jueves, 28 de enero de 2016

El Alcalde de Zalamea (1) Pedro Calderón de la Barca. La luz de la ventana







"[...] Pues cierto /llegar luego al comisario /los alcaldes a decir,/ que si es que se pueden ir,/ que darán lo necesario."



El Alcalde de Zalamea (1)
Pedro Calderón de la Barca



Breve apuntes biográficos:

Calderón de la Barca nace en Madrid el día de san Antón, diecisiete de enero de 1600, en el seno de una familia numerosa y acomodada: tres hermanos y tres hermanas. Familia terciada, paritaria. Se queda huérfano de padre a los diez años y de madre a los quince. La orfandad no le impide estudiar cánones en la Universidad de Salamanca. Su vocación poética es temprana. Goza de cierta reputación en la Corte. Gana el tercer premio en el concurso convocado con motivo de la canonización de San Isidro, el santo labrador y patrono de Madrid.

La Comedia Nueva de Lope de Vega ya se había establecido en los gustos teatrales de los espectadores y a ello se dedica Calderón con el típico entusiasmo juvenil del recién llegado a la disciplina. Comedias de enredo como “Casa con dos puertas mala es de guardar” ven la luz en esta época.

Durante los años treinta se convierte en el dramaturgo favorito de la Corte. Incluso su rival, Lope de Vega, elogia su cuidado estilo poético.

La situación política del Imperio empeora notablemente en 1638 con el sitio de Fuenterrabía por el ejército francés. Calderón sirve a la corona en una compañía de caballos acorazados, cae herido en una mano durante la campaña de Cataluña. Su hermano José muere en la misma campaña militar. Obtiene pensión por los servicios prestados que cobra tarde, mal y nunca. Entra al servicio de la Casa de Alba en 1646. Está documentado que vive en Alba de Tormes hasta 1649.



"Estuvo en la toma de Cambrils, fue herido en una mano en una escaramuza"

Se ordena franciscano en 1650. Desde este momento su producción teatral se limita a obras de encargo para la Corte y Autos Sacramentales que son representados el día de Corpus. En 1663 fija definitivamente su residencia en Madrid. Lo nombran Capellán de honor de su majestad. Lo malo es que la pomposidad del cargo no se corresponde con el sueldo. Su situación llega casi a la indigencia, como tantos y tantos artistas. Menos mal que se apiadan del anciano que es y en 1679 le conceden una célula real que le autoriza a abastecerse en la despensa del Palacio Real. Muere en 1681 cuando está trabajando en un nuevo y póstumo Auto Sacramental. Lo poco que tiene lo dona a la Congregación de sacerdotes naturales de Madrid a la que pertenece.

Jornada 1ª

Una compañía de soldados se aproxima a Zalamea entre protestas de la tropa. Van cansados de la larga marcha. Rebolledo, soldado rezongón, se alza como líder de la soldadesca. Amenaza con desertar si no hacen parada y fonda en el pueblo cercano del que ya se divisan las torres de las iglesias a lo lejos. Afirma que no sería la primera vez en hacerlo. Y lo repetirá en caso de no parar porque el alcalde de la localidad llegue a un acuerdo económico para no hacerlo con el comisario, a causa de los desafueros y gastos que la tropa provoca entre la población en la que se alberga. Vaya un ataque en verso a las componendas de los comisarios políticos. Picaresca y corrupción. ¿No había censura en el S XVII?

La Chispa, empotrada en la tropa y vivilla como una ardilla, sale al camino y les canta una jácara que suaviza la protesta, amansa la fiera. Así entre canciones divisan las torres de Zalamea.

El autor nos indica desde la primera escena que los hechos ocurren en las proximidades de un pueblo concreto y la tropa va mandada por un don Lope de Figueroa, valiente y nombrado militar, bregado en cien batallas por los campos europeos y con fama de hombre hosco, recto y portador de una mano dura que no se casa con nadie.

El capitán de la compañía, don Álvaro, ordena alto a la tropa y que se repartan entre las casas de la población, entre los vítores de aceptación de los soldados. Allí esperarán unos días la llegada del resto del tercio y podrán descansar.

El capitán se aloja en casa de don Pedro Crespo, labrador adinerado con el orgullo en el asta y padre de una hija de belleza singular, a pesar de ser labradora.

Don Mendo es un ejemplar único, hidalgo con ejecutoria; por lo tanto, exento de pechar, no paga impuestos. Entre otras cosas porque no tiene con qué. Dialoga con Nuño, un criado que le sigue la corriente. Los dos pasan hambre, pero nunca los vio nadie doblarse para ganarse el sustento diario. Siempre derechos como un huso, tiesos como una vara reseca que no dobla. Al tiempo que conocemos a esta pareja,  don Mendo y don Nuño, un poco cómica, aparece Isabel, objeto de enamoramientos varios, personaje principal e hija de don Pedro Crespo. Se presenta el hidalgón a la ventana de Isabel la cual responde con desdén a los requiebros de don Mendo:


"Inés, éntrate allá dentro, y dale con la ventana en los ojos."

 "Di que por el bello Oriente, 
 coronado de diamantes, 
 hoy, repitiéndose el sol, 
 amanece por la tarde." 

Contesta Isabel
"Ya os he dicho muchas veces 
señor Mendo, cuán en balde 
gastáis finezas de amor, 
locos estremos de amante 
haciendo todos los días 
en mi casa y en mi calle"

La sucinta reseña biográfica que encabeza esta entrada, está tomada del libro "El alcalde de Zalamea" edición de Ángel Valbuena Briones de CATEDRA


The light's on in the window; she's waiting by the phone
Talking to a memory that's never coming home 

She dreams of his returning and the things that he might say 
But she'll always be the girl from yesterday 
Yeh, she'll always be the girl from yesterday
Eagles





El presente  comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige desde hace unos cuantos años su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.

3 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Me ha parecido magnífica esta documentación y que hayas hecho el correlato dela vida de Calderón con la obra. A veces se nos pasan estas cosas y pensamos que los escritores son todo pura invención y más los clásicos, que en los libros de texto nos aparecen tan serios. Impagable, gracias.

Abejita de la Vega dijo...

Don Mendo es un tipejo de la peor calaña, su objetivo es gastar finezas literarias para casarse con la labradora rica y luego enviarla a un convento. El criado no hace más que hablar de la comida...que no comen. Seguramente conoció a muchos hidalgos fatuos y empobrecidos, labradores pocos conocería. Lo que sí conocía y muy bien era la milicia, estuvo en la guerra de Cataluña, ay, ay.

Un abrazo, Pancho.

Gelu dijo...

Buenas noches, pancho:

Vemos que Calderón vivió 81 años, y que escribió hasta el final. De su biografía y escritos, se desprende que guardaba buen recuerdo de la vida militar.
En cuanto a la obra que nos ocupa, pobre Isabel, vaya pretendiente el tal don Mendo. Bueno, al menos -si conseguía memorizar sus versos-, podía tomárselos a risa.

Un abrazo.