lunes, 30 de noviembre de 2015

Novelas Ejemplares (12) El coloquio de los perros. Miguel de Cervantes. Aliada de Lucifer.





"De dónde sabe ella cuáles son males de daño y cuáles de culpa?



Novelas Ejemplares (12) 
El coloquio de los perros 
Miguel de Cervantes 

Resulta que la Camacha hace de comadrona de la Montiela cuando ésta tiene los gemelos. Al recibir lo que la bruja pare, lo convierte en dos indefensos cachorrillos, un poco celosa de que los conocimientos de la parturienta aventajen a los de la maestra. Parto perruno. La Camacha confiesa su pecado al morir; el cambio de los niños a perros, pero volverán a su forma verdadera cuando derriben a los soberbios y alcen a los abatidos y humillados. Misión sagrada del socialismo internacionalista y global, don Quijote revisitado. Darle la vuelta a la tortilla en castizo. 

La Cañizares ve su acabamiento cercano y reconoce que sus poderes son incapaces de predecir cuándo llegará el momento de que los perros vuelvan a su forma primitiva. Su fantasía para imaginar historias se mezcla con la realidad. Ella hace tiempo que se arrepintió por conveniencia, por evitar los tormentos de la inquisición. Por eso es solidaria con los necesitados y por eso mismo ayuda en el hospital. Eso no es caridad, es solidaridad estamental. Reza poco en público; murmura mucho en secreto. Le va mejor con la hipocresía, seguir la corriente del grupo, el amparo de la tribu, a fin de cuentas la santidad fingida no causa daños a terceros. Le aconseja a Berganza que viaje de tapadillo y si hace el mal, procure no parecerlo. Tanto ella como su madre fueron brujas, “pero las buenas apariencias de las dos podrán acreditarnos en todo el mundo.” 

Cervantes completa así el retrato de la gente sencilla que prefiere pasar desapercibida por no meterse en líos con la autoridad, que camina y fertiliza la tierra, opuesta a los “pedantones al paño” que desprecian a los que beben el vino de las tabernas, parafraseando a estilo compadre a don Antonio Machado





"La costumbre del vicio se vuelve naturaleza"

La Cañizares y la Montiela fueron enemigas íntimas hasta el final. Le cuenta que cuando su madre murió, hacía tan solo tres días que habían regresado de una convención de brujas, una “jira” (no vayamos a confundir las brujas con los cantantes o con los cómicos en gira) por los Montes Pirineos. Ejercicios espirituales de contracultura, allí se habían reafirmado en su fe paralela, la doble vida. El viaje de ida y vuelta a las catacumbas, sin embargo, no le impide despedirse del mundo con sosiego y reposo, sólo roto por unos visajes raros quince minutos antes de rendir el alma de forma definitiva, provocados por el rencor hacia la Camacha, llevado hasta más allá de la muerte. Se dice que su espíritu vaga por los cementerios, pero la Cañizares no renuncia a poder encontrarla algún día y hacer lo que ella le pida en descargo de su conciencia. 

Todas estas confesiones de la Cañizares sobre sus orígenes eran una lanzada al corazón herido de Berganza. Un directo a la boca del estómago que le corta el aire de respirar, pero que le encienden de furia por despedazarla entre los dientes. Si se contuvo fue sólo porque la muerte no se asustara al encontrarla tan malparada. Ella lo invita a una sesión de untura que tiene pensada para la noche. La aliada de Lucifer le preguntará durante la función por el futuro de perro o de humano de Berganza. El ungüento no procede de la sangre de los niños que ahogan,  como piensa el vulgo, sino de los jugos de hierbas frías que recogen de los montes, como tenía que hacer Astérix para preparar su pócima. Aunque la Cañizares sea una suerte de teóloga de la contracultura, sostiene que Dios es impecable, por lo tanto inmaculado. Todas las calamidades que a cada paso acechan al hombre como la muerte de repente, naufragios, caídas, todas las plagas y daños que nos asolan son consecuencia de la esencia pecadora del hombre y de la voluntad permitente del Altísimo

“Cuerpo de Santo con la puta vieja,” qué claridad de mente tiene la bruja, piensa sin decirlo Berganza. Ella nunca doblará la cerviz ante Dios para pedir perdón, no es uno de esos bueyes mansos que doblan la frente delante de los castigos que Miguel Hernández cantara. Sed de mal. Una bruja es una bruja para siempre porque “la costumbre del vicio se vuelve naturaleza.” Empoza la voluntad en una sima de miseria tan honda que le impide alzar la vista para ver la mano tendida del que quiere ayudar. Admite que siempre ha sido y será mala. Alma con fronteras, ceguera de pájaro desconfiado. 







"En la fantasía pasamos todo aquello que nos parece pasar verdaderamente"


La Cañizares continúa con su relato, nos ofrece las sensaciones desde dentro experimentadas por ella durante una de las reuniones de brujería. Una diáfana descripción, de gran limpieza. Sin tremendismos, de tono tranquilo. La untura priva a las brujas de todos los sentidos, tumbadas, desnudas en el suelo experimentan las sensaciones pensadas en su fantasía. A veces se transforman en gallos, lechuzas y cuervos y así se presentan a su señor para gozar del deleite que no nos cuenta por no escandalizar a la audiencia. Porque la lengua se atranca al querer codificar en palabras lo que la memoria olvidó."Porque las memorias se acaban, las vidas no vuelven, las lenguas se cansan, los sucesos nuevos hacen olvidar los pasados.” Como aquel colérico juez que en el uso de su plena potestad les aplicó sin contemplaciones todo el peso de la ley hasta aplastarlas. Les echó encima la inquisición. El acoquinamiento del débil. Esa es la razón  por la cual admite que aunque siga siendo bruja, lo hace de tapadillo: “Cubro con la capa de la hipocresía todas mis muchas faltas.” 

Toda la arenga anterior no es más que un prolegómeno de la sesión de untura que pasa a narrar Berganza que ocupa asiento de barrera, testigo observador de la faena justo antes de salir corriendo del lugar a campana herida, perseguido por los muchachos que le tiran piedras y escapando de los garrotazos que le santiguan los lomos por arrastrar a la Cañizares en éxtasis de untura por el patio del hospital. Conviene que si algún lector ha llegado hasta aquí leyendo, haga lo propio con el original, el episodio de éxtasis de alquimia, arrobamiento de una subalterna de Luzbel que termina de mala manera,  sin que uno tenga que recorrer todos los pasos porque ya he escrito demasiado por hoy;  además, no conviene destripar algunas de las mejores páginas de las Novelas Ejemplares, el secreto mejor guardado de Cervantes.


Dicen que es la bruja 
con tacón de aguja 
aliada de Lucifer, 
cuentan que era estrella 
pero la botella acabó con ella 
hasta hacerla enloquecer.
Tino Casal







Este comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige desde hace unos cuantos años su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.


6 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

¡Tino Casal, cervantino, lo que no consigas!
La introducción de la magia evidenciando su aquel de vulgaridad es una estrategia bien diseñada por Cervantes, que has sabido ver excelentemente.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenos días, pancho:

¡Qué sabio Berganza, cuánto había visto!
¡Cómo insiste Cervantes en lo pernicioso de la murmuración! Y de qué modo, en medio de las penurias, sabe ver lo bueno de todas las situaciones:
“pero no por esto dejemos de gozar de este bien de la habla que tenemos y de la excelencia tan grande de tener discurso humano todo el tiempo que pudiéremos, y así, no te canse el oírme contar lo que me pasó con los gitanos que me escondieron en la cueva.”
Veremos a Berganza en esa nueva vida y escucharemos su narración a Cipión..

Un abrazo
P.D.: Aprovecho para enlazarte el poema que apuntabas. en la voz de Serrat

Recomenzar dijo...

He recorrido la sabiduria con la cual escribes

la seña Carmen dijo...

Cuando leía este episodio de El coloquio y ahora tu comentario, no pude por menos de acordarme de una novela que leí en mi juventud: Retrato de una bruja de Luis de Castresana. Allí también toman su protagonismo las unturas, que sin duda incorporarían algún tipo de alucinógeno, pero eso lo sabemos hoy, y parecía saberse también de Cervantes cuando se sirve de un ser "irracional", Berganza, para poner de manifiesto lo que algunos pretenden ocultar y a veces convenía ignorar: las brujas no volaban, permanecían quietecitas en su lugar.

Abejita de la Vega dijo...

Se han untado mucho las brujas, se les ha ido la mano. Ven el mar y sus animalillos. Y manchas verdes.

Campuzano miente más que la gaceta.

Un abrazo, Pancho.

Anónimo dijo...

¡Cómo se refleja la Naturaleza en lo más oscuro de la noche!

Me gustan las fotos.