martes, 16 de abril de 2013

Anillo de quita y pon

La marca del meridiano. Lorenzo Silva (2) 

Un grupo de ocho guardias civiles reflexiona sobre la tortura ante el informe de la autopsia y las fotos de Robles después de muerto. Bevilacqua, siempre escrupuloso en el cumplimiento de los protocolos oficiales con los detenidos, pone en el mismo plano el linchamiento de Gadafi y el asesinato de su antiguo amigo el subteniente. Se conjuran para encontrar a los asesinos: “Te juro que si a los que han hecho esto no les pasa nada, le devuelvo el tricornio al contribuyente”- manifiesta Vila con rabia dirigiéndose al capitán Reinares que en su horizonte profesional se dibuja un traslado a la Brigada Central. 

Van a ver a la juez, le piden los permisos necesarios para que la investigación avance. Viste vaqueros y blusa blanca. Además usa metáforas al hablar. De aparente aspecto frágil; sin embargo, pica piedras: tiene montoneras de papeles por leer y estudiar sobre la mesa. Qué diferencia con los severos jueces bigotudos de sabor antiguo y venerable apariencia que vemos en las imágenes de antaño. 

Ante su amigo de cuerpo presente y la viuda cavila sobre la capacidad del amor para mezclar en su regazo la razón más pura y lógica con el veneno desbordado de la irracionalidad que nos arrastra hacia alguien extraño, a la búsqueda espiritual de una comunión profunda que mate los demonios de silencio y soledad. 

De nuevo en coche, otra vez de viaje. El conductor que le lleva con su gente a la Comandancia ha mamado el espíritu del Duque de Ahumada desde la cuna. De padres a hijos, su padre es también subteniente. Rememora los doscientos y pico caídos en lucha contra la ETA. Ahora los malos están en otros sitios del globo, ignoran que saltarse la ley es como echarse encima a ochenta mil hombres armados hasta los dientes con toda su mala leche. 

Los miembros de su equipo son incansables, trabajan al ritmo frenético que demandan las NNTT. Pegados al ordenador, investigan a pleno rendimiento. Las llamadas desde el móvil son una fuente de información, a través de ellas descubren que Robles llega hasta Bilbao y desanda el camino para ir a morir en Briones, un pueblecito de la provincia de La Rioja. Por las cintas de vídeo de la gasolinera saben la hora y los posibles coches que tomaron para huir del BMW. Por los restos de flora bacteriana en los zapatos del asesinado se podrán investigar los lugares por los que anduvo. 

Ahora disponían del fin de semana libre antes de despedirse de Madrid durante una temporada cuya duración quedaba a expensas de la marcha de la investigación. Bevilacqua tenía una cita con su hijo de dieciocho para ir al cine y hacer deporte juntos, una vez que el retoño se había convencido por sí mismo de que sus habilidades no daban para ganarse la vida dedicándose al fútbol a tiempo completo. 



 "Pierden de vista que de ángeles custodios pasan a ser demonios con cuernos y rabo"


Trabajan el sábado porque urge dar a la juez motivos que justifiquen el pinchazo de teléfonos. Recibe la llamada de la cabo Salgado. Uno de los números pertenece a una joven brasileña que circula por Casteldefells; el otro, ya está pinchado por una unidad diferente de la policía. Distribuye el trabajo y quedan a las seis de la mañana del lunes para ir a Barcelona. La mañana del domingo va a la Casa de Campo con un libro de Houellebecq (más difícil de escribir que Bevilacqua, que ya es decir). “El miedo al gendarme es la verdadera base de la sociedad humana” es una frase entresacada del libro y subrayada por su lector que coincide con el pensamiento de los locos por naufragar en las aguas turbias de las prohibiciones y orden impuesto por la autoridad hipócrita. Pero la ansiada soledad lectora del domingo por la mañana no se le logra a nuestro protagonista. Queda con el agente López de la SAI (Servicio de Asuntos Internos) para charlar de trabajo. De él, le atrae lo poco que su apariencia llama la atención. López es uno de esos  hombres de aspecto gris, de bajo perfil que pasa desapercibido por los sitios, excepto para nuestro protagonista. Suma puntos quien pronuncia su apellido correctamente a la primera. Sin perder el tiempo le muestra en el Ipad unas grabaciones de vídeo. En ellas aparece el agente Julio Salazar, última persona en hablar con Robles vivo, veintiún años de servicio en la benemérita de Cantabria. Ha sucumbido al vil metal. Se ha pasado a los malos, al lado oscuro de la vida regalada en la que el dinero se amontona en muladares y se carga a paletadas. 

López, con dos divorcios y una hija, tiene en común con Bevilacqua más cosas de las que parecen. Ambos se gastan el jornal en artilugios electrónicos para usar en el trabajo. El Mac que distingue a los usuarios, une a sus portadores más que ser brigadas y llevar trabajando veinte años bien cumplidos en la misma empresa. Nuestro protagonista se siente en deuda con el agente López porque él puede ofrecer bien poco a cambio de su valiosa información. Su investigación está en pañales. 

Recuerda que hace veinte años había costumbres en el servicio, pecados veniales, vicios adquiridos no merecedores de castigo que en los tiempos actuales serían pecado mortal de necesidad. 

Va al cine con su hijo Andrés. Paga las entradas con el dinero que le dan por unas clases particulares a dos tarugos de la ESO. Al final los aprueban con tal de que lean el enunciado y respondan algo que se le parezca. Después del cine ven Breaking Bad en la tele de casa. Para el brigada se trata de una puesta al día de sanchos y quijotes, por eso le gusta. Deja a su hijo a la puerta de su antigua casa y escucha un CD que López le había dejado antes de caer en los brazos de Morfeo. El resplandor de la amanecida los encuentra en el área de servicio de Calatayud camino de Barcelona. 

"y si de verdad me amas 
no habra casorio ¿para qué? 
con dos en una cama 
sobran testigos, cura y juez”
 “y viviremos lejos 
del trafico y la polucion 
mejor llegar a viejos 
a la sombra de algun sauce lloron” 
le regaló un anillo 
de quita y pon, que unen sin atar, 
y levantó un castillo 
de arena fina junto al mar… 
sus dos hijos dudaron 
entre en dinero y el saber 
llamaron al primero 
Caín y al benjamin Abel. 
J. Sabina 






Este comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.   

Fotos de Jose María Torrecilla. 

6 comentarios:

Ele Bergón dijo...

Ya me he comprado el libro, pues en las bibliotecas con esto de los recortes, no se encuentra, pero ya voy retrasada en la lectura con respecto a vosotros.

Esta vez no quiero fallar. Es admirable vuestra constancia.

Un abrazo

Luz

Paco Cuesta dijo...

No hay duda que Silva se ha ganado un puesto de honor en la Benemérita. Conoce y desarrolla el tema con precisión y tacto.
Un abrazo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Este brigada es todo un ejemplo de funcionario público. Una buena lección de Silva para aquellos que nos denostan tanto...
Excelente trabajo en el que te fijas en varias de las cosas que caracterizan esencialmente la novela: el eficaz trabajo y cómo ocupa la vida entera del personaje.

Abejita de la Vega dijo...

El personaje es muy atractivo,´más todavía para los que compartimos con él la condición funcionarial, tan denostada, como te dice el profe.

Una novela que nos sitúa casi en el presente: elecciones en nuestro país con inminente cambio de gobierno, tortura y muerte de Gadafi, recortes, etc. Y en la que las redes sociales ocupan un importante lugar. Actualísima.

Esta novela la estás paladeando relajadamente. Después de la densidad barojiana, viene bien. Y no es quitarle méritos a Silva, en absoluto.

Besos, Pancho.

Myriam dijo...

Cierto todo ésto que señalas, Pancho. El personaje de Bevilaqva es muy humano, responsable y metódico, que se lleva bien con sus colegas de otros servicios, como este Lopez, con el que siente afinidad en algunos sentidos y ambos colaboran de manera muy apropiada para la resolución del caso.

Un abrazo

Gelu dijo...

Buenas noches, pancho:

No estoy de acuerdo con el profesor.
Por dedicación funcionarial no se les puede recriminar nada a Bevilacqua y a los componentes de su equipo. Es demasiada.
¿Cómo ocupa la vida el personaje?
Podía hacerlo mejor. No tiene vida familiar. Debería dedicar a su hijo más tiempo, aunque en el trabajo no fuese tan eficaz. Menos horas, casi hay para dos puestos de trabajo por cada uno de los guardias.

Abrazos