroes. La autora de las tres cartas consecutivas cae rendida después de vaciarse los adentros, agotada por un derroche tan grande de sinceridad.


Here I stand head in hand
Turn my face to the wall
If she's gone I can't go on
Feeling two-foot small
Everywhere people stare
Each and every day
I can see them laugh at me
And I hear them say
Hey, you've got to hide your love away
Hey, you've got to hide your love away

The Beatles 



 
Este comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.

5 comentarios:

Myriam dijo...

Gracias por lo del "Tostado": no tenía idea de que aludía con ese mote a Alonso Fernandez de Madrigal.

Coincido contigo, BPG sabe muy bien ponerse en la piel de las mujeres a las cuales pone voz. Eso sólo lo puede lograr un gran escritor.

Un abrazo

Paco Cuesta dijo...

Coincidimos, La estafeta ha de leerse con papel y lápiz la profusión de citas literarias y nombres de personajes, lo aconsejan.
Un abrazo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo en tus líneas iniciales. Benito Pérez Galdós fue un gran retratista de coportamientos y psicología -individual y colectiva-, a la altura de cualquier gran autor de la narrativa universal. En profundidad psicologica llega a tener más certeza incluso que Cervantes. Y, en concreto, en el retrato del alma femenina, pocos le han igualado, que no superado.

Abejita de la Vega dijo...

Para que den el Nobel, hacen falta otras circunstancias. Quién se acuerda hoy de Echegaray, el de los billetes de mil. Cómo se lo dieron a Cela y no a Delibes, vete tú a saber. ´Galdós no encajaba, seguro.

Menos mal que el liberal tontorrón tiene madre y qué madre. Una mujer de las de Galdós, qué féminas tan fuertes debieron acompañar la soltería perpetua de Galdós y cómo supo pintarlas.

Las novelas de Galdós son difíciles de contar porque son muy densas; por eso yo me pongo con la segunda persona que es más llevadera. Hay que ser Pancho para tamaña hazaña y ...sin dejarte nada.

Arreglé lo del formato, me habian salido letras chiquitujas y negras, un desastre bloguero. Publiqué y me fui a clase, con el tiempo justo. Por la noche me di cuenta y no me acosté hasta que deshice el desaguisado. Menudas peleas con el deshacer formato, etc. ¿No os pasa a vosotros?
Mi foto del Parral no es romántica pero la hice con el móvil unos minutos antes de llegar a la UBU, para comentar allí esta estafeta tan romántica. Un poco románticos somos todos los lectores, tanto los presenciales como los blogueros. Somos rara especie, al menos. Y no digamos el director...

Besos, Pancho.

Ele Bergón dijo...

En la biografía que estoy leyendo de Galdós, Santander ocupa un lugar principal pues su título es PEREZ GALDOS, Biografía santanderina, escrita por Benito Madariaga y uno de sus capítulos lleva por título: La contienda por el Premio Nobel. En él se relata la espera de D. Benito para poder obtener el galardón y cómo las ideologías de derecha e izquierda, lo entorpecieron todo y en concreto cómo en 1912 compite con su amigo Marcelino Menéndez Pelayo, llevándose el nobel un alemán Gerhart Hauptman y a al año siguiente dándoselo a Tagore.

En años posteriores también siguió esperando, tanto es así que le dice a su hija: "Lo de Estocolmo va bien pero tengo que esperar" .

D. Benito esperó, pero nunca llegó.

Esto de los premios es así.

Un abrazo

Luz