"Su cabeza echaba humo. Homologaba y destruía las homologaciones. Extrapolaba y volvía a interpolar"
La saga/fuga de JB (9)
Gonzalo Torrente Ballester
El encontronazo con don Acisclo hace llorar a Julia por dentro un rato. Arrimada a las piedras quietas del arco ciego de la Colegiata se desahoga en su soliloquio de mutismo. Se echa la niebla, se levanta y corre. Va y viene. Don Benito Valderrama también anda con prisa. Panchote y don Alvino están en el bar de Federico tomando unos chatos de vino. Desde dentro le hacen señas para que pase a tomarse unos vasos con ellos. Se resiste, pero al final se deja convencer por lo fácil, la ley muda que hace costumbre y te empuja a la taberna. Saber llegar a tiempo es lo esencial. Antes de llegar sabrá dónde va.
Don Acisclo da por concluido el lío amoroso entre Manolito el Seminarista y Julia, una vez que queda bien demostrada la auténtica condición de Julia al rechazar la regeneración, la vía de gracia ofrecida, el agua lustral de la clausura perpetua en el convento como enmienda. Don José Bastida acapara ahora toda su atención. A la sazón su loro, Belcebú, no está católico, se halla sumido en un periodo de tristeza que lleva aparejado largas horas de silencio preocupante, solo roto por la repetición de: “Jove Bicorne, Jove Bicorne”, que como un graznido sale de su pico curvo.
Un poco antes de la frustrada agresión en cuadrilla a don Acisclo se había producido una confrontación entre los tres loros más afamados de Castroforte. Don Perfecto Reboiras se sentía orgulloso del comportamiento de su animal hablador, sobre todo de la reputada longevidad que le permitía haber almacenado “un saber incalculable y oculto.” Únicamente había que encontrar la palabra clave para ponerle en marcha y hacerle recordar la sucesión de hechos ordenados de manera cronológica, respetando la peculiar sincronía y diacronía del tiempo de Castroforte. Y así desvelar la verdadera historia de la ciudad y de todos los J B. Don Perfecto consideraba al loro de Clotilde un cargante reloj de repetición, pura mecánica del papagayo. Su capacidad oral, limitada a repetir como una cotorra un número reducido de frases y canciones con escasa entonación. Eso sí, en latín. La cultura siempre suma y sigue. Considera al pájaro de pico curvo de don Acisclo un “oligofrénico y zampatortas” porque aguanta la convivencia bajo el mismo techo con el clérigo.
"Los santos labrados en las arquerías, decorar"
A don Acisclo no le sienta bien el menosprecio a Belcebú. Esos días, morriñoso y aquejado de gripe. Lo mete en una jaula, lo tapa con un paño y con el a cuestas se dirige a la rebotica de don Perfecto para desafiar a su loro. El boticario anima al ave
con un sorbito de aguardiente que – desinhibido y con garbo- requiebra a la pájara, aculada contra los barrotes de enfrente, emplazada en la querencia de la jaula:
“Sal, morena, sal;
Sal, morena, a tu balcón”
Le canta luego con gorgoritos de barítono navarro y seductora voz balanceante de pajarraco desvergonzado. Le hace unas carantoñas y cucamonas que ponen colorado al mancebo de la botica.
El inesperado descubrimiento de que Belcebú no es loro, sino lora, es un trauma. Sobrepasa la categoría de anécdota sin importancia. Ni la miel con cañamones consigue sacar a la pájara del silencio contagioso. Don Acisclo se pasa el día hilando fino para escapar de la melancolía de la lora. Bach acude en su ayuda. Cuando del violín salen notas de divinidad revelada, “su pensamiento discursivo se deslizaba por las melodías como por un tobogán.”
¿A qué venía el aviso?
Años atrás al ave le había dado por gritar: “Cave canem, cave canem” cada vez que lo veía aparecer. De primeras pensó que estaba medio loco, pero luego llega a comprender la significación de la advertencia. Jove Bicorne es Júpiter convertido en toro raptor de Europa. La alegoría le lleva a imaginarse de misionero por media Europa, una invitación a abandonar Castroforte y predicar la nueva cruzada contra el peligro de la Rusia Soviética. Se imagina entregado en cuerpo y alma al proselitismo por las plazas de París abarrotadas de intelectuales radicales de izquierdas, en Roma el Papa escuchando tras las cortinas y dándole la bendición. Aquí entra en contradicción con su convencimiento anterior de no salir de Castroforte. Batallar con los días de lo cercano.
“¡Ah, ese día!” Ese día soñado con Manolito acompañándole al piano y el clero apoyándole. Las godas sometidas a la severidad de sus normas aplicadas al matrimonio. Método Ogino, pero al revés: lechigada de muchachos que cubran las bajas de la primera línea, los hijos que Dios quiera. La postura permitida, “la tradicional, la que usaron resignadamente nuestras santas y castas madres.” El Anangaranga a la hoguera.
"La realidad entera resultaba un sistema intrincado"
Había que excogitar y excogitó con método. Una tarde de tormenta le ilumina un relámpago de inspiración:
Jove Bicorne es igual a Jota Be. Ya sabíamos que:
Jove Bicorne es igual a toro raptor de Europa. De lo cual se deduce que:
Jota Be equivale a toro raptor de Europa.
Los temblores de la inspiración le señalan que “su cerebro estaba a punto de penetrar en zonas inaccesibles al razonamiento, es decir, en el seno mismo del misterio.” La cosa no queda aquí. Se complica.
Jove Bicorne es igual a Diablo. Con lo cual:
Jove Bicorne es igual a Jota Be igual a Diablo.
Pero otra nueva iluminación le aclara – estaba de relámpagos la tarde - , le dirige hacia Obispo, el loro de Clotilde que en realidad es Jerónimo Barallobre, otro JB. Un loro más en danza. Don Acisclo no acaba de convencerse de la asimilación del diablo con este loro tosco y huraño. Después de largas horas de estudio y llenar hojas de ecuaciones llega a la conclusión de que “fracasada la coyunda con el colega de Perfecto Reboiras, no le quedaba en la ciudad más macho idóneo que el de la Casa del Barco.”
Deja la saga de JB de momento y se fuga con el violín a cuestas a ensayar a casa de Aguiar. El loro-lora- chillando “Jove Bicorne, Jove Bicorne.” Sabe que detrás de la anécdota está su significación. Eso es harina de otro costal. Dante y toda la escolástica abrieron el mundo al conocimiento, la ventana abierta con las cuatro maneras distintas de enfrentarse al texto. Don Acisclo aprovecha los momentos antes del ensayo para proponer a doña Clotilde que le preste Obispo para su lora. Ella le contesta que verdes las han segado. ¿Por qué no mete a la pájara en el convento? El clérigo aduce que la coyunda no es lo mismo en los animales que en las personas. ¡Dónde va a parar! Le explica que el toma y daca para los bichos es simple, no pasa de ser mera expresión vital, carente del orden tenebroso de pecado que acompaña las maniobras amorosas de los humanos .
Mother should I build the wall?
Mother should I run for President?
Mother should I trust the government?
Mother will they put me in the firing line?
Mother should I run for President?
Mother should I trust the government?
Mother will they put me in the firing line?
Pink Floyd
Este comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.
4 comentarios:
Ya sabía yo que lo de Julia y el seminarista iba a quedar en agua de borrajas.
Don Gonzalo te aplaude desde un Novelty celestial. Un cielo churrigueresco.
Un abrazo, Pancho.
He de reconocer que la historia de los loros me hizo pasar unos ratos estupendos.
Conservo con tu permiso estas notas para una lectura inacabada trasladada al verano que comienza.
Gracias.
Un abrazo
Buenas noches, pancho:
Me llamó la atención en esta novela de don Gonzalo, publicada en el año 1972, el trabajo que se había tomado -seguramente de forma manual- en hacer listados y variaciones y permutaciones.
En cuanto a encontrar la palabra clave para el loro, era -ni más ni menos- como cuando utilizamos el buscador en el ordenador.
Y los silogismos.
Me encanta esta canción de Pink Floyd, y especialmente las restantes que acompañan a la que has elegido en el otro CD que completa el álbum.
Un abrazo.
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