viernes, 14 de octubre de 2016

La saga/fuga de J.B. (23) Gonzalo Torrente Ballester. Abrir bien los ojos.








"No se si soy espíritu o carne, de modo que no respondo de que esa fotografía sea más que la de un ectoplasma."


La saga/fuga de J.B. (23) 
Gonzalo Torrente Ballester

“Señor, los ojos de los hombres no fueron hechos para los milagros.” El rey Artús muestra su sorpresa por la presencia milagrera, una revelación de las alturas con misión redentora, justo cuando tantas dudas sobre el pasado y origen de las creencias se ciernen sobre Castroforte. Lanzarote pide permiso para publicar en el periódico las manifestaciones del vate Barrantes, les dará forma de entrevista para dotar al monólogo ensimismado de algo de ritmo narrativo en un intento de subrayar la importancia del periodismo como género literario. El entrevistado confiesa que no sabe si es espíritu o carne, pero sí memoria. En su memoria particular guarda la grandeza de los poetas únicos. Si su producción poética sólo hubiera sido buena, no habría pasado de ser un escalón para que otros subieran a las alturas. Según él, su excelencia de poeta surge de la soledad y la hondura. Ni maestros ni discípulos que valgan, sino una isla en sí mismo. También se considera un poeta desgraciado porque los críticos y profesores que explican la poesía no han caído en la comparación, la correspondencia, los procedimientos similares, el preludio, la coincidencia con los grandes poetas franceses como Rimbaud en la Estación del infierno o Mallarmé en Coup de dès. Qué decir de sus deudores, los poetas que escriben en la misma lengua: Rubén Darío y los alejandrinos rítmicos y poderosos. Las coincidencias temáticas con Antonio Machado. La Entrada en la madera de Pablo Neruda: el misterio de la blandura del gusano que, sin embargo, - dale que te pego-penetra hasta el corazón del árbol. Y el hilo de la poesía social tejida después de él por Celaya y Blas de Otero. 

Después de la sesión de fotos en distintas posturas y posiciones de manos, a veces elocuentes, a veces quietas, la entrevista gira a los terrenos pantanosos de Coralina. Es él mismo quien le aconseja que escriba las memorias para conservar todas las cosas extraordinarias que cuenta, con la esperanza de ser el amanuense. Pero de nada le sirve el sacrificio de la torre, el elegido es un saltatumbas francés que prescinde de reyes y emperadores para darle voz a arribistas, chulos y millonarios americanos. 






"No soy grande porque soy desconocido"

Mientras José Bastida y los miembros de la Tabla Redonda escuchan atentamente y sin pestañear, el vate Barrantes afirma que fueron razones de propaganda las que llevaron a inventar que Coralina Soto nació Lilaila Souto, hija de un griego y una bailaora gitana, y vino al mundo en Cádiz (la Habana con más salero) no en Gudériz de Castroforte que no figura en el mapa. No habla de su vida privada porque a nadie le interesa si un poeta olvidado amó o no amó a una mujer. Como no hay testigos, creerle o no es un acto de fe. Asegura que a él le disparó un hombre cuando se dirigía a casa de Coralina, una mujer no puede con el pistolón, arma del delito, por razones puramente biológicas. La bala le rozó las costillas aunque la cantidad de sangre que manaba escandalosa de la herida pareciera que le había llegado al corazón. Si buscó la muerte y no la curación se debió al dolor del corazón desengañado. Como aquel forastero de Borges que vino a buscar la muerte y que Carmen Linares nos eriza la piel con su cante y su  voz de diestra valiente: 

No vale ser el más diestro, 
No vale ser el más fuerte; 
Siempre el que muere es aquél 
Que vino a buscar la muerte.
Borges/Carmen Linares



Este lamento llega al alma de Bastida que tras un cruce tenso de miradas, sale del café como si una sanguijuela le hubiera chupado la sangre, con la sensación de que “la calle estaba pavimentada de cuerpos vivos, encajados unos en otros como sardinas en la banasta, de modo que no quedaba hueco donde poner los pies sin aplastar la cabeza de un niño, que se escachizaba y crujía como un huevo, o el vientre de una mujer preñada, que daba un grito y le llamaba asesino, o el pecho escueto de un anciano, cuyas costillas quebradizas rompían como vidrios, y él no sabía qué hacer, y él no tenía más remedio que pisar.” 





"Bastida se mantenía en su penumbra de donde no sacaba ni las manos"

De frente ve llegar a don Benito Valenzuela, godo activo y singular, subido a una apisonadora mixta que echa asfalto sobre los cuerpos por delante y a la vez los aplasta por detrás, desapareciendo así los cuerpos enlatados bajo el olor a chapapote (Nunca mais) y el pesazo del rodillo. 

Bastida se libra de milagro del afán aplastador de don Benito Valenzuela, nunca la luz fue tan temprana como aquella jornada en que evita pasar a formar parte del cimiento. Al llegar a la fonda se quita los zapatos para no despertar a los viajantes catalanes, hay que vender el producto en el mercado de los empobrecidos para dar trabajo y crear riqueza en Cataluña. Al entrar en su cuarto, aquello es Sodoma y Gomorra de perversión. Negros y negras de macumba ante el busto de Coralina Soto. Se abre paso entre culazos enormes que lo aplastan, se tumba en el catre y un pie de una temblorosa en trance le cierra los ojos. Ya solo oye los cánticos en portugués divino. Aquello termina “como el rosario de la aurora, negros y negras apareados alcanzaban contactos esenciales con el misterio y lo manifestaban con gritos y ayes” hasta el agotamiento. Inflamados de misticismo laico, se marchan entre cánticos de tristeza portuguesa. Cae dormido entre hombres que le roban, le quitan el sueño, lo dejan en cueros y lo entregan a un artefacto del que salen personas como adoquines de pez endurecida. 

Al salir a la calle compra el periódico, en la última página destaca el titular: EL VATE BARRANTES CONTESTA AL PROFESOR BENDAÑA.


Come writers and critics 
Who prophesize with your pen 
 And keep your eyes wide 
 The chance won’t come again 
 And don’t speak too soon 
 For the wheel’s still in spin 
 And there’s no tellin’ who that it’s namin’ 
 For the loser now will be later to win 
 For the times they are a-changin’
Bob Dylan



El presente  comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige desde hace unos cuantos años su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.



5 comentarios:

Gelu dijo...

Buenas noches, pancho:

Con las ocurrencias de Don Gonzalo no se nos va la sonrisa, a pesar de los problemas del pobre Bastida.

Buscando en hemeroteca artículos de Santiago Rodríguez Santerbás, encontré éste suyo en la Revista Triunfo, Num: 517 del 26-08-1972 página :44, en el que hablaba de 'La saga-fuga' de G.T.B., recién publicada entonces.
Te dejo el enlace:
http://www.triunfodigital.com/index.php
Y copio un fragmento:
<< La imaginación –ha afirmado hace poco Torrente Ballester- trabaja siempre sobre la experiencia, pero tenemos que considerar la experiencia como algo mucho más amplio que eso que llaman “experiencia de la vida”. Para mí, todo lo que de alguna manera es vivido, forma parte de ella, lo mismo el miedo que me causa una tormenta que el placer con que escucho un concierto o con que contemplo una teoría. Nada de esto, como ha explicado Sartre, reaparece como fue, sino modificado. Eso, modificar la experiencia y convertirla en algo nuevo es la imaginación.>>[...]

Un abrazo

Abejita de la Vega dijo...

Don Joseíño tenía mucho de fin Gonzalo o al revés. No creo que yo vuelva a tamaño libro.
Más que Jon.
Un abrazo

Abejita de la Vega dijo...

Más que Job con be.

Abejita de la Vega dijo...

Don Joseíño tenía mucho de fin Gonzalo o al revés. No creo que yo vuelva a tamaño libro.
Más que Jon.
Un abrazo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

...hija de un griego y de una bailaora... Este Torrente está lleno de finas ironías, humor y juegos literarios en cada frase.
Qué buena serie de fotos/estudio de estatua y personaje.
Y Dylan cierra, se acabó la polémica.