jueves, 6 de enero de 2011

El zamarro de Cipriano



Retrato de Guiseppe da Porto e hijo con zamarros de piel. Paolo Veronese


MIGUEL DELIBES. EL HEREJE

LIBRO II. LA HEREJÍA

CAPÍTULO VII

Una vez que el joven CS obtiene su doctorado en leyes, se hace cargo de las posesiones de su padre y del negocio de la lana de la judería. Asimismo, reabre la casa familiar de la Corredera de San Pablo. Fracasa en su intento de encontrar a Minervina. La decadencia del comercio con Flandes le lleva a buscar salidas para la lana de las ovejas del Páramo. Triunfa en sus negocios al decidir la transformación de la lana en prendas de vestir en Valladolid. Su ascenso en la escala social de la época y la aparición de Teodomira, a la que se le augura protagonismo futuro, conforman la trama del episodio con CS dueño de sus pasos.
Por si algo le faltaba a la novela, Miguel Delibes nos regala los rudimentos de una lección de economía de época, no muy diferentes de la que reciben en la actualidad los alumnos de los masters más prestigiosos y caros. En unos cuantos párrafos traza las líneas a seguir para tener éxito en los negocios, por ejemplo: "Cipriano, antes que comerciante enriquecido por su tesón y esfuerzo, admiraba al que merced a su ingenio introducía una innovación en el producto.”

Qué hacer si quieres que un producto llegue a las clases pudientes; no hay más que poner precios prohibitivos a los productos que den sensación de calidad:
“Observó que, aunque bien acogido el zamarro por la clase media, no penetraba en los más altos sectores sociales. Entonces ideó dos complementos para su invento: sustituir el forro de borrego por pieles finas de alimañas y volver los puños. Tales añadidos, triplicando el precio de la prenda, constituirían para la nobleza alicientes de seguro efecto".

Visión sindical para evitar conflictos laborales en las empresas:
“Don Fermín fue autorizado para contratar personal,[…] principalmente entre las jóvenes viudas de la villa que en general pasaban más necesidad que otras mujeres.”


Los indicios de que Minervina se encuentra en Segovia, llevan a CS en dos días a lomos de su brioso caballo, Relámpago, a la ciudad del acueducto y a la decepción que le hace considerar como una utopía hallar el paradero de su madre de leche. Tras la inutilidad de sus pesquisas, Dionisio Manrique, que durante diez años había llevado el negocio de la judería, recibió con alivio la llegada del amo, con la misma alegría que unos años antes había asistido a la revitalización del negocio después de la depresión que siguió a su nacimiento y muerte de su madre.

Visita en Burgos a Gonzalo Maluenda al que considera un chiquilicuatre al que el apresamiento de dos barcos cargados de lana por los corsarios provoca risa. A su juicio se trata de un chisgarabís sin fundamento, típico ejemplo de cómo en la tercera generación, los negocios que los abuelos comenzaron con mucho esfuerzo decaen.

La visita a Segovia y su próspera industria textil le abren a la posibilidad de transformar la lana en la ciudad. Así la plusvalía revierte en la misma. El apoyo de su empleado Diego Manrique le reafirman en la bondad de la idea. En el fondo le estimulaba la posibilidad de cambiar la dinámica de una ciudad, “donde la suprema aspiración del pobre era comer la sopa boba y la del rico vivir de las rentas.”


 


El aleteo metálico de los bandos de perdices, que alzan el vuelo con pesadez al paso trotón de Relámpago, acompaña a CS en su visita a Pedrosa en busca de firmas que certifiquen su hidalguía que, añadida a su título de doctor, le permitiría el acceso a la baja aristocracia. Ello conlleva la redención de impuestos y le capacita para optar a un puesto en la administración.

Pocos meses más tarde obtiene el título de doctor – hidalgo, gracias en parte a la recomendación de su tío que le hace los trámites ante la Sala de Hidalguía de la Chancillería. Señalan las crónicas que las celebraciones en Pedrosa fueron mentadas.

En Otoño organiza y dirige el transporte de la lana a Burgos. Las cosas han empeorado con relación al viaje iniciático que dirigió su padre, ahora es necesario ir armados. Cuatro días de tensión por caminos polvorientos y el bandolero Diego Bernal merodeando por los alrededores. Seis leguas diarias de camino. De regreso devuelven las armas a la Santa Hermandad.
CS vuelve a la rutina de almacenar lana hasta la próxima entrega en Burgos. La ausencia de feeling con el burgalés Maluenda, la subida del precio de los fletes y seguros provocado por los ataques de corsarios en el mar y bandoleros en tierra firme, junto al impacto de la pujante industria textil de Segovia le llevan a intentar una idea que le rondaba la cabeza desde su visita a esta ciudad que se concreta en la transformación del popular y modesto zamarro. Sólo se hizo necesario el paso de dos años para que el zamarro de CS conquistara el mercado de invierno de las prendas de vestir. Con el añadido del forro de piel de alimaña como: jineta, marta, nutria o gato algaria que triplicaba el precio, consigue la aceptación de la nobleza. Autoriza al sastre Fermín Gutiérrez a contratar mujeres, preferentemente viudas que más lo necesiten. Con la ayuda de Tiburcio Guillén organiza una red de pelliqueros, tramperos y curtidores que le suministran las pieles para que la confección no pare. Incluso del extranjero le llega la demanda de ropillas aforradas y de zamarros con pieles de alimañas españolas, más abrigadas y menos voluminosas.








La incesante demanda de género le hace dedicar medio almacén a taller de confección. Para el invierno pone techo raso y braseros de cisco de leña de encina para evitar los sabañones de las trabajadoras que ralentizan la producción. Don Gonzalo Maluenda envidia la visión empresarial de CS que ha sabido prever la decadencia del comercio de la lana en su beneficio. Como consecuencia de la presión cinegética, las capturas disminuyen, pero al ser a la par que la demanda de zamarros, se ve libre del engorro de los excedentes. Para cuando eso ocurre, CS ya es una de las mayores fortunas de Valladolid.


 
Telar del Siglo XVI

 
Al tercer año de sus negocios, acuciado por el éxito, hace un viaje al Páramo para tratar con Segundo Centeno, indiano que había comprado diez mil ovejas. Quiere quedarse con la lana que Segundo envía a los tejedores moriscos de Segovia. Sin embargo, éste no encuentra razón para que su lana cambie de destino, los Maluenda de Burgos tendrán que quedarse sin la lana de sus ovejas de momento.

Para rematar el capítulo, Miguel Delibes nos regala otra escena magistral en el Páramo, rodeados de ovejas y mastines con collares de púas, un diálogo entre CS y Segundo Centeno en el que el autor se recrea en sus conocimientos cinegéticos y del ganado ovino entreverados con su arte de gran novelista para tramar diálogos. Haciendo la cobertura una puesta de sol en el mar del Páramo: “El sol se ponía en la llanura como en el mar. Se desplomaba sobre la línea del horizonte y éste empezaba a roerle por la base, en un crepúsculo incendiado, hasta terminar devorándolo. Las nubes, blancas hasta entonces, se tornaban color albaricoque al ocultarse aquel.”

De regreso a casa le propone usar las pieles de conejo para las zamarras, sustituyendo al cordero. Le presenta a su hija Teodomira, la Reina del Páramo, cuya piel blanca le sorprende en una campesina. CS tiene un motivo añadido a la demostración de la caza del conejo para volver.




Este comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.


11 comentarios:

Myriam dijo...

Excelente toda la lección de economía del S. XVI que nos da Delibes y lo innovativo que era Cipriano en los negocios. Y su Reina del Páramo... ¡Qué cacho de mujer!

Te cuento querido Pancho, que ya me lo lei toitico, toitico y me encantó este último libro de Delibes desde el alfa hasta el omega.

¡Y no tienes idea de como te agradezco me que hayas animado a su lectura!.

Un abrazo

Merche Pallarés dijo...

Este capítulo me ha encantado por la fabulosa iniciativa empresarial de Cipri. Muy interesante, como dice MYRIAM, de cómo funcionaba la economía en el S.XVI. Esos zamarros de tu foto se ven preciosos. Debo confesar que no he sido tan diligente como MYR pues aún tengo que leer el VIII y ¡aún no he acabado el tercer capítulo del Paraiso! Besotes, M.

Abejita de la Vega dijo...

Delibes fue profesor de la escuela de Comercio y aquí se le nota. Conozco a una mujer que hizo los estudios de Comercio, por libre, en Valladolid. Y el examinador era Miguel Delibes, nada menos, qué gran honor.
Nos da , en este capítulo, una literaria lección de Economía práctica. En Castilla, durante mucho tiempo, se cometió el disparate de exportar la lana a Flandes, en bruto, sin manufacturar. El famoso Consulado de Mar, en Burgos, era el gestor. Los flamencos , nos vendían nuestra lana convertida en paños.

Supongo que, en la realidad, hubo emprendedores como Cipriano, con mejor vista. En alguno o algunos se inspiraría Delibes.


Un abrazo

Gelu dijo...

Buenas noches, pancho:

Otro gran capítulo, que has conseguido resumir sin que falte nada importante.

Cipriano Salcedo se iba marcando objetivos, que iba consiguiendo, llegado el momento oportuno.
El primero en importancia, era encontrar a Minervina, pero aunque creía que le sería sencillo, su búsqueda fue un fracaso, a pesar de que no escatimó esfuerzos.
Miguel Delibes consigue en estas páginas que pongamos rostro a los nuevos personajes, descritos con tanta maestría.
Es una lección magistral de economía, y de estudio de mercado, ambientada en la sociedad con sus diferentes exigencias de consumo, y sus modas.
El negocio de los fletes de las lanas castellanas, la carga en las plataformas de los setecientos mil vellones almacenados, el transporte en las grandes plataformas, los temporeros, los piquetes de la Santa Hermandad,... y entre medias, los corsarios del mar atacando los barcos de la Flotilla de Flandes,el zamarro de Cipriano con la revolución de los canesúes, las ropillas aforradas después, los empleados en la confección de las prendas, la competencia de Segovia y los tejedores moriscos.

Y como siempre, pasados los años, la naturaleza imponiendo su ley. "Las alimañas no soportaban la presión cinegética y las presas empezaron a disminuir", y luego la entrevista con Segundo Centeno (el hombre capaz de cazar una docena de conejos sin lazo sin moverse de un bardo), propietario de más de diez mil ovejas, y padre de Teodomira, la Reina del Páramo.

Y los atardeceres castellanos: ... "Salcedo llevaba a Relámpago de la brida. El espectáculo de la puesta de sol en el inmenso mar de tierra le había sobrecogido".

Saludos.

P.D.: Las ilustraciones, a tu manera.

pancho dijo...

Myr: Yo con la lectura voy a capitulo por semana, el mismo ritmo que los comentarios.
Me alegro de haber contribuido a que conozcas al autor castellano.

Merche: Es que le dedicas mucho a visitar blogs de toda tu pléyade de comentaristas. Eso está bien. No veas lo que me costó encontrar algo aparente del siglo XVI, hay que rastrear la red. En inglés se suelen encontrar más cosas.

Abejita: En esos siglos Castilla era una referencia económica por la producción de cereales y la producción de derivados provenientes de las ovejas. Si aquí había hambrunas, imagínate en otros lugares. Se valoraba mucho más la producción cerealística que cualquier otra cosa. No supimos aprovecharlo lo suficiente.

Buen apunte sobre Delibes, no lo sabía.

Gelu: Excelente resumen, encima breve. Con tu aportación sube la calidad de la propuesta.

No te creas que es fácil encontrar ilustraciones acorde con la lectura. El XVI queda un tanto lejos para Internet.

Un abrazo a todas y gracias por vuestras aportaciones.

Myriam dijo...

No, no, no Panchito, que a Miguel Delives lo conozco: de " La sombra del Ciprés es alargada", "Los Santos inocentes", " "la cazade la perdiz roja" y "Cinco HOras con Mario", incluso hice un análisis de este libro en mi blog: "La relación de pareja a la luz de 5 Horas con Mario de M. D.".

Pero no se me habría ocurrido hincarle el diente a "El Hereje" si no hubiera sido por ti, así que ¡GRACIAAAAAAAS! nuevamente.

Un abrazo

pancho dijo...

Myr: Entonces eres toda una experta en Miguel Delibes. Sorry.
Yo he leído, hace ya bastante tiempo, algunas obras suyas, pero esta manera de leer con tanto detenimiento para escribir algo, no tiene nada que ver con las otras.

Un abrazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Qué bien conocía Delibes el páramo que mencionas, tantas veces pateado con su escopeta.
Tu análisis de este libro quedará como referencia para todos los interesados. Excelente.

Paco Cuesta dijo...

El primer objetivo de Cipriano es el éxito material, aumenta su heredad y se proyecta como mercader innovador dentro del mundo de la lana -El zamarro de Cipriano- el segundo objetivo se centra en conseguir la hidalguía que prácticamente compra.
El encuentro con Teodomira cambia la vida del protagonista

pancho dijo...

Pedro: No deja escapar la menor oportunidad para mostrarnos su magisterio cinegético. Sólo pretendo que les sirva a mis alumnos, ver si se animan a la lectura. Si no lo hacen, al menos que puedan relacionar la novela con la visita que pretendemos en abril.

Paco: Claro, claro. Teodomira lo trastorna de mala manera. Qué bien narra la relación entre la pareja un tanto rara, como veremos en el siguiente capítulo y posteriores.

Un abrazo a ambos y gracias por vuestra visión tan valiosa.

Mike Pinter dijo...

¡Hola a todos y todas!
Tengo abierto sobre mi regazo esta maravillosa novela de Miguel Delibes.
Empezé su lectura ayer sabado y me lo estoy comiendo casi sin masticar (pero sin eructos como los del rentero cada diez o doce bocados.)
Llegué a vuestra página buscando una imágen de un zamarro ya que no podía imaginar correctamente una prenda de piel de oveja que no fuera la que visten las figuritas de pastor navideño y no podía añadirele peletería fina por ningun lado. Sigo buscando, pero las chaquetas de la primera imágen las podrían vender hoy mismo sin problema (vamos, yo compraría una sin apenas camios y más con el frío que hace en la calle.)

Un apunte: si os interesa tener un poquito más de información sobre la torcida economía lanar española y como llegó a afectar la producción de trigo, buscad datos sobre "la mesta".
Fué la organización que defendió los derechos de paso de las ovejas a través de las tierras de labranza aun a costa de la producción de trigo de la que vivía la población de España.
Por culpa de los que ganaban dinero rápido vendiendo lana a los Holandeses a para luego tener que pagar el paño producido a precios inflados, España tenía que importar trigo para suplir la falta causada por las ovejas transhumantes.
Yo aprendí todo eso en el libro "El Conde-Duque de Olivares" escrito por John Elliot. Es una interesantísima biografía del valido de Felipe IV. Algo así como el "Richelieu Español", su lucha por mantener la economía de España funcionando durante la guerra con Holanda donde la plata del Nuevo Mundo se vería en los campos de batalla de Flandes.
Creo que España aun está pagando los intereses de esa economía lunática y comenzó en la época que describe Delibes en su novela..