VALLE DE OURIKA
Uno de los días que estuvimos en Marraquech, hicimos una excursión al Valle de OuriKa en un pequeño microbús en el que íbamos diez personas. El viaje es por una carretera recta hasta que se llega a las inmediaciones del río. A partir de ahí se sigue su curso serpenteante contra el agua que se precipita, a ambos lados, desde los altos aún nevados del Atlas por infinidad de regatos que a menudo forman pequeñas cascadas hasta llegar al río que seguíamos, con un agua cada vez más rápida a medida que iba subiendo la cota, en cuyo cauce, muy pedregoso, pudimos observar mujeres bereberes lavando a mano y cargando con pesados cubos de ropa mojada que sostenían en la cabeza, de vuelta a casa. También deportistas haciendo rafting por las aguas bravas.
El lugar es impresionante a escasos sesenta Km de la ciudad. Estribaciones del Atlas o naturaleza en estado puro, que presenta señales de degradación por un desarrollo turístico mal entendido, que le ha hecho perder un encanto pasado que se adivina. Todo se orienta a tratar de sacar dinero al turista, recordando situaciones que aquí se daban de forma masiva en el pasado y que todavía estamos en trámites de superar. Deberían de aprender de nuestros errores, pero supongo que tenemos pocas posibilidades de influir en la visión de una población autóctona que lo único que tiene es la grandiosidad de su paisaje y grandes dosis de esperanza de poder salir de la miseria a través del turismo lo más pronto posible.
Una mujer bereber carga con un haz de hierba verde tan grande como ella. La vimos remangarse la saya y cruzar el río.
La parte habitable es escasa; el espacio útil, pequeño, pero fértil y con mucha agua, ganado titánicamente con costosos paredones de contención al curso del río y a las imposibles laderas que lo flanquean a ambos lados para albergar la carretera, las casas pegadas a ella, los restaurantes y chiringuitos de aluvión al otro lado del río, cruzado por inestables puentes de madera. Junto a estas señales de desarrollo o degradación turística, existen en el curso del río pequeños bancales, que se suponen fértiles con rudimentarios sistemas de riego que admiten todo tipo de cultivos hortícolas y frutales, favorecidos por el clima suave de la zona. De aquí provienen las frutas y productos de la huerta que después se pueden ver en el mercado de Marraquech desde primera hora de la mañana; de una calidad excepcional, rara de catar ya en Europa.
9 comentarios:
¡Preciosas las fotos! Yo tambien vi en Shauen a mujeres lavando la ropa a mano en el manantial que descendía de la montaña, parecía una estampa navideña. Lástima que estén cometiendo los mismos errores que nosotros hemos cometido aquí a nivel turístico--horterizando el paisaje. Ahora, lo que dices de las verduras... En Asylah (creo que lo comenté en alguno de mis blogs) comí verduras con el sabor de mi infancia. Me encantó. Besotes, M.
Como te dije, uno de mis viajes pendientes. Y con más ganas ahora gracias a tus fotos y tu crónica.
No conocía este valle, ni de oídas. Cuando yo iba de guía nos centrábamos en zonas más turísticas. Aunque por lo que dices del desarrollo turístico puede que por aquella época (te hablo de hace 20 años)este valle no estuviera explotado todavía.
Ese puente de la primera foto... no dan muchas ganas de cruzarlo.
Yo también recuerdo de esas estampas de las mujeres bien en los ríos o por los caminos acarreando carga sobre sus espaldas.
Seguirá atenta a tus próximas crónicas para seguir descubriendo y recordando.
Besos
¿Una puerta en un puente inestable
Si no fuera por la población habría jurado que te has paseado por mi provincia donde hay parajes parecidos
Seguro que tienen unos tomates deliciosos. ¡Lo que daría por comerme uno de aquellos tomates de mi infancia! (Diablo, el alma, no)
He paseado con vosotros por puentes, cascadas y rio y he divisado desde el atobus la poblacion auctotona. Las mujeres lavando en las aguas limpias me han recordado otro tiempo.
Un estupendo paseo. Gracias Pancho.
Luz
Merche: Tú sabes mucho de esto, lo estás mamando todos los días en tu trabajo.
Espero que quieras referirte a alguna de tus entradas, sólo te conozco unos soles y lunas. Con "ébrio derrumbe" no me extrañaría que tuvieras por ahí otro blog de esos escondidos que no quieres enseñárnoslo.
Todavía se pueden recordar aquellos sabores, pero cada vez menos.
Pedro: Un viaje a Marruecos merece la pena, además sólo a dos horas de avión.
Asun: Se percibe que la explotación más o menos masiva es reciente. El lugar es espectacular.
Bipolar: El Norte de Burgos es precioso, con lugares muy parecidos. Estuve un año en el Isti de Villarcayo.
El puente te llevaba a un restaurante del otro lado. Supongo que la puerta es para evitar males mayores.
Ele: Creía que este tipo de puentes sobre el río Kwai eran cosa de la Edad Media. Existen lindando con nosotros. Me alegra que te guste.
Un abrazo y gracias por vuestra huella.
Precioso,pero yo no pasaría por ese puente.Un abrazo
Cosmo: Mucha gente lo hacía, pero el miedo es libre. Un abrazo.
¡Qué linda experiencia, qué lindo recuerdo!
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