jueves, 12 de agosto de 2010

Humillan a don Quijote



1843-Pforzheim-Finck

DON QUIJOTE DE LA MANCHA. CAPÍTULO 2.62

La burla que los dejó molidos y sacó del ensimismamiento y sosiego que concede la contemplación de la inmensidad del mar por vez primera, incide de nuevo en don Quijote que, como un cristo, con un ecce homo a la espalda, lo pasean por la ciudad, por una de sus calles más principales "a vista de las gentes y los muchachos que como mona le miraban". Las burlas adquieren un carácter más cruel desde ese día. La visión de nuestro héroe desarmado, objeto de risa de la agrupación de ciudadanos que le persiguen, como la orquesta de los tristes, invade de tristeza y pesadumbre el corazón de los lectores desde que amanece hasta que el sol deja de asombrar.

Da la impresión de que se trata de un capítulo postizo, prescindible para la novela. Sin embargo, por alguna razón que se me escapa, Cervantes ridiculiza a sus protagonistas, no ahorra a sus criaturas unas burlas que superan a las de los duques: de aquéllas sabemos que eran farsa y artificio; de éstas, que vienen como consecuencia del choque de la realidad de la gran ciudad con la ensoñación de un hidalgo anciano. La atmósfera de tolerancia que caracteriza a la universal, acogedora urbe mediterránea, quiebra en el aire irrespirable que trae la merma de calidad democrática que conllevan prohibiciones y burlas al desvalido, síntomas de chatismo provinciano, provocado por el capricho de unos pocos.

Comen en casa de don Antonio. A la sobremesa le muestra a DQ una cabeza encantada que ese día no trabaja por descanso. Se pasean por la ciudad. Después de cenar, son ellas las que no quieren dejar de disfrutar del espectáculo de DQ danzarín, actividad que le agota y fatiga el entendimiento de los lectores. Otro día ven y oyen la cabeza encantada. Recorre la ciudad a pie, entra en una imprenta donde observa cómo están corrigiendo la historia del falso Quijote, escrita por un vecino de Tordesillas. Aquella misma tarde van a visitar las galeras del puerto.

Efectivamente, el noble catalán, anfitrión del hazmerreír que les llega recomendado por el jefe de los bandoleros, hace buen uso del juguete. Aquel mismo día desarma al hidalgo y lo saca a la burla de la calle vestido como un adefesio. Lo exhíbe a la curiosidad de sus amigos a la hora de comer. S, apoyado por su amo, se rebela ante la insinuación de glotonería. No soporta la acusación de falta de urbanidad. Incluso ha aprendido de comida fina en mesas bien servidas, cuando fue gobernador.

En un aparte, con mucho misterio, don Antonio le enseña a DQ una cabeza de bronce, hecha en su casa por mil escudos, obra de un polaco de Polonia. No puede mostrar sus habilidades porque es viernes y los viernes es su día de descanso. 


 
Hasta el ciego se asombra del paso de Don Quijote.
1938-Paris-Secretaire

Seguidamente montan a DQ en un mulo de confianza. En la castellana lengua (hemos ido a mejor o, a peor, según se mire, en este enojoso asunto de la rotulación) le cosen a la espalda un rótulo que dice "Éste es don Quijote de la Mancha". El agraviado, ignorante del inocente, atribuye a la caballería andante su fama entre la desocupada chusma que le hace corro. No falta un castellano que por allí andaba que en vista de la burla, sale en su defensa. Le dirige unas palabras que recuerdan a las del cura en casa de los duques y que tanto le enfadaron. "Vuélvete, mentecato, a tu casa, y mira por tu hacienda, por tu mujer y tus hijos, y déjate destas vaciedades que te carcomen el seso y te desnatan el entendimiento". La diferencia reside en la contestación. Del enfado de DQ en aquella ocasión pasamos al retiro del rótulo por parte de don Antonio para evitar una situación que se le escapa de las manos debido a la avalancha de gente que les rodea. 



 
1964-Madrid-Nacional

Ni ellas se privan de unas burlas que van in crescendo, que "le molieron no sólo el cuerpo, pero el ánima": le hacen bailar, girar como una peonza hasta agotarle. 



 
1964-Madrid-Nacional

Al otro día DQ, S y otros cinco, que después resultan ocho, prueban por vez primera al profeta cabezón, sabelotodo. Responde a las preguntas que sobre el futuro le formulan. Cervantes se las arregla para que este episodio postizo, que pudiera parecer un añadido prescindible, adquiera visos de realidad al mencionar la intervención de la inquisición, celosa de que algo pueda dar al traste con el monopolio divino de predicción del futuro.

Esta vez a pie, la pareja y otros tantos se pasean por la ciudad. Entran en una imprenta donde DQ gozó con el trajín y actividad que requiere la impresión. Él, que había llenado la soledad con horas de lectura, se siente como pez en el agua entre sus amigos los libros, los que nunca decepcionan y que le echaron al camino a arreglar lo desarreglado. Cervantes le permite lucimiento, posibilidad de mostrar su cultura para compensarle del maltrato que hasta ese momento le han propinado en la ciudad. Puede maldecir las falsas aventuras que sobre ellos ya circulan e ironizar a cuenta de las traducciones. Aquella misma tarde visitan las galeras. Veremos si el mar les es tan hostil como la tierra firme. 


Este comentario pertenece al grupo de lectura del Quijote que coordina y dirige desde La Acequia el profesor D. Pedro Ojeda Escudero.

8 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto: una burla urbana con similitudes con la aristócratica. Parecería prescindible, pero no lo es: entre otras cosas, aunque sólo fuera para dar pausa para lo que viene y dar ambiente ciudadano.

Merche Pallarés dijo...

El próximo capítulo a los chicos seguro que os encanta porque hay mucha batallita... A mi me ha resultado árduo. Pero, bueno, estamos con el XLII. Siguen las burlas, se ve que en aquellos años los pudientes solo se divertian, como dice el profe, mofándose de los más débiles. ¡Qué crueldad! Besotes, M.

Asun dijo...

Tuvo que ser un gran shock para DQ y S la llegada a Barcelona. Por una parte la visión del mar, por otra toda esa multitud de gentes por las calles... un ambiente muy diferente al que han vivido hasta ahora, pero las burlas siguen siendo del aire.

Veremos que más les depara la city.

Besos

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Está era la forma de entretenimiento del poderoso:la burla al más débil. Para mi que Cervantes usa todas estás acciones para criticar a toda una sociedad en decadencia además ridiculiza a las clases pudientes.

De todas formas DQ y S ya han aprendido y ahora saben cortar a tiempo. Es decir a Cervantes le interesa más que la burla la manera de escapar de ella y encima triunfante.

Un abrazo amigo

Abejita de la Vega dijo...

Las bromas de los duques tienen lugar en un ambiente más opresivo, con unos lacayos que no osan contrariar a sus señoritos. Aquí son las bromas que monta Antonio Moreno, y esposa, para sus amigotes. Hay posibilidad de que surja una voz discordante, como la del castellano.
De todas maneras, las bromas no son ni honestas ni afables y el lector se siente dolido. Pobre don Quijote con un cartel como si fueran los Santos Inocentes...
Adelante con las obras. Un abrazo.

Paco Cuesta dijo...

Hay algo de "bondad" en el hecho de quitar el cartel colocado en la espalda de don Quijote sin terminar el paseo.

Firvulag dijo...

Si ya es excelente el resumen comentado que haces del capítulo de "El Quijote" todavía me has sorprendido más con las imágenes con que lo ilustras. He creído reconocer el estilo de las portadas de la revista "La Codorniz" y no me ha fallado la vista pues estos dibujos son obra del dibujante Enrique Herreros (Madrid 1903, Aliva-Picos de Europa 1977), el cual dibujó 227 ilustraciones "quijotescas" que se han empleado para 3 ediciones diferentes del Quijote: la de 1964 a la que pertenecen los dibujos que aquí aparecen, la de 1999 en blanco y negro y por último en 2003 se editó un Quijote cubista.

Dejo un par de enlaces por si quieres conocer algo más de este dibujante que además fue: pintor, grabador, cartelista, fotógrafo, humorista, escritor, cineasta, actor y montañero, su biografía y el artículo de un blog donde da cuenta de un acuerdo de cesión de sus obras "quijotescas" a la ciudad de Alcalá.

Anónimo dijo...

Buenas noches, pancho:

De este capítulo me quedo con el buen rato que Don Quijote pasa en la imprenta.

De tus ilustraciones me habían llamado la atención la gracia de las pertenecientes a Herreros. Gracias a Firvulag conocemos un poco de la biografía de este artista generoso, enamorado de la obra de Cervantes.
¡Qué bonitos los carteles de cine, y qué estupenda la dedicatoria a su hijo en el dibujo de Clark Gable!. ¿Sabes, de los carteles de cine de las imágenes que enlaza, tengo dos programas de mano de cine: El de "Camarada X", película de King Vidor de 1940 y el de "Volga en llamas" de Tourjansky, de 1933, de cuando las exhibieron en Burgos.

Espero que pronto tengas resuelto lo de internet, y la incomodidad de las obras haya merecido la pena.
Aunque he visto que has seguido en tu línea de ofrecer lo mejor en tus resúmenes.

Saludos. Gelu