DON QUIJOTE DE LA MANCHA. CAPÍTULO 2.64
Asistimos a la derrota de DQ que, por lo avanzado de la novela, se nos antoja definitiva. Permanece un misterio que Cervantes elija la playa de la pragmática, industriosa ciudad, pretendido crisol de culturas para terminar con el quijotismo, porque es en esta ciudad donde más se denigra el espíritu de DQ; si bien Cervantes lo hace literatura con la aparición de un peligroso contrincante: otro caballero andante, enemigo vengativo que se hace el encontradizo, buscando quimera en la comparación de la belleza de sus damas. El autor nos ha ido preparando para el desenlace de la derrota con la narración de las continuas humillaciones que sufre, juguete de desocupados que matan su aburrimiento con ellos.Don Miguel de Unamuno se arrepiente de su grito: “Muera Don Quijote”, dolido por la interpretación que de él se hizo en Barcelona, convencido de cuán peligroso es predicar cordura entre estos espíritus alcornoqueños: “Pedí que murieras para que resucitara en ti Alonso el Bueno, el enamorado de Aldonza, como si su bondad se hubiera nunca mostrado más espléndida que en tus locas hazañas. Y hoy te confieso, señor mío, que aquel mi grito que tanto gusto dio en esa Barcelona donde fuiste vencido fue un grito que me inspiró tu vencedor […]”
La belleza y discreción de Ana Félix es expuesta a la curiosidad de las gentes de la ciudad como pago del agasajo que recibe en casa de Antonio Moreno.
En los cuatro días siguientes se despeja la marina de navíos. El renegado parte a Berbería a pesar de la desconfianza de DQ, celoso de su exclusión en la misión de la liberación de don Gregorio y el general pone sus galeras en alta mar con rumbo a levante.
Una mañana en la playa, DQ acepta el desafío que le plantea otro caballero armado “de punta en blanco”. Allí mismo luchan para que no se les pase el día. Se presenta como el Caballero de la Blanca Luna “encaminando sus razones” al hidalgo. Le insta al combate en razón de la precedencia de hermosura de su dama. Le impone sus reglas que incluyen: “retirarte a tu lugar por tiempo de un año” si es vencido. Si pierde, quedarán a disposición de DQ su cabeza, sus armas y su montura.
DQ desde su tumba, vencido y maltrecho: “Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del mundo, y yo el más desdichado caballero de la tierra, […]. Aprieta, caballero, la lanza, y quítame la vida, pues me has quitado la honra”.
Tras la victoria, el Caballero de la Blanca Luna desaparece en el misterio de la gran ciudad. Recogen los despojos de DQ en una silla de manos con gran disgusto de S que “imaginaba la luz de la gloria de sus hazañas escurecida, las esperanzas de sus nuevas promesas deshechas, como se deshace el humo con el viento.” Así termina un capítulo breve, pero de los más significativos de la novela, testigos del espíritu vencido de DQ.
Este comentario pertenece al grupo de lectura del Quijote que coordina y dirige desde La Acequia el profesor D. Pedro Ojeda Escudero. Gracias a todos los que os pasáis por aquí a leer y comentar las ocurrencias quijotescas sin tener correspondencia por mi parte, de ocupado que uno está intentando restituir a su lugar anterior lo quitado.
8 comentarios:
Ay, Pancho, Pancho, en Barcelona NO se denigra el espíritu de DQ... Excelentes tus imágenes. Besotes quijotescos, M.
Don Quijote debe ser derrotado. Quizá ya estaba en la mente de Cervantes, pero Avellaneda le da el empujón definitivo.
El caballero de la Blanca Luna es la metáfora del destino de don Quijote.
La Luna en el escudo del inesperado caballero no es la del alba de don Quijote, sino de la su ocaso, su próxima muerte.
Creo que el Sr de Unamuno se equivocó al pedir la muerte de don Quijote, aunque luego se arrepintiera de haberlo pedido: cuando mueren nuestros sueños, nuestro entusiasmo e ilusión por vivir, es cuando realmente morimos, aunque vegetemos en vida. Como dijo alguien "para vivir, para sobrevivir, necesitamos de la nutrición de los sueños".
Un abrazo amigo. Este verano, con la obra en casa, ni tomates sembraste...
Es que esto llega a su fin...como el verano (!me cachis¡) ... la historia de una venganza da al traste con la ilusión de nuestro protagonista...saludos
A mí también me salió del alma un ¡Viva don Quijote! Coincidimos.
Sabemos quién es el de la Luna, sabemos que el descanso en su aldea será ese definitivo que , ay, nos espera a todos. Pero las buenas novelas aguantan que se las destripe, todos sabemos cómo acaba esto, mas no nos importa. Le acompañaremos y después iremos otra vez al lugar de la Mancha cuyo nombre...
Ay, qué poco nos queda. Para septiembre y ...para noviembre, que ya eché las cuentas.
Un abrazo
Asi es. Comparto tu opinión, estimado Pancho.
Un abrazo.
Tal vez DQ todavía pensaba que podía vencer a su retador.
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