sábado, 29 de marzo de 2014

Dejar las cosas en sus días (9), Laura Castañón. Que no se quede callado quien quiera vivir feliz




"Alguien había partido en dos su vida; un corte longitudinal y perfecto que dividía su tiempo con Benilde y su tiempo con Camino"

 
Dejar las cosas en sus días (9) 
Laura Castañón 

La relación de Aida con Bruno por correo electrónico continúa. Hoy ya sería por “guasá”. En noviembre de 2007 la publicidad del periódico sufre un desplome. Mientras para el gobierno la economía juega la “champion”, en la redacción no se renueva a los contratados temporales; la plantilla en cuadro. La cabeza va del periódico al hospital. Paloma apenas ya habla y Aida necesita saber por qué los cuadernos están en su posesión y no en manos de su autora, su abuela Claudia. Ahora no tiene tiempo para dedicarle a su padre, quizás más tarde. 

 DOMINGO 24 DE JUNIO DE 1923 
"Ayer no pudimos ir a la hoguera porque se murió Manuel."

Con esta nota tan escueta tomada del diario de Claudia, recibimos de sopetón el mazazo de la muerte de Manuel. Qué manera más sabia de arrastrarnos y embebernos en la lectura. Los momentos escabrosos cuanto antes mejor, la muerte viene cuando quiere, de repente, nunca es anunciada. Pasa en la vida real y también en la ficción. ¿Por qué la autora corta con este personaje? 


 "Si llovía tal vez pudiera olvidarse de esa tontería de la foguera y esa innecesaria confraternización con toda la gente de Bustiello"

Otra virtud de la novela es que el interés no decae, no languidece. La tensión narrativa se mantiene a lo largo y ancho de toda ella. 

La primavera viste sus mejores galas de San Isidro a San Juan, poco más de un mes de amargura para Sidra. Desde "aquello" no se volvieron a dirigir la palabra. Manuel sospecha que esa actitud de su hermana se debe a que conoce lo suyo con Germán. Manuel y Sidra se despiden, el se va a Madrid hasta que Germán pueda marchar a París. 

Los Baizanes son dos hermanos gemelos, mineros recios que llaman la atención por su corpulencia. Muerta su madre al darlos a luz, los cría su abuela Queta, la del Tordu Baizán. Cría a la vez a otro nieto, hijo de Mercedes que hizo carrera en el "puti" de Mieres

 “Estos guajes son capaces de comer garbizos”, exclamaba a menudo la abuela mientras preparaba las ollas de fariñas para dar de comer a tanta humanidad. Descubren que para mantenerse en Bustiello es necesario  ser bravos para el trabajo y mansos y nobles con los jefes. Con esas miras y su fuerza bruta se constituyen en la guardia pretoriana de Vicente Madera, secretario del Sindicato Católico. Tienen atravesado a Germán porque sin ningún esfuerzo, solo por ser hijo de un conocido del Marqués, maneja las cuentas del Sindicato. Es un marica, pero nadie se lo recrimina. Estupenda descripción de los homosexuales que en esta época existían en todos los pueblos, forzados al silencio para sobrevivir, medio escondidos para pasar lo más desapercibidos posible, muchos dedicados al cuidado de los padres mayores y disimulando su inclinación sexual: “Después de haber alcanzado un récord mundial de pedradas a lo largo de los años de infancia, dichos sujetos permanecían lo más ocultos posible: desarrollaban trabajos discretos, vivían con sus madres, a las que atendían hasta su muerte, iban mucho a misa, cuidaban de los sobrinos y ya procuraban no dar que hablar.” 




"Los Baizanes comen a Dios por una pata"

Efrén halla en los brazos de Camino un cobijo en el que refugiarse de sus dudas. Se abraza a ella "como si al hacerlo se sumergiera en un abismo de eternidad." Vive en dos mundos paralelos, separados por algo invisible, pero efectivo, hasta el día en el que Benilde le descubre. El niega la deslealtad, pero nada evita su sentimiento de cobardía e indigencia ética por vivir en la falsedad de dos relaciones simultáneas. 

Aida recibe un mail de Ara, biznieta de Efrén y médica también en el que le cuenta que sabe por transmisión oral que su bisabuelo murió con el hígado destrozado. Se da a la bebida cuando Benilde le pone las peras al cuarto y le obliga a abandonar a la amante enfermera. La informa en el correo de la afinidad estrecha que tenía con Claudia y Andrés. Se nos anuncia que el final de Andrés será en la Guerra Civil. 

“Todos los tíos son iguales.” Exclama Aida,  decepcionada al comprobar la doblez del comportamiento de Efrén Rubiera. 


 "Le daba lo mismo porque en los ojos de Efrén solo leía un abecedario de amor"

Benito Montañés aprecia a Camino porque crio a su hija Claudia, pero la infidelidad conyugal no encaja en la línea recta de su esquema mental, de estricto catolicismo  preconciliar. Se ofrece a echarle una mano en la búsqueda de un nuevo empleo. De primeras ella se resiste a aceptar, pero no tiene más remedio que rendirse si quiere darle de comer a su hijo. 

El crimen se nos cuenta cuando ya todo ha pasado, en un gesto narrativo típico de las novelas de crímenes y acción, como si el narrador hubiera estado presente en el interrogatorio a los sospechosos posterior al crimen o hubiera tenido acceso al sumario. Huye de la distribución maniquea de buenos y malos. Al mezclar las clases sociales, reparte culpas en el asesinato. A primera vista los Baizanes tenían todas las papeletas para ser los sospechosos principales, no en vano tenían experiencia en el manejo del cuchillo, eran los matanchines del pueblo en las matanzas. Confiesan que ellos no fueron, ellos solo querían recuperar el dinero del Sindicato. Además se creían impunes, quién se iba a preocupar del paradero de  dos afeminados homosexuales. Veremos otro día cómo se desarrolla la historia . 


Le tengo rabia al silencio por lo mucho que perdí
le tengo rabia al silencio por lo mucho que perdí,
que no se quede callado quien quiera vivir feliz
que no se quede callado quien quiera vivir feliz
Atahualpa Yupanqui



Este comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.

6 comentarios:

Myriam dijo...

Estoy de acuerdo contigo, estupenda la descripción de los homosexuales de la época. ¡Qué triste! y pensar que aún hoy sigue pasando lo mismo en muchos países...

Besos
(Misión cumplida, te he dejado comentarios en las 9 entradas, ahora seguiré con Paco y Abejita. Te debo las de Torrente, que te las comentaré otro día)

Paco Cuesta dijo...

No hemos dado al piquete informativo de los Baizanes la atención que merecen -tal vez por la saturación de acontecimientos presentes.
Un abrazo

Ele Bergón dijo...

Efectivamente uno de los aciertos de esta novela es su tensión narrativa que en ningún momento decae y es más , cada vez va aumentando y al contrario de otras novelas, el final no decepciona.

Buen trabajo

Un abrazo

Luz

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto, la autora sabe mantener de forma constante el interés por estos personajes y lo que les ocurre. Y a ello contribuye mucho esa relación epistolar que nos va dando emociones y noticias.

Gelu dijo...

Buenas noches, pancho:

Estupenda entrada, en la que se respira aire de Asturias en cada renglón de la autora.
Te tomaré prestada la canción de Atahualpa Yupanqui.

Un abrazo.

Abejita de la Vega dijo...

A mí también me llamó la atención ese amor homosexual a la antigua descrito en la novela. Laura preguntaría y se documentaría, un gran trabajo. El tuyo también es muy bueno.

Besos