jueves, 16 de abril de 2009

Don Quijote: el mejor intérprete

Dibujo de Gerardo Trives

Capítulo XLIX ( primera parte)

Sigue S intentando convencer a su amo de que él no está encantado; pues come, bebe, duerme y responde con buen tino a todo lo que se le pregunta: incluso hace sus necesidades naturales. DQ le responde que hay distintos tipos de encantamientos que hasta pueden cambiar con los tiempos. S, echa el resto cuando le propone que se libere para alegría de Rocinante que está menencónico. Si las nuevas aventuras no salen bien, tiempo habrá de volver a la jaula, esta vez los dos juntos. Por fin, DQ accede a seguir las instrucciones de su escudero para tratar de conseguir la libertad; sin embargo, le advierte que se va a engañar en lo referente a su desgracia.

Llegados al lugar de asueto propuesto por el barbero, S le sugiere al cura soltar un rato a DQ para que al menos pueda hacer sus necesidades; sólo accede cuando recibe la palabra de DQ. S y el canónigo se hacen responsables del hidalgo.

Una vez suelto, después de estirarse, lo primero que hizo fue dirigirse a Rocinante para hacerle un guiño de complicidad con la esperanza de las nuevas aventuras que habrían de venir. Como si el autor quisiera indicarnos que, además de animar a Rocinante que estaba alicaído, la novela iba a tener continuación. Seguidamente nuestro héroe se retira a un lugar remoto a hacer lo que nadie podía hacer por él.

Incide nuevamente el canónigo en el poco atractivo que para él tienen las Novelas de Caballería: se atreven a turbar el ingenio de los discretos y bien nacidos hidalgos. Le recomienda a DQ que abandone su lectura, que dedique sus energías a otra “lectura que redunde en aprovechamiento de su conciencia y en aumento de su honra como por ejemplo El Libro de los Jueces de la Biblia.

En las siguientes breves intervenciones, DQ resume exactamente todo el largo discurso del canónigo, lo cual agradecemos los lectores que no necesitamos volver a leer lo anterior para enterarnos de su significado.

Un DQ que se va enfadando paulatinamente, le da la vuelta al argumento del canónigo diciendo que es él el que está encantado, pues ha blasfemado al negar la existencia de sus héroes Amadís, Héctor, Aquiles, Ginebra, Lanzarote y otros. Incluso ha osado negar la historia de la linda Magalona, cuya clavija para convertir el caballo, en caballo de madera, se conserva junto a la silla de Babieca. El canónigo no niega la existencia de la clavija pero él confiesa que no la llegado a ver. Asimismo, le reprende por negar la existencia del valiente caballero lusitano Juan de Merlo. Sigue citando caballeros mentados por sus hazañas, de leyenda; mezclando en su discurso caballeros lejanos con otros más cercanos que estaban en boca de todos los ciudadanos por su valor en el combate.

Mucho se admira el canónigo por la tal mezcla de verdad y mentira que hace DQ que incluso saca a colación las hazañas de un antepasado suyo de nombre Guterre Quijada que vence a los hijos del Conde de San Polo. Termina sus razones el prelado de alto rango, poniendo de manifiesto su incapacidad para comprender cómo un hombre de tan buen criterio y entendimiento pueda dar por buenas las sandeces y locuras de los Libros de Caballería.

Este comentario pertenece al grupo de lectura del Quijote que coordina y dirige desde La Acequia el profesor D Pedro Ojeda Escudero y ya ha sido publicado en la misma.

7 comentarios:

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

debate acertado para una época de gran crisis en todos los frentes, me supongo que sería mucho mejor evadirse de la realidad con el juego que pudieran dar las novelas de ficción que enfrentarse con la dura realidad de la historia en curso y de la literatura histórica o historicistas...saludos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

El eje, como bien has visto, son las palabras de don Quijote a Rocinante. Y el debate, bien abierto, entre dos posturas enfrentadas en la forma de entender la obra de arte.

Antonio Aguilera dijo...

Pancho:
Atinas con el guiño que Cervantes hace en el ejemplo de la "caricia" de don Quijote a su jumento.
Rocinante estaba algo aquejado de melancolìa, enfermedad de los seres inteligentes y sensibles, como el amo.
Como bien dices, este detalle promete continuaciòn.

Que tengas un buen finde, como dice la gente joven.

Abejita de la Vega dijo...

Pancho:
Me encanta leer tu comentario para ver lo que se me escapa.Ánimo que nos queda canónigo, qué gordo me cae...
Un abrazo

pancho dijo...

Tucci: ¿Cuándo no ha habido crisis en este país? Está por ver cómo será la de ahora; pero, las trazas que presenta no son nada positivas: todos los indicadores a cual peor. Nada bueno se puede esperar de un país que camina a los cuatro millones de parados. Es imposible ninguna expectativa de crecimiento, ni de mantenimiento, si esto no se soluciona. Costó siglos salir de la ruina del XVII.

Pedro: Cervantes mezcla temas para que el lector – oyente no salga corriendo cuando toca crítica literaria. Es la grandeza del Quijote: las capas de la cebolla de las que nos has hablado varias veces. Acoge a todo tipo de lectura; a todos da respuesta.

Aguilera: A veces, la inteligencia de las personas se descubre en su relación con los animales. En todo momento C se muestra muy respetuoso con las monturas.

Abejita: Ya es difícil que se te escape algo. Si por un casual algo se quedara en el tintero, ya tienes ahí a tu Sanchico al quite, para echar una mano.

Gracias a todos por vuestras palabras y visitas a este humilde portalillo. Un abrazo.

Merche Pallarés dijo...

He quedado traspuesta, la verdad, del intercambio de literaturas caballerescas y sagradas...
Abejita, a mi tambien me caé gordísimo el canónigo. ¡No lo aguanto! Tan meapilas él, cuando se ha leido todas las obras de caballería... Besotes, M.

pancho dijo...

Merche: Es la literatura que gusta: la que hay que releer. Cuesta pero merece la pena.