sábado, 25 de enero de 2014

Prometimos pecar a manos llenas.Todo lo que era sólido (13). Antonio Muñoz Molina








 "Lo que no está ocupado queda baldío, tierra de nadie sobrante en la que crecerán malezas"

La virgen del páramo de Vallecas. 1942. Temple sobre cartón. 65.6 x 81.7 cm. 




Todo lo que era sólido 
Antonio Muñoz Molina (13) 

 El exterior de la terminal del aeropuerto de Barajas huele a tabaco y a colillas rancias. La bruma que muerde la mirada del recién llegado procede del humo que sale de las caladas hondas de los fumadores que han aguantado varias horas de abstinencia a bordo de los vuelos intercontinentales. Esta es una de las impresiones que nunca le han abandonado desde la primera vez que el autor llegó de los Estados Unidos al país de origen. 

El verde de las praderas y bosques americanos desentona con los tonos ocres y amarillentos de la Meseta vistos desde la altura poco antes de aterrizar. El taxi es pequeño, por la radio se escuchan las mismas voces a granel de los tertulianos que opinan de todo. “La luz hiere de tan fuerte”, es principio de verano y las cunetas están ya secas y limpias, solo unos escuálidos matojos rompen la monotonía de los desmontes laterales. Hace tiempo que los descampados baldíos de los alrededores de Madrid dejaron de cultivarse. Siempre a la espera de que una nueva fiebre inmobiliaria desencuaderne las costuras de la gran ciudad y la haga crecer hacia las afueras. Ni un árbol, ni una sombra vegetal que mitigue la aridez sahariana de la periferia, solo páramo vacío que con el tiempo terminará en vertedero de plásticos y desperdicios. 


"Por la ventanilla los ojos acostumbrados al verde húmedo de los veranos de la costa Este americana encuentra una desnuda horizontalidad de hoja seca"

El venir de los EEUU te da la perspectiva para ver cuán poco se valora en España la enseñanza y sanidad gratuita. Es bien sabido que en los Estados Unidos los dos miembros de una familia tienen que trabajar y sudar para pagar un seguro médico privado y la enseñanza de los hijos. De USA le incomoda la búsqueda continua, desde niños, del éxito que divide la sociedad en ganadores y perdedores. La amabilidad del camarero que te sirve se torna en agresividad si no dejas la propina adecuada o la tarjeta de crédito no funciona con generosidad. El crédito que uno merece siempre está en proceso de evaluación, ni un descanso a lo largo de toda la vida. 


"Me gusta que la identidad americana resida en un guión: el guión que une el mexicano y americano, chino y americano, japonés y americano, irlandés y americano, árabe y americano, lo que sea"

El sistema penal americano le provoca escalofríos. Funciona la Ley de Lynch, el ojo por ojo del Antiguo Testamento protestante. No existe la posibilidad de redención para los presos condenados a cadena perpetua. Las leyes son inapelables, nada de una segunda oportunidad. La frialdad de las ejecuciones de discapacitados psíquicos estremece(eso de “retrasados mentales” lo debería usted corregir, ni en USA se utiliza ya,  “mentally retarded”). 

Aprecia la libertad de poder ir y venir de un país a otro porque la distancia le permite observar los aspectos positivos y negativos de ambos lados del Atlántico. Se siente orgulloso de un país que ha sido capaz de derrotar a la ETA con las armas de la Democracia. Dando oportunidades a quien no se las merece porque ha privado de la vida a un semejante, sin aplicar la ley del Talión, con amplia generosidad como única forma de romper el círculo vicioso de la violencia. 

Hay muchas cosas que admira de los Estados Unidos. A pesar del fuerte individualismo que rige en la sociedad y que la divide en pobres y ricos, admira el compromiso de las personas para que las pocas cosas comunes funcionen. Un parque, una orquesta, un museo, una radio pública. La gente se vuelca en gratitud a devolver lo que la sociedad le ha dado por adelantado. Cada uno según sus posibilidades. También merece reconocimiento la actitud positiva del emigrante por adaptarse, por no defraudar la confianza que la sociedad de llegada le ha brindado. 



 "Admiro el talento para respetar y celebrar las diferencias y al mismo tiempo para resaltar las mismas cosas fundamentales que se tienen en común"


Mientras en los EEUU la gente de cinco continentes se compromete a cumplir unas normas de ciudadanía y guardar lealtad a ese compromiso hasta el final de sus días y lo transmite a sus herederos, en España se odia todo lo que suene a proyecto común. Se invierten ingentes cantidades de dinero en acentuar diferencias y promocionar la deslealtad a lo que aprobaron y prometieron defender. No se pierde oportunidad de resaltar diferencias identitarias. 

El Euro parecía dinero de broma en el verano de 2012 en vista de la ruina de Grecia, España y Portugal. Las cajas de ahorro que habían sido negocios sólidos durante más de cien años, se desmoronaron bajo la dirección de políticos parásitos que las esquilmaron con su nefasta gestión. Encima huyeron del naufragio indemnizados de manera escandalosa.

 “Recuérdalo tú y recuérdalo a otros” Aconsejaba Luis Cernuda para sacudirse la niebla del olvido. El apoyo de todo lo observado, lo investigado, los recuerdos acumulados, el bagaje cultural de tantas lecturas y estudios dan solidez a los argumentos del ensayo. El futuro siempre ha sido incierto, la incertidumbre nunca nos ha abandonado en la historia de este país, siempre acentuada por el apego a la improvisación, la ausencia de planificación y la tendencia cómoda de no querer aceptar los contratiempos. El autor recuerda los días de más desasosiego pasados en la historia reciente de España: el asesinato de Carrero Blanco en 1973, la muerte de Franco, el asesinato a tiros de seis abogados laboralistas en 1977, la alegría del Sábado Santo de 1977 por la legalización del PCE y las primeras elecciones democráticas el 15 de junio de 1977. La noche de 23 de febrero de 1981 en Granada, qué a punto estuvimos de regresar a la negrura. Pudimos perderlo todo aquella noche de finales de febrero cuando ya dejábamos de apreciarlo porque lo dábamos por supuesto, a pesar de hacer tan poco que lo habíamos ganado. La libertad solo despierta lealtad apasionada cuando se ha perdido. 

Un joven MM, con la blanca aún reciente en el bolsillo, pasa la noche sin pegar ojo en casa de unos familiares lejanos. Toda la noche pegado al transistor. Amanece el día después y camino del trabajo piensa en el maleficio que pesa sobre este país que impide desterrar los salva patrias y que de una vez por todas “la incertidumbre política quede limitada a los resultados de unas elecciones”. 

De la misma forma que a la muerte del Dictador se evapora la dictadura, todo lo que hoy nos parece sólido y damos por supuesto se puede esfumar de repente. El azar o la casualidad hace que la antigua injerencia militar en la vida española se desvanezca sin drama después de Tejero, solo un año más tarde el partido socialista gana unas elecciones por mayoría absoluta. 


 "En mi adolescencia cuadrillas de jornaleros con camisas blancas y sombreros de paja segaban el trigo con hoces exactamente igual que en la Edad Media"

Los que nacimos en el medio rural a mediados de los cincuenta,  vimos a las últimas cuadrillas de segadores usar la hoz y a los labradores arañar la tierra con el arado tirado por caballerías, el mismo que usaron los romanos. Vimos llegar la televisión. El primer recuerdo que guardo de la televisión fue la final de la Copa de Europa de Naciones de fútbol con el famoso gol de Marcelino en el Santiago Bernabeu. Era 1964, la televisión estaba en el Casino del pueblo y lo veíamos desde la calle porque los socios no dejaban entrar a los chavales que éramos entonces. No se me olvida. 

A los dieciocho nadie pensaba que la dictadura iba a terminar, todo estaba atado y bien atado repetían los del régimen. Con veintiséis Felipe González estaba en La Moncloa. Mientras tanto nuestros hijos han crecido en una democracia imperfecta, pero “en el régimen comparativamente más libre y más justo que había conocido nuestro país”. Los que conocimos el régimen anterior tenemos la obligación de contarlo a las generaciones posteriores, igual que hicieron nuestros padres, para que no cayéramos en el mismo error que ellos cayeron. Para que sepan que las cosas no fueron siempre igual y que costó mucho conseguir lo que tenemos. Para que se comprometan a defenderlo, mantenerlo y mejorarlo para generaciones posteriores. 

"declaramos la guerra al sufrimiento
nos quitamos la vieja piel a tiras
renegamos de todo lo sabido
prometimos pecar a manos llenas
nos hicimos más tiernos y más niños
ahora, cada día tiene su fruto
cada noche su secreto
y el tiempo es una mentira"

1978. Joaquín Sabina 





Este  comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero


3 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Nuestros hijos y sobrinos han crecido en una democracia imperfecta pero democracia. Lo que me preocupa es el mundo laboral precario al que se están enfrentando. Y que los hijos de los hijos terminen trabajando...como chinos, con salarios chinos.

Los Estados Unidos no son un ejemplo a seguir, tus fotos lo proclaman. Excelentes, al nivel del texto.

Besos, Pancho.

Paco Cuesta dijo...

Para los que nacimos en la dictadura, esta era la situación natural hasta que el despertador de la democracia sonó.
Un abrazo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Tocas hoy dos cuestiones interesantes del libro de Muñoz Molina. Por una parte, esa comparación de los EE.UU. con España. Recoredemos que el modelo en el que nos quieren instalar es el de aquel país. Por otra, esa necesidad de dar testimonio. Uno de los ejes de toda la producción de Muñoz Molina, uno de los autores con mayor conciencia cívica de este país.