lunes, 23 de diciembre de 2013

Dame el dinero, es todo lo que quiero





"La abundancia de dinero fue inundación cuando a principios de siglo ingresamos en la moneda única y fluyó el crédito barato"


Todo lo que era sólido (4) 
Antonio Muñoz Molina 

A finales de los setenta y principio de los ochenta era difícil conocer a alguien que tuviera mucho dinero. La gente era mucho más pobre que ahora. A lo que aspiraba un licenciado en letras era a trabajar de profesor de instituto o a sacar unas oposiciones de funcionario de categoría media. MM vive como auxiliar administrativo del Ayuntamiento de Granada la llegada de la hoja de firmas al principio y al final de la jornada laboral para controlar la asistencia al trabajo. Los políticos municipales tenían otros trabajos. La dedicación a la política era coyuntural, cuando cumplían el compromiso adquirido con sus electores, regresaban a los trabajos de los que partieron. Algunos no los dejaban, compartían las obligaciones laborales y públicas. Las máquinas de escribir eran mecánicas, de calco. Una eléctrica era un lujo, la única que había en el Ayuntamiento la tenía la secretaria del alcalde. Los sueldos eran magros. Los operarios solían desquitarse diciendo: “Ellos fingen que nos pagan, nosotros que trabajamos”. 

A mediados de los ochenta se moderniza el sistema de recaudación fiscal y llegan los fondos europeos. De repente hay dinero de sobra en los ayuntamientos. Los alcaldes se las arreglan para suprimir las trabas burocráticas, los controles de los altos funcionarios. Como consecuencia manejan el dinero a su antojo. Este descontrol fue clave para que la corrupción se instalara y pudieran despilfarrar sin rendir cuentas, todo dentro de la legalidad. He aquí uno de los defectos del periodo de la Transición: “La incapacidad de crear una administración pública profesional, solvente, atractiva como oportunidad de trabajo y progreso personal, austera, ajena a la política y a los vaivenes electorales, escrupulosamente sujeta a la ley”. 

Es difícil que en todo libro no haya algo de autobiográfico. Una de las razones más convincentes por las que el ensayo ha estado acompañado por el éxito desde su publicación es que sus postulados en todo momento están apoyados por ejemplos o vivencias personales. Es difícil estar en desacuerdo con unos enunciados que cuentan con el aval de la experiencia personal, con lo que uno ha vivido, sufrido o disfrutado. 


"Los nuevos cargos aspiran sobre todo a borrar la huella de los anteriores; el dinero y el esfuerzo gastados se vuelve esteril"


En 1982 MM gana unas oposiciones de auxiliar administrativo en el Ayuntamiento de Granada, seguramente pensado en un primer momento como algo transitorio, para ir tirando, con miras a entrar en el cuerpo de Profesores de Enseñanza Media en el mientras tanto. Por un poco más del sueldo base (equivalente a 171 Euros de la época al mes) podía desarrollar su capacidades en “Mecanografía, cálculo sencillo y despacho de correspondencia”. En realidad su tarea consistía en organizar conciertos y programar exposiciones y funciones teatrales. Escribir era su auténtica vocación y a ello dedicaba las tardes. Vive desde dentro la llegada del dinero a la Administración, los sueldos para los alcaldes, las liberaciones a jornada completa de concejales y el asalto de los nuevos ejecutivos de nombre ampuloso como gerentes de área, asesores o directores de gabinete cuyo nombre los ungía por arte de magia de una seriedad patricia, de gravedad de tonsurado. 

Los nuevos inquilinos demócratas que llegan a las instituciones se hacen cargo de ellas sin haberlas reformado por dentro. Se olvidan de la carrera administrativa prometida. Continúan vigentes los escasos mecanismos de control de legalidad que existían en el franquismo. Las solicitudes había que entregarlas con pólizas compradas en los estancos regentados por viudas o descendientes de mutilados de los vencedores de la Guerra Civil. Era obligatorio que una solicitud fuera rematada con el preceptivo: “Dios guarde a Su Ilustrísima muchos años”. 

Cuando la primera oleada de políticos demócratas llega a los Ayuntamientos en 1979, no solo encuentran la miseria física de los edificios con paredes llenas de esbarrancones, resultas de las arcas vacías. También hay demócratas emboscados, quintacolumnistas resistentes y competentes en los niveles básicos de la Administración del Estado, Ayuntamientos y Diputaciones provinciales para “limitar el poder arbitrario de los caciques territoriales”. Eran los secretarios, depositarios e interventores. Los alcaldes no podían destituirlos ni cambiarlos. Significaban una rémora, un entorpecimiento para las prisas que traían de ponerlo todo patas arriba. En lugar de construir una nueva legalidad democrática, sustituyeron las leyes por otras que les sirvieran para poder actuar al margen de las primeras. 



 "En los márgenes de la administración empezaron a crecer organismos híbridos que ya no estaban sometidos a los antiguos controles"

A los funcionarios antiguos, no dóciles políticamente, los apartan de puestos de responsabilidad. Nombran a otros más pastueños y serviles que se vuelcan con el líder que les paga el sueldo. Como consecuencia,  se produce una inundación de afines. De aquí a la dejadez solo hay un paso cuando compruebas que hacer el trabajo bien o mal importa un ardite, lo que realmente les interesa es que los serviles rindan pleitesía. Hacer bien el trabajo significa el rechazo de los mediocres. 

Así fue el origen, así se instaló la corrupción en España, contado por quien lo vivió desde dentro. Explicado con una claridad y limpieza meridianas. Buena gana de hablar de la calidad literaria indudable que atesora el ensayo. 

En enero de 2002 entramos en la zona Euro. En septiembre de 2001 se desploman las Torres Gemelas de NY como apenas un lustro más tarde se desmorona la economía española dejando en la calle a seis millones de trabajadores. Los bancos europeos no regalaban el dinero que entraba a paladas en España, lo prestaban a interés barato porque a ellos les resultaba aún más barato pedirlo prestado en los mercados. Una deuda se pagaba pidiendo otro préstamo, lo que creaba más deuda. 

"Hacían falta diseñadores de relumbrón para crear logotipos e identidades corporativas, incluso nombres adecuados para las empresas"

Poco tardan algunos clandestinos recién salidos de las catacumbas en frecuentar restoranes de lujo, campos de golf, puertos deportivos y monterías de caza mayor. Los políticos de la administración local se las arreglan para romper las tediosas trabas burocráticas mediante la creación de chiringuitos en los márgenes de la administración como fundaciones, patronatos, consorcios o comisiones encargados de gestionar desde el suministro de agua a la construcción de viviendas de protección oficial pasando por la organización de fiestas. 

Brotan las covachuelas como las setas en las distintas comunidades autónomas. En paralelo,  urge levantar nuevos edificios o proceder a costosas restauraciones de edificios antiguos para alojarlas, algo que las diferencie de la caspa de los vetustos edificios franquista. Se contratan arquitectos amigos y diseñadores de relumbrón para crear logotipos que distingan. Hay carrera por diferenciarse. Lo único requerido son contactos con políticos. Las únicas carreras administrativas que cuentan son los amigos, la confianza política. Los que medran en la nueva situación son los que simulan que hacen algo, los que dedican el tiempo a dar puñaladas por la espalda, a aplastar al disidente. Esos fueron los mimbres con los que se tejió y esa es la administración que tenemos: un tejido clientelar formado por parientes, amigos, enchufados puestos a dedo por políticos de los partidos gobernantes u otras instituciones. Un peso muerto de incompetencia, una lápida que lastra el desarrollo del cualquier país y lo hunde en la miseria.


"The best things in life are free
But you can keep them for the birds and bees
Now give me money (that's what I want)
That's what I want (that's what I want)
That's what I want only (that's what I want)
That's what I want (that's what I want)"
The Beatles




El presente  comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.


6 comentarios:

María dijo...

Hola Celes:
Hacía bastante tiempo que no pasaba por aquí ;-(
Poca gente puede sintetizar tan claramente nuestra actualidad y sus antecedentes ;-)
Te deseo, a ti y a tu familia, que paséis unos felices días!

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto, el dinero lo ha pervertido todo.
Y tienes razón, la clave autobiográfica es fundamental para comprender tanto el tono de sinceridad de la obra como su éxito. Nos sentimos reconocidos en los que cuenta.

Abejita de la Vega dijo...

El funcionario Muñoz Molina nos pinta la llegada de los políticos a la Administración como elefantes en cacharrería. Y unas leyes nuevas para no tener que contar con secretarios e interventores. Terrible. Menos mal que siguió escribiendo por las tardes.

Y nos arruinaron.

Sigamos tirando de la cuerda, Pancho.

Ele Bergón dijo...

Los políticos creyeron que el dinero se lo habían regalado y que todo era suyo para su lucimiento personal, no pensaron en otra cosa que satisfacer su vanidad.

Alguno me he encontrado que me enseñaba "sus posesiones".

Los ciudadanos debimos de ser más vigilantes con todo esto, así que parte de responsabilidad también tenemos. No nos creímos que los políticos estaban a nuestro servicio y lo más importante ellos , por supuesto, tampoco, aunque se les llenase la boca de palabras diciendo que "servían a la comunidad".

Un abrazo

Luz

Paco Cuesta dijo...

Tal vez no seamos capaces de reconocer la realidad de la situación.
Un abrazo

Myriam dijo...

"Ellos fingen que nos pagan, nosotros que trabajamos”. Así, igualito, la Adm. Pública argentina está llena de "ñoquis" que fingen que trabajan.