DON QUIJOTE DE LA MANCHA. CAPÍTULO 2.50
Se trata de un capítulo bien armado que tiene la correspondencia como sustento. Dos cartas llevadas por un subalterno de los duques a la aldea de S, que se emplea a fondo para hacer creíble la embajada a ojos de Teresa y Sanchica. Igualmente, el autor no desaprovecha la oportunidad de recordarnos a dos viejos amigos, el cura y el Bachiller Carrasco, que incrédulos, achacan a la imaginación de DQ el asunto de la ínsula. Aprovechando la vuelta del cartero, Teresa manda escribir otras dos misivas de respuesta cuyo contenido sabremos próximamente. Otro género literario tratado con ventaja en la novela. El relato comienza en el castillo donde se nos descubre a las dos causantes del molimiento de la dueña y de DQ, para desplazarse luego, a lomos de un veloz corcel, a la aldea de nuestros protagonistas en cuyo decorado transcurre la acción y donde descubrimos la realidad de la familia del gobernador. Los componentes de la misma entran en el juego de los duques gracias a las buenas artes del paje, atraídas y obnubiladas por la amabilidad, cercanía, regalos y promesas de ascenso en la escala social.
Se nos cuenta que otra dueña informa a la duquesa cómo ve que la Rodríguez entra en la habitación de DQ. Que la misma duquesa y Altisidora fueron las causantes del ataque a DQ, después de escuchar, escondidas tras la puerta, cómo la dueña Rodríguez delataba los íntimos secretos de la duquesa en forma de “Aranjuez de sus fuentes” “porque las afrentas que van derechas contra la hermosura y presunción de las mujeres, despierta en ellas en gran manera la ira y enciende el deseo de vengarse.”
La duquesa manda a un paje, bien mandado, (viejo conocido de la burla que ya había hecho de Dulcinea) con dos cartas y regalos para Teresa. A la entrada de la aldea lava Sanchica que dirige al recién llegado a la casa con su madre dentro. Aquí Cide Hamete se entretiene en dibujarnos un cuadro costumbrista en la descripción que hace de madre e hija, que deja las puertas abiertas para que sea la imaginación del lector la que deshaga la ambigüedad de la dedicación de la mujer de S: “Teresa Panza, su madre, hilando un copo de estopa, con una saya parda. Parecía, según era de corta, que se la habían cortado por vergonzoso lugar, con un corpezuelo asimismo pardo y una camisa de pechos.”
Las amables palabras, los reverenciales gestos, la lectura de las dos cartas y el regalo del collar de perlas rinden la inicial desconfianza de Teresa acerca de la veracidad de la embajada. Sin embargo, ella no quiere que vengan el cura y el bachiller porque ellos conocen la realidad de los que se fueron del pueblo echándose al camino.
"[...] quítese de ahí; no haga eso -respondió Teresa-, que yo no soy nada palaciega, sino una pobre labradora, hija de un estripaterrones[...]"
1964-Madrid-Nacional
El paje lee las dos cartas que porta, pero Cide sólo refleja la de la duquesa, al sernos ya conocido el contenido de la que S dictó. Cuenta la duquesa que S gobierna como un gerifalte, nada extraño teniendo a DQ de consejero. Da razón del regalo del collar, sugiere que Sanchica vaya buscando pareja y pide un par de docenas de bellotas de las más gordas, petición que Teresa interpreta como un signo de llaneza y humildad de la alta nobleza, en contraste con las “ínfulas” que se dan las hidalgas de su pueblo. 1964-Madrid-Nacional
«¡Mirad la tal por cual, hija del harto de ajos, y cómo va sentada y tendida en el coche, como si fuera una papesa!»
1938-Paris-Secretaire
Mientras Sanchica prepara algo de comer al paje, Teresa sale a contárselo a maese Nicolás, al cura y a las vecinas. Encuentra al bachiller y al cura que deciden visitar al paje para que les aclare las contradicciones que observan en la carta. Ven la broma, pero la finura de las perlas no encaja, la deshacen o al menos la ponen en entredicho. Sanchica se imagina a su padre con “pedorreras”, calzas abombadas. Las dos manifiestan su deseo de ponerse en marcha rumbo a esa corte barataria y “echar coche”, como S les decía en la carta ausente, pero protagonista de la última parte de la salida del castillo e ínsula, “levantados los pies del suelo”, sin importarles las habladurías, que más vale pájaro en mano…1938-Paris-Secretaire
El bachiller Carrasco duda de la veracidad de la carta, lo achaca todo a la imaginación y encantamiento de DQ.
Se apresura el paje en ensillar de nuevo su briosa montura y regresar al castillo, tras acceder a ir a casa del cura a comer, dada la escasez y pobreza de la mesa de Teresa. Mientras tanto, ella aprovecha para dictar dos cartas a un monaguillo, a cambio de un bollo y dos huevos, de cuyo sabroso contenido sabremos luego.
"[...] dio un bollo y dos huevos a un monacillo que sabía escribir, el cual le escribió dos cartas"
1843-Pforzheim-Finck
1843-Pforzheim-Finck
Este comentario pertenece al grupo de lectura del Quijote que coordina y dirige desde La Acequia el profesor D. Pedro Ojeda Escudero. No podrá subirse a los comentarios de La Acequia en tiempo y hora como acostumbra, por estar ausente el que esto suscribe.
12 comentarios:
Al leer el capítulo se me ha formado en la mente esa imagen de Sanchica correteando delante del paje,así la veo yo también,dejemos que disfruten con estas buenas notícias y que por un momento le den al cura y al bachiller con las cartas y los regalos en las narices.
Abrazos
Excelentes tus grabados y los comentarios debajo de cada cual. ¡Alucino dónde encuentras estas maravillas!
Estas burlas de la pérfida me están poniendo verde... Besotes, M.
La crueldad de estos duques parece no tener limites...comprendo el enojo de Merche, a mi me pasa lo mismo.
Saludos.
Tras la entendible euforia de Teresa y Sanchica, se encierra una -tambien entendible- satisfacción al creer que van a ser envidiadas por sus paisanas.
Que bien ilustrado... me ha gustado la imagen 1964-Madrid-Nacional, a ningún artista ha dejado impávido esta obra.... me ha gustado tu análisis...interpretar por interpretar...llegué a pensar que Teresa Panza sabiendo las andanzas de su marido con DQ... tampoco se creía mucho lo del ascenso de Sancho... pero le gustaba...por eso no quería que avisaran ni al cura ni al Bachiller...creo que a todo el mundo le gusta ser "reina por un día"...un abrazo amigo
Bien contentas que están en este capítulo madre e hija. Las dejaremos por lo menos que disfruten mientras descubren el pastel.
Muy graciosas las imágenes del paje haciéndoles la reverencia y la del coche. Me han hecho reír.
Besos
Excelente perspectiva la tuya, querido Sancho. En efecto, estas cartas -´la leída ahora y la que ya fue leída en su día- estructuran el capítulo y marcan el engaño de estas dos simples por el mundo cortesano.
Se nota que el profe Pedro, como yo en alguna ocasión, está con las "mientes" bien metidas en El Quijote y te llama Sancho.
Aciertas en lo del nuevo género que nos trae Cervantes ahora: el epistolar. (Recuerdo "El jardín de la dudas" de Savater y "De profundis" como buenos ejemplos de "novelas" u obras epistolares.
Es qu´este manco de Lepanto le pegaba a todos los palos.
Buena colección de imágenes como de costumbre.
Un abrazo S..Pancho
Me ha hecho gracia el comentario de ANTONIO AGUILERA, nuestro profe ya ¡te llama Sancho! "El Quijote" le está obnubilando el entendimiento...¡Pobret! PEDRO, ¡descansa! Besotes, M.
Cosmo: El paje es un artista, hace dudar incluso a los que saben de la ensoñación quijotesca.
Merche: Si buscas en google con las referencias que dejo debajo de los grabados, ellas te llevan directamente al lugar de donde las elijo. Negro me pone a mí tanto alargue en la farsa.
Cornelius: El autor juega sus cartas en la novela; pone a sus creaciones en situaciones extremas para que haya más reacción por parte de los lectores.
Paco: La alegría dura poco en casa de los pobres. Veremos si aquí el dicho lleva razón o no.
Tucci: razón tienes, ellas no quieren que nadie les baje de la nube.
Asun: Contentas y con algún motivo de disputa; las dos quieren lucir el collar primero. Sanchica cede como buena chica que es, ahora sería lo contrario, seguro que le tocaría ceder a la madre.
Pedro: la variedad de géneros narrativos tratados en la novela con ventaja es impresionante, a todos le ponía buena cara Cervantes.
Aguilera: Sancho es sólo pancho con una letra cambiada. Eres un experto en Sabater, yo sólo leí Etica para Amador y me gustó.
Un abrazo a todos y gracias por vuestra visita y comentario.
Los "jartibles", que diría Manuel, os pasamos el día cascando, digitalmente.
El cuadro costumbrista, como dices, está tan bien pintado que vemos las greñas y los pies descalzos de Sanchica, la saya corta y la camisa escotada de Teresa. Y Sanchica cortando tocino para el empedrado, mientras el paje criba cebada. Qué pinceladas las de Cervantes.
Un abrazo y sigamos casca que te casca, digital y quijotescamente hablando.
Abejita: Las palabras son lo único que permanece para siempre, aunque se vuelvan viejas de tanto usarlas o de olvidarlas, nunca desaparecen. Ahí quedan.
Un abrazo y gracias por tu omentario y visita.
Publicar un comentario