jueves, 20 de octubre de 2011

Amores desgraciados





















"La belleza a la que ha consagrado su vida le ha traicionado al no envejecer con el"

Retratos de Felipe IV. Velázquez


RIÑA DE GATOS.
EDUARDO MENDOZA. (6)

Mientras AW yace sobre la nieve del empedrado de las calles de Madrid, golpeado por los guardaespaldas de Jose Antonio, en la National Gallery de Londres, el conservador Edwin Garrigaw, treinta años mayor, reflexiona sobre el paso del tiempo ante dos retratos de Velázquez del rey Felipe IV, con treinta años de diferencia, propiedad de la galería londinense. Felipe IV fue un mal gobernante que legó un imperio en descomposición, un hijo medio bobo y la mejor pinacoteca del mundo. La reflexión le lleva a meditar sobre la indolencia del pintor sevillano en busca de ascenso social como excusa válida para dejar de trabajar. También a mí me gustaría encontrarla, la excusa digo. El viejo curador piensa incluso en recurrir a "paliativos mercenarios" que curen del mal de la soledad.

El siguiente capítulo (17) está dedicado en exclusiva a la falange. Llevan a AW al cubículo del pequeño partido radical. Allí están los máximos dirigentes como Raimundo Fernández Cuesta o Sánchez Mazas (el protagonista miope de Soldados de Salamina). El inglés escucha los lamentos por el acoso que sufren por parte del gobierno y el maltrato de la prensa que realza sus fechorías sin dar cuenta de las bajas. Los que caben en un coche se van a cenar al restaurante Amaya, en la Carrera de San Jerónimo y posteriormente a La Ballena azul donde tienen una tertulia literaria. Hablan del teatro de Alejandro Casona y de Tiempos Modernos de Chaplin. La gente de las mesas adyacentes se callan y dejan de comer cuando Jose Antonio toma la palabra. En un momento de la charla en que AW comenta que si la falange quiere eliminar los partidos, es lógico que éstos se defiendan, Sanchez Mazas advierte: “El argumento está mal planteado. Nosotros queremos eliminar los partidos, no a las personas. Suprimir cuanto hay de oscurantista en el sistema parlamentario y ofrecer al ciudadano la posibilidad de integrarse en un gran proyecto común”. Totalitarismo de los salvapatrias que les encanta el gesto autoritario de prohibir, recluir, incluso eliminar y guiar a los confusos, que somos tantos. R. Fernández Cuesta advierte a AW de que no defraude la amistad que le brinda el Jefe antes de despedirse.

"El presidente del consejo decide autorizar la manifestación del bombero muerto, pero no autoriza el mitin de la falange en el cine Europa".

El autor nos transporta desde la guarida de la falange a la DGS donde el director general, Alfonso Mallol, recibe novedades de nuestros conocidos, Gumersindo Marranón y el capitán Coscolluela. Unos intentos de quema de iglesias (con lo que cuesta prenderlas sin escobas) y un mitin de falange son las nuevas. Que éste es un asunto de trascendencia, lo demuestra el hecho de que le pasen la pelota al Consejo de Ministros. El Presidente del Consejo, Manuel Azaña en persona, se encargará de él. Mendoza dibuja al intelectual y presidente en semejanza al inglés: defensores del diálogo como arma para resolver conflictos. El Consejo de Ministros autoriza la manifestación por la muerte del bombero muerto al intentar sofocar el fuego de una iglesia, pero prohíbe el mitin de la falange.

Mientras esto ocurre en las altas esferas de la política, el inglés se toma un café con churros en una cafetería de la plaza de Santa Ana y se lamenta de la censura de prensa que se vuelve contra
el gobierno porque alienta los rumores y los bulos. Aquella noche no había pegado ojo después de que un estallido aislado, como de un cañón, le desvelara. Sale del hotel de buena mañana y se preocupa porque la casa del duque pueda sufrir un atentado con el Velázquez dentro y se dirige a la casa del cuadro. Paquita le recibe y van al sótano a verlo. Cada vez más convencido de su autenticidad, indaga a la joven sobre la procedencia. Una indicación de la joven de que entre sus antepasados hay un cardenal miembro de la curia romana le sirve para atar cabos. Pero persiste el suspense sobre la naturaleza del cuadro porque en ese momento la luz se va y el inglés deja de ser sandio. La abraza. Ella no le rechaza, pero le advierte de que no se acostumbre y quedan para un rato más tarde en una cafetería, dejando un buen modelo de manejo de la emoción y del misterio en la novela.


"De Esperanza no tenía más que el nombre
la que no esperaba nada de los hombres,
coleccionaba amores desgraciados,
soldaditos de plomo mutilados."
Joaquín Sabina - Fito Paez



Este comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.

7 comentarios:

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Un placer leerte de nuevo, querido Pancho.


Un abrazo enorme.

Merche Pallarés dijo...

Me estás ahorrando leer el libro de marras. Pero quedo con la curiosidad de ¿¿qué pasa al final?? Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En Mendoza es muy hábil el manejo para llevar la situación política a nivel de calle, lo que la hace más mediocre y menos histórica. Posiblmente fuera así. Y usa en muchas ocasiones, para ello, la comida: he aquí los churros.

Abejita de la Vega dijo...

Mi Velázquez ya se quejó de las teorías de ese inglés pardillo. Le has sacado jugo a la "Riña de gatos" hasta el final; aunque le ponías reparos al principio.

El personaje de Paquita se las trae...

¿Es falso el cuadro? Atenta, Merche.

Besos, Pancho.

Paco Cuesta dijo...

Nos acercamos de su mano a la falange, casi con la misma intensidad que a Velázquez.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, pancho:

Me ocurre como a Merche, también estoy intrigada por saber cómo termina lo de la autenticidad del cuadro. Si tuviera el libro habría leído el final.

Sánchez Mazas, el protagonista miope de Soldados de Salamina es el padre de Rafael Sánchez Ferlosio y de Chicho.

Una pregunta: (No sé si este párrafo viene textual en el libro):
“...La reflexión le lleva a meditar sobre la indolencia del pintor sevillano en busca de ascenso social como excusa válida para dejar de trabajar”
...
Me gustaría me lo aclarases.

La canción de Sabina, con Calamaro y Fito, me ha hecho recordar a Bécquer en la 8.Rima LVIII ¿Quieres que de ese néctar delicioso

Un abrazo

P.D.: Las ilustraciones que has escogido me darían para escribir un rato, pero como siempre voy atrasada.

pancho dijo...

Gracias a todos por el seguimiento de este inglés por las calles peligrosas de Madrid del 36 y por vuestros comentarios.

Gelu: No está al pie de la letra, pero el autor hace referencia a las pocas ganas de trabajar de Velázquez en varios momentos de la novela. Por ejemplo dice: "Velázquez subordinó el arte a su afán por medrar en la corte sin más credenciales que su talento". o "Velázquez, que sólo pintaba a instancias ajenas y no sentía la menor apentencia por trabajar, se retrató a sí mismo muy pocas veces".

No sabía que Sánchez Mazas era el padre de los Ferlosio. Lo de miope lo dije porque su imagen buscando las gafas entre el barro se me quedó grabada.

¡Cómo te sabes las Rimas!

Un abrazo a todos.