lunes, 30 de diciembre de 2013

Tengo una bodega llena de ruido





Nunca he estado en Pamplona por San Fermín, ni creo que me echen de menos en vista del gentío que arriesga por correr y sentir cerca los pitones del  toro de casta. Por San Fermín  no me quedo en la cama igual, madrugo a las ocho de la mañana. 


Todo lo que era sólido (5) 
Antonio Muñoz Molina 

Una especie de andancio se desparrama como la peste desde bien pronto entre los nuevos políticos demócratas, se entregan sin condiciones a los gurús vende humo dedicados a la comunicación. De una oficina de prensa gestionada por una persona con sueldo escaso se pasa a los rimbombantes gabinetes de comunicación dedicados a hacer estudios gaseosos de cualquier cosa, a administrar la nada. Se empieza a crear distancia entre el pueblo llano, austero, que cultiva la tierra, que cría ganado, cuida enfermos, transporta mercancías, pone ladrillos, sube al andamio, despieza animales, dirige el tráfico u ordena libros en las bibliotecas y el país de la quimera, del simulacro y de los espejismos. El país de las sectarias televisiones autóctonas dedicadas en exclusiva a sembrar odio y a difundir propaganda, a exaltar a los ciudadanos emborronando las palabras sagradas de patria, tierra y libertad que envenenan las entrañas de la gente. En una palabra, invertir en cainismo, en menospreciar al diferente, despilfarrar el dinero porque nunca ha sobrado para la sanidad pública o para la educación. Qué mal remedio tiene todo esto. 

En lugar de dedicar la riqueza en contratar más personal que aligerara la lentitud de la justicia, se prefirió crear llamativos y pomposos edificios, algunos de ellos inacabados. Cualquiera que haya ido en coche del aeropuerto de Barajas a Madrid habrá podido ver una especie de medio huevo transparente (siempre la trasparencia de las cosas gaseosas), como una burbuja hermética. Es el esqueleto del proyecto de la pretendida ciudad de la justicia, inacabada, ya abandonada, pero no por ello se quedo sin inauguración. En los fastos se gastaron un millón de Euros mientras la justicia se imparte en las covachuelas galdosianas repartidas por todo Madrid. 

Para la mayoría de los líderes lo importante es comunicar bien, pervirtiendo el significado del verbo que ya no es informar de algo a alguien. Adquiere el espesor del engaño, el significado gaseoso del fingimiento o la simulación. Lo importante ya no son los datos concretos y significantes, limpios de polvo y paja del trabajo bien hecho, sino el envoltorio para que entre por los ojos, sin profundizar,  con la finalidad de que no se le vea la coquera. Cuanto más sólida es una sociedad, menos espacio queda para estos individuos que se venden como conseguidores. Los méritos de los logros, en caso de haberlos, siempre están muy repartidos. 

En el extremo opuesto, al amparo de la democracia mal entendida surge la figura del “alcalde despechugado”, “el que por sus cojones trae a las fiestas el artista más famoso y más caro” y gratis. Que escarnece a los “ecologistas que protestan por el martirio de una vaquilla”, en un ejemplo perfecto de perversión del lenguaje, aquí martirio usado para tratar de expresar lo malo de lo peor. Demasiado cuando el máximo perjuicio que se le causa a la vaquilla es un mareo, una molestia o un incordio, siempre  referido a quien no quiera ver algo más. Si darle unos pases a una vaquilla es una inmolación o un martirio, ¿cómo definimos esta imagen cuando ya hemos desgastado las palabras más duras con que contamos en el idioma? Se me ocurre que deberíamos evitar el uso malintencionado de la lengua. 



“Quién se atreverá a disentir desde dentro, a actuar de renegado o traidor y aceptar el ostracismo”- Se pregunta el autor sobre el hecho de objetar o denunciar la barbarie de organizar ruidosos festejos en la calle cuando la autoridad los ha dotado de respetable dignidad. 

No sé a qué festejos se refiere MM “con corridas de toros, con carreras de mozos beodos delante de becerros despavoridos”, o a las “fiestas bárbaras para jolgorio de borrachos”. Tampoco entiendo su interés y obsesión enfermiza en emparejar a los toros bravos con los borrachos de sombra negra. 

Acierta el autor al señalar que los reportajes de las televisiones extranjeras confirman “lo brutos y primitivos y lo exóticos y coloristas que son los españoles”. A los canales de televisión y a los líderes de opinión de los toros bravos solo le interesan las cogidas. Hay que tener la bravura de un Miura de Sevilla para postularse a favor de los toros bravos. Cualquiera que lo haga, debe estar preparado para recibir la descarga de la caballería digital de las organizadas terminales anónimas conectadas a las redes sociales, como le pasó a Toni Cantó cuando defendió al toro bravo en Las Cortes durante la tramitación de la Iniciativa Legislativa Popular taurina el pasado mes de febrero. El linchamiento posterior sufrido por este político en los medios digitales es lo más grosero que yo haya visto. No solo de parte de anónimos, también de gente con nombre, con peso en la política. 

El maltrato animal es un producto que está de moda, que se vende bien y que los políticos imbuidos de hipócrita bondad compran porque da votos. Ya no es tan fácil ver a políticos en una corrida de toros. Por instinto de supervivencia se guardan de ser reconocidos si tienen aspiraciones de ascenso o de ser elegidos para algo, no vaya a ser que los señalen con el dedo del maltrato animal. Al parecer da más votos hacer desaparecer de un plumazo cientos de miles de los animales mejor tratados del mundo animal. Lo raro es que el ganado bravo siga pastando en la piel de toro en vista del ataque tan organizado y despiadado que soporta desde tantos ámbitos. 

Cuenta el autor a continuación cómo se pasó en Granada de la celebración modesta y voluntaria de la fiesta del Corpus y de la Santa Cruz a otra multitudinaria en la ciudad paralela del exterior que se convirtió en un demencial abrevadero popular extramuros, adaptado a bebedores. 

Qué maravilla todo el capítulo vigésimo séptimo. La definición exacta del que se atreve a pensar por su cuenta, del que se mete en líos porque no se calla ante las injusticias. Borda la descripción del aguafiestas, del cenizo incómodo. Es un capítulo de obligada lectura, que no admite resumen, como,  por ejemplo,  cuando hace referencia a la cita de Fernando Savater: “El País Vasco es el único país del mundo en el que existe el derecho no solo a disfrutar de magníficos autobuses de transporte urbano, sino además a quemarlos”. Aguafiestas es quien exige contrapartidas a los derechos cuando se habla de deberes a la hora de estudiar, de disfrutar y respetar lo público etc. 

Una de las cosas que más sorprenden a MM es "la rapidez con que la izquierda pasó del laicismo y del anticlericalismo a una especie de fervor indiscriminado por todos los rituales heredados de la teatralidad militante de la Contrarreforma”. La observación puede ser verdad por ejemplo al hablar de las procesiones de Semana Santa. No porque ellos participen, sino por la permisividad y exquisita libertad que  han observado para que cada cual se manifieste o no, como le venga en gana. Para mí un ejemplo de tolerancia. Decía Galdós: “Prefiero los males de la libertad a los del orden”.

Como se nos terminan los días del calendario de este 2013 nada favorable, ¡Vaya usted con dios! Les deseo Feliz Año que comienza y salud a todos los lectores y amigos que por aquí se acerquen. 

 "What have I done to deserve such a fate
I realize I have left it too late
And so it's true, pride comes before a fall
I'm telling you so that you won't lose all"
The Beatles 




El presente  comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.

4 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto, hay todo un elogio en esta obra al pensamiento individual, contracorriente, como señalas: el que se atreve a pensar por uno mismo. Ojalá tuviérmoas más ejemplos en esta España.

Abejita de la Vega dijo...

Rimbombantes gabinetes de comunicación, alcaldes que por c...traen al artista más caro y más chabacano, qué país tan gaseoso el nuestro.

En cuanto a lo taurino, tengamos la fiesta en paz; mas yo sí sé de qué habla Muñoz Molina porque lo he visto.

Fuera la política gaseosa de nuestro país, no nos lo podemos permitir. Cambiemos.

¡Feliz Año Pancho!


Gelu dijo...

Buenas noches, pancho:

Mis mejores deseos para ti y las personas que quieres.
Que el Año 2014 sea generoso con todos.

Abrazos.

P.D.:Estupendo tu comentario en La acequia haciendo referencia al poema de Federico García Lorca.

Myriam dijo...

Cuándo leí los pasajes que criticas de los toros bravos y los borrachos, sabía que no te iban a gustar :-) y no me equivoqué.

La primera foto muestra unos San Fermines muy populados.

Muy Feliz Año 2014, Pancho para ti y los tuyos, a pesar de todo y de todos, con mucha salud y alegrías.