domingo, 1 de noviembre de 2009

Ordeno y mando ( 3 )


Cuando los recursos materiales y humanos del país se habían malgastado hasta la ruina en matar con saña al más débil de ideología diferente, rozando el exterminio y hundiendo a España en la oscuridad del hambre; la vaca ya reposaba consumida, al borde de la extenuación. Rápidamente se supo que la contribución alemana e italiana por un lado y la inhibición europea por otro no habían sido gratis. Sólo la ayuda soviética hizo que la agonía de la República durara tres años de destrucción; como nos recuerda Max Aub en estos versos inéditos de 1942:



Poema mecanografiado inédito de Max Aub, publicado en el ABCD (31 Octubre 2009)


Algunos, esculpidos en piedra, perduran treinta y cinco años después de la muerte del dictador.

Postguerra lúgubre, tiempos de salvoconductos, recomendaciones, pólizas y sellos.

Portada del diario El Adelanto el 2 de abril, 1939. La guerra terminaba, continuaba la represión y la venganza. Evidente apropiación de símbolos artísticos; aquí la Victoria de Samotracia.



Hasta el discurso de Las Armas y las Letras de Don Quijote lo hicieron suyo sin ningún pudor. Aún no ha devuelto el título que se adjudicó para verguenza de muchos.

5 comentarios:

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Parece que cualquier cosa era válida para sacar dinero...paradójico tu primer recorte..."se necesita oro"..ahora pululan los anuncios "se compra oro"...siempre hubor y habrá aprovechados...saludos

Merche Pallarés dijo...

Too much!! No sé si habrás leido uno de mis primeros posts donde escribía lo que me chocaron, a los siete años, los carteles por todo Irún prohibiendo practicamente todo. No entendía nada.
Eso de necesitar un salvoconducto para ir ¡a Madrid! además con dos garantes de personalidad... Alucinante. Besotes, M.

Merche Pallarés dijo...

¡Ah! y eso de que se apropiaran del discurso de nuestro Quijo y de "mi" ¡Samotracia! Qué ruines. Besotes de nuevo, M.

Teresa dijo...

No era España la que necesitaba oro sino "la su mujer".

Lo del doctor honoris causa me ha recordado cierto nombramiento reciente en una universidad pública de una ciudad retrógrada y tiene basante paralelismo.

Los rojos de distintas tonalidades parece que combinan mal.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

La historia, querido amigo, tiene demasiadas infamias.