Dibujo de Nicolás González
CAPÍTULO 2. 35
CAPÍTULO 2. 35
Relato que completa la noche de magia y hechos espantables con el momento cumbre de la presentación de Dulcinea encantada que se descuelga del carro de la espectacularidad de su puesta en escena con unas peticiones infantiles. La emoción de DQ que “se colgó del cuello de Sancho, dándole mil besos en la frente y en las mejillas”, la vuelta de la música, el olor a pólvora y el regreso al castillo en un día que al alba apuntaba sereno y claro.
En efecto, un carro tirado ahora por seis mulas pardas con disciplinantes de luz a sus lomos, no de los de sangre por azotes, otros doce albos más, a bordo de la carroza acompañando a una ninfa de lozana belleza, con toda la exhuberancia y esplendor adolescente a cuestas. Al llegar frente a ellos, se detiene el carro al tiempo que lo hacen también las chirimías, arpas y laúdes. Junto a la bien ponderada doncella aparece Merlín, “misma figura de la muerte”: la muerte andando montada en carroza, casi incapaz de albergar una lengua pastosa. Se presenta como hijo del diablo y príncipe de la magia salido de las lóbregas cavernas de Plutón. Relata que tras haber estudiado el caso del encantamiento en múltiples libros, trae una solución de enfrentamiento entre los dos protagonistas. Maliciosa solución desde el principio pues está poniendo a DQ enfrente para que presione al escudero: alaba a DQ “de la Mancha esplendor, de España estrella,” y castiga a S. A éste le suenan a cuerno quemao los tres mil trescientos azotes que propone el desencajao, por él se pueden ir a la sepultura Merlín y toda su progenie con sus exigencias.
Interviene DQ para presionar a S. Él mismo, en persona, doblará los azotes y le arrancará el alma si no accede. Merlín rebaja la exigencia: tienen que ser por propia voluntad y reducidos a la mitad si es persona ajena la encargada de los latigazos, además a dar en cómodos plazos.
S sigue sin estar por la labor. Dice que abernuncio. Que ni plazos ni nada que se le parezca , sus posaderas no están para tales dispendios.
De la boca de la florida Dulcinea de 19 años, sale una sarta de insultos que sorprenden al plebeyo escudero. S se vuelve a negar alegando que en lugar de compasión por estar “ reventando de pena por ver mi sayo verde roto,” vienen a pedirme “que me azote de mi voluntad.”
La intervención del duque supone una vuelta de tuerca más en la presión sobre S: le condiciona la ínsula a los azotes. Ante esta tesitura el escudero pide dos días para pensárselo. Merlín -impaciente- no acepta la prórroga. La decisión debe ser rápida, de otra manera Dulcinea será llevada a los Campos de Eliseo a la espera del vápulo. La duquesa ruega y S le pregunta a Merlín por el esperado Montesinos. Contesta que ”ni está ni se le espera” : su desencantamiento tiene para rato, allí sigue en su cueva. El mago razona que los azotes le harán bien al alma y al cuerpo.
Ante tanto ruego, sugerencia, mandato y presión acaba por ceder el escudero, no sin antes poner como condición que no habrá tasa de días ni tiempo. Él lo hará por Dulcinea, en el clásico triunfo de la belleza y la hermosura. También contarán los azotes de mosqueo y Merlín será el encargado de contarlos, algo que no será necesario porque al llegar al número exacto, el desencanto se producirá automáticamente. ( Para mí que S tenía pensado que el mago recibiera su parte a poco que se descuidara).
Una vez que se estipulan las condiciones del trato, S acepta la penitencia y acontece el momento más emotivo del relato, con DQ agradecido, colgado del cuello y cubriendo de besos la frente y mejillas de su escudero.
En efecto, un carro tirado ahora por seis mulas pardas con disciplinantes de luz a sus lomos, no de los de sangre por azotes, otros doce albos más, a bordo de la carroza acompañando a una ninfa de lozana belleza, con toda la exhuberancia y esplendor adolescente a cuestas. Al llegar frente a ellos, se detiene el carro al tiempo que lo hacen también las chirimías, arpas y laúdes. Junto a la bien ponderada doncella aparece Merlín, “misma figura de la muerte”: la muerte andando montada en carroza, casi incapaz de albergar una lengua pastosa. Se presenta como hijo del diablo y príncipe de la magia salido de las lóbregas cavernas de Plutón. Relata que tras haber estudiado el caso del encantamiento en múltiples libros, trae una solución de enfrentamiento entre los dos protagonistas. Maliciosa solución desde el principio pues está poniendo a DQ enfrente para que presione al escudero: alaba a DQ “de la Mancha esplendor, de España estrella,” y castiga a S. A éste le suenan a cuerno quemao los tres mil trescientos azotes que propone el desencajao, por él se pueden ir a la sepultura Merlín y toda su progenie con sus exigencias.
Interviene DQ para presionar a S. Él mismo, en persona, doblará los azotes y le arrancará el alma si no accede. Merlín rebaja la exigencia: tienen que ser por propia voluntad y reducidos a la mitad si es persona ajena la encargada de los latigazos, además a dar en cómodos plazos.
S sigue sin estar por la labor. Dice que abernuncio. Que ni plazos ni nada que se le parezca , sus posaderas no están para tales dispendios.
De la boca de la florida Dulcinea de 19 años, sale una sarta de insultos que sorprenden al plebeyo escudero. S se vuelve a negar alegando que en lugar de compasión por estar “ reventando de pena por ver mi sayo verde roto,” vienen a pedirme “que me azote de mi voluntad.”
La intervención del duque supone una vuelta de tuerca más en la presión sobre S: le condiciona la ínsula a los azotes. Ante esta tesitura el escudero pide dos días para pensárselo. Merlín -impaciente- no acepta la prórroga. La decisión debe ser rápida, de otra manera Dulcinea será llevada a los Campos de Eliseo a la espera del vápulo. La duquesa ruega y S le pregunta a Merlín por el esperado Montesinos. Contesta que ”ni está ni se le espera” : su desencantamiento tiene para rato, allí sigue en su cueva. El mago razona que los azotes le harán bien al alma y al cuerpo.
Ante tanto ruego, sugerencia, mandato y presión acaba por ceder el escudero, no sin antes poner como condición que no habrá tasa de días ni tiempo. Él lo hará por Dulcinea, en el clásico triunfo de la belleza y la hermosura. También contarán los azotes de mosqueo y Merlín será el encargado de contarlos, algo que no será necesario porque al llegar al número exacto, el desencanto se producirá automáticamente. ( Para mí que S tenía pensado que el mago recibiera su parte a poco que se descuidara).
Una vez que se estipulan las condiciones del trato, S acepta la penitencia y acontece el momento más emotivo del relato, con DQ agradecido, colgado del cuello y cubriendo de besos la frente y mejillas de su escudero.
Se marchó el carro con sus ocupantes llevando consigo la noche, al tiempo que se abría al nuevo día por Oriente. Dulcinea hace una reverencia a S y la comitiva de los duques regresa con la satisfacción del resultado de la broma y la intención de continuar con ellas.
1905. Barcelona Tussell
Este comentario pertenece al grupo de lectura del Quijote que coordina y dirige desde La Acequia el profesor D Pedro Ojeda Escudero y ya ha sido publicado en la misma
12 comentarios:
A Sancho, la ignorancia/inocencia le hacen caer en su propia trampa... y los azotes, como el dicho: "palos con gusto saben a almendra...." en este caso a gobernante de ínsula....un abrazo
¡Ay Sancho en qué berenjenales se mete! Muy bonitos los dibujos pero aún no me has dicho ¡cómo lo haces! Besotes, M.
Estupendo analisis, Pancho.
¿Sabes lo que mas me ha quedado de este capitulo? La chabacaneria de la burla de los duques (actores secundarios de lengua no muy despierta y frases maleducadas), y la codicia de Sancho: cuando le dicen que sin azotes no hay gobierno le falta tiempo para aceptarlo.
Que barbaro...
Un abrazo!
todo por ser gobernador... así que parece que Sancho también tiene su precio
¡Como renunciar a lo que tanto le está costando!. Sancho está entre la espada y la pared, no tiene salida, puede escoger entre lo malo o lo peor.
Como siempre muy buena tu entrada.
Gracias
Tucci: Un dicho que encaja perfectamente en la historia. Como buen conocedor de la vida él sabe que todo cuesta algo. Lo malo es que los demás no consideren suficiente ese pago que él cree excesivo.
Merche: Sancho ya sabe que su amo está cuerdo de atar, por lo tanto que se atenga a las consecuencias.
Con relación a los dibujos, todo es cuestión de paciencia en la búsqueda. La red está llena de imágenes relacionadas con El Quijote.
Cornelius: Los de la guasa saben que la avaricia del escudero es el punto donde poner más énfasis para que la farsa continúe.
Pedro: De resaltar también el tono humorístico del texto, a pesar del misterio y espectacularidad del decorado. Sobresale Sancho con su ingenio.
De todas formas él no admite que su cesión sea por la ínsula, dice que lo hace por la hermosa joven que tiene delante.
Paco: A estas alturas el escudero está tan quijotizado como su amo con Dulcinea. Una vez que no cumplió su amenaza de abandono tras "La batalla del Ebro" no le queda más remedioo que tirar palante con los faroles.
Un abrazo a todos, se aprecian vuestros comentarios y visita.
Es que SANCHO es un personaje con un alto grado de perseverancia en la consecución de sus objetivos.
Digo, porque todos lo ven por el lado de la codicia....
Hoy se dictan cursos a Directivos de Empresas para que aprendan a tener la voluntad y constancia de SANCHO y definan con asertividad los Objetivos a corto, mediano y largo plazo.
Abrazos
Myr: Ya aguanta lo que le echen con tal de llevar algo a casa. También le conviene tener al amo contento para que aguante el nombramiento de gobernador.
Seguro que Sancho habría hecho un buen directivo con su sabiduría popular y sentido común. La burbuja inmobiliaria la habría olido a lo lejos.
Un abrazo
Ay, cuando el duque da otra vuelta de tuerca y le dice que sin azotes no hay ínsula...Sancho pone condiciones, pero cede. Si vuelve con las manos vacías, quién aguanta a Teresa.
La ilustración del amanecer, la de Merlín Hamlet...excelentes.
Enhorabuena por saber comenzar así:"Relato que completa la noche de magia y hechos espantables con el momento cumbre de la presentación de Dulcinea encantada que se descuelga del carro de la espectacularidad de su puesta en escena con unas peticiones infantiles"
Un abrazo
Abejita: Además de la presión presencial, tiene la de distancia, que es la peor.
Ya nos tiene Cervantes bien enseñados a este tipo de contrastes.
La enhorabuena a ti por los resúmenes tan variados y trabajados que nos ofreces semanalmente.
Un abrazo (pancho)
Pancho, me vino la tarea larga esta semana; casi como todas...
La noche de magia y hechos espantables que narras...ha sido una puesta en escena excelente, que mas ddee algun comentarista de La Acequia ha destacado.
Un buen director haria maravillas con los dos ultimos capitulos.
Se hizo de rogar, verdad, el amigo Sancho: la supuesta Dulcinea, Merlin , los duques, to quisqui alli rogandole que se azotara.
Hasta que el duque no le amenazo con la retirada de la gobernabilidad de la isla, no cedio.
Pero que sean en "comodos plazos", como bien dices.
Me ha sorprendido mucho "la sarta de insultos" que le profiere la joven enmascarado cargada de mil velos. Casi me dio Sancho.
El abalanzamiento del Quijote sobre Sancho, besusqueandole toda la "jeta", es ya tronchante. Aunque aqui los que se "mondaban" de risa fueron los duques.
Veremos si los cap. siguientes son tan "cachondos" como este.
Un abrazo
PD. como veras estoy sin tildes, esto "staescacharrao" jejee
No te preocupes por los acentos, los comentarios se leen perfectamente, ya sabrás lo del virus que anda haciendo de las suyas para que los estudiantes pongan más faltas de las normales.
Sancho accede de mala gana, poniendo condiciones, que las carnes son suyas.
Gracias por la visita y comentario.
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