Mientras que la selección nacional de fútbol - campeona del mundo, de Europa y de todo campeonato que se precie- se jugaba las posibilidades de seguir su racha triunfal en París, una porción de gente de un heterogéneo extracto social casi llenaba el teatro El Liceo de Salamanca para el estreno en plaza de “Libre te quiero”, del director nacido en Lumbrales, Basilio Martín Patino.
Basilio es hombre de pocas palabras. Austero como las cosas auténticas, parco con las palabras como los labradores que sudan la gota gorda para sacarle algo de provecho a la aridez de la tierra, habla en sus películas. De hecho, usó menos vocablos que pocos para presentar el documental. Poco más que un recuerdo emocionado de su adolescencia cuando se colaba en El Liceo para ver películas de vaqueros.
Libre te quiero es alegría de vivir, mucha música de ritmo frenético. La cinta tiene duende y compás, desprende frescura y vivacidad: reflejo de un magistral trabajo en el montaje de las imágenes.
Cuando ya no seamos ni siquiera un recuerdo, quedará el cine, el documento histórico. El cine sobrevive a las personas y a todos los acontecimientos. Y entre los restos salvaremos el Va pensiero emocionante que una joven orquesta improvisa en la Puerta del Sol con más luz que nunca cuando los ciudadanos despertaron en mayo de 2011.
Basilio siempre confiesa que él nunca quiere ser maestro de nada, que le inquieta dar lecciones. Plasma su verdad subjetiva en la cinta porque los hechos suceden al pie de su casa. De las imágenes sorprende la dureza de la actuación de las fuerzas del orden en Barcelona en contraste con lo que ocurre en Madrid. En este caso el cine no es una mentira, es una realidad que emociona y que deseas que no se acabe. Lo mejor que se puede decir de un documental de una hora de duración.
¡Ve, pensamiento, con alas doradas,
pósate en las praderas y en las cimas
donde exhala su suave fragancia
el dulce aire de la tierra natal!
Verdi
8 comentarios:
Felicidades para tu paisano y para ti, por haber podido estar en el estreno.
Gente como Patino es muy necesaria.
Un abrazo.
Felicidades para Martín Patino. Mucho éxito. Siempre que vuele el pensamiento y atrape la emoción, en esa síntesis del alma, habrá esperanza.
Besos
... seguro que fue un placer poder disfrutar de la película en el Liceo ;-)
Hace mucho tiempo que no visitaba el blog (últimamente no he tenido todo el acceso que quisiera a Internet) y veo que estáis inmersos en una nueva obra, esta vez de Pío Baroja... algo aprenderemos de esa lucha por la vida...
¡Buenas vacaciones!
Basilio Martin Patino ¿no es el que dirigió "La tía Tula"? (me suena que sí pero no estoy segura). Esa pelicula me encantó. Enhorabuena por tener un paisano tan ilustre. Besotes, M.
¡Tan diferente de su entorno familiar! Sin duda sus méritos son por esto más valiosos.
Un abrazo
Ahora más que nunca nos sale del alma un "Va pensiero" en este país desorientado. Tu paisano lo ha expresado a las mil maravillas.
Besos, Pancho.
Y qué grande es su cine. Merecido estreno-homenaje.
Buenas noches, pancho:
Lo primero decir lo joven que está Basilio Martín Patino. Es un paisano de lujo. Enhorabuena a ambos.
No tengo ningún programa de sus películas. ¡Con lo que aprecio su cine, desde siempre !.
He mirado en mi archivo y sí tengo de algunas de las películas de vaqueros que seguro le gustaban cuando iba de niño o de jovencito al Teatro del Liceo.
Si mañana me funciona internet –hoy estoy con un pincho de móvil- prepararé una entrada.
Abrazos.
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