"Si acaso echan limosna de las ventanas y cae en el suelo, ellos acuden luego a alumbrar y a buscar lo que se cae"
Novelas Ejemplares (6)
El
casamiento engañoso
Miguel
de Cervantes
Doña Clementa Bueso, acompañada de don Lope, dos criados y la dueña Hortigosa, llaman a la puerta de la casa al sexto día de feria. Cinco personas de golpe para sacar de la cama a los okupas. La dueña se escandaliza de la ocupación con hombre incluido en el muestrario. A ella le echa en cara el abuso de confianza, su ida del pie a la mano. Estefanía pretende enredar a Campuzano diciendo que su amiga, la que se hace pasar por doña Clementa, quiere gastarle una burla a don Lope fingiendo que esa es su casa, como lo es todo lo que hay dentro para engatusarlo y casarse con él que la pretende. Una vez descubierto el enredo todo volverá a su estado natural, nadie podrá culpar a las mujeres de males artes por buscar marido honrado. Es legítimo.
Salen ambos de la casa, la cambian por otra de bastante peor calidad donde están otros seis días sin que pase una hora sin pendencia porque como bien se dice: "la pobreza atropella a la honra." ( O bastante más bruto, pero igual de significante: "Cuando la miseria entra por la puerta, el amor salta por la ventana")
“¡Jesús, Jesús de la mala hembra!” Exclama la huéspeda cuando Campuzano le cuenta los pormenores de la pareja recién constituida. "¡Viva la verdad, muera la mentira!" Es el grito y procede a descubrir la maraña de embustes. Doña Clementa es la dueña de todo. Deja a su amiga Estefanía a cargo de la casa durante una visita a unos parientes que viven en Plasencia y aprovecha para aplicar unas novenas a la virgen de Guadalupe para ganar el cielo. No tiene más que lo que lleva puesto, pobre de solemnidad. Iracundo como un tigre de la Hircania, Campuzano coge la capa, desenfunda la espada dispuesto a reparar la ofensa. Para entonces ya la Estefanía le ha dado esquinazo. Hasta luego Lucas. Llevándose consigo las pertenencias del baúl creyendo que se lleva el oro y el moro, (¿Será también incorrecta la expresión?) cuando resulta que todo es alquimia, pedrería de bajo coste comprada en los chinos.
“¡Jesús, Jesús de la mala hembra!” Exclama la huéspeda cuando Campuzano le cuenta los pormenores de la pareja recién constituida. "¡Viva la verdad, muera la mentira!" Es el grito y procede a descubrir la maraña de embustes. Doña Clementa es la dueña de todo. Deja a su amiga Estefanía a cargo de la casa durante una visita a unos parientes que viven en Plasencia y aprovecha para aplicar unas novenas a la virgen de Guadalupe para ganar el cielo. No tiene más que lo que lleva puesto, pobre de solemnidad. Iracundo como un tigre de la Hircania, Campuzano coge la capa, desenfunda la espada dispuesto a reparar la ofensa. Para entonces ya la Estefanía le ha dado esquinazo. Hasta luego Lucas. Llevándose consigo las pertenencias del baúl creyendo que se lleva el oro y el moro, (¿Será también incorrecta la expresión?) cuando resulta que todo es alquimia, pedrería de bajo coste comprada en los chinos.
"Doña Clementa fue a visitar a unos parientes suyos a la ciudad de Plasencia"
Peralta le consuela: “Dad gracias a Dios que fue prenda con pies.” Así no tendrá que buscarla. Pero a él le molesta la afrenta, la honra mancillada. A los pocos días le entra la pelarela, se queda calvo como una bombilla y aquí está él, convaleciente, después de pasar los cuarenta sudores en el Hospital de la Misericordia para curarse.
Escucha a dos perros parlantes de los que acompañan a pedir a los Hermanos de la Capacha con una linterna para recoger las monedas que caen fuera de la cesta. Escucha atento la conversación durante dos noches seguidas. Como no le falta tiempo, con las claras del día anota lo que acaba de escuchar para que no se le olvide, dándole forma de diálogo. Peralta lo toma por loco entre aspavientos. Lo que faltaba, si ya dudaba sobre la veracidad del cuento de Estefanía, la tertulia nocturna de los dos canes le acaba de dar la puntilla, vuelven los tiempos de Esopo en los que hablan las zorras, los gallos responden y los perros hacen el coro. Le comenta que únicamente ha recogido en lo escrito lo que Berganza le cuenta, dará a la estampa las reflexiones de Cipión si “viere, o que ésta se crea, o al menos no se desprecie.” Cervantes fiel a su estrategia de crear expectativas en el lector.
En la posada del fracaso,
donde no hay consuelo ni ascensor,
el desamparo y la humedad
comparten colchón
y cuando,por la calle,
pasa la vida, como un huracán,
el hombre del traje gris
saca un sucio calendario del
bolsillo y grita
¿quién me ha robado el mes de abril?
Joaquín Sabina
Este comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige desde hace unos cuantos años su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.