"...luego se tendió en su lecho [...], no porque él tenía temor de aquella canalla gatesca, encantadora y cencerruna"
1989-Mainz-Krahenwinkel
DON QUIJOTE DE LA MANCHA. CAPÍTULO 2.46
En estos capítulos de la separación de S, Cervantes se preocupa de enlazar unos con otros, tanto al principio como al final de ellos. No quiere que el lector se pierda en el continuo ir y venir de la acción de la ínsula al castillo y en el cambio de personajes. Estas anotaciones serían innecesarias para el lector actual, por ser algo natural de la novela. Sin embargo, al ser una innovación de Cervantes en esta segunda parte, no está demás esta guía del narrador que resulta útil para el lector de la época , al abrir y cerrar los capítulos. El autor incluso aprovecha esta circunstancia para dejarnos una muestra sin desperdicio de cómo narrar el paso del tiempo de la noche a la mañana sin caer en fórmulas gastadas, como podemos observar en el párrafo que encabeza el relato de esta semana: “pero, como es ligero el tiempo, y no hay barranco que le detenga, corrió caballero en las horas, y con mucha presteza llegó la de la mañana”. La acción del capítulo transcurre en veinticuatro horas, con una transición rápida del día a la noche.
"así como Altisidora vio a don Quijote, fingió desmayarse, y su amiga la recogió en sus faldas,"
1905-Barcelona-Tasso
DQ echa de menos a su escudero, es consciente de que la presencia de S habría solucionado o al menos disimulado la preocupación por el ofrecimiento de Altisidora y el sentimiento de torpeza y miseria que le embargó por la carrera de las medias. Todo ello le mantuvo en vigilia hasta que las primeras luces le echaron de la cama a la galería del castillo con la gallardía del que espera que la mañana presente mejor cara, para descubrir que las jóvenes habían madrugado más que él. Altisidora, al verle, finge un vahído que Emerencia recoge en sus faldas y achaca a la actitud esquiva del caballero andante los males de su amiga y compañera de farsa. Sólo la desaparición de DQ trajo consigo la vuelta en sí de la desmayada.
Entre todos del castillo traman una burla que debe coincidir en el tiempo con el momento en el que DQ se disponga a hacer uso del laúd que ha pedido.
El día duró lo que las musas de DQ tardaron en pergeñar un romance, pero suficiente para organizar que un paje fuera a la aldea manchega de S a llevar su carta a Teresa y aprovechar el viaje para enviarle la saya que S rompió al subir a la encina escapando del jabalí.
"... con una voz ronquilla, aunque entonada, cantó el siguiente romance"
1865-Copenhaguen
Ya eran las once de la noche bien cumplidas, cuando el caballero andante templó el instrumento y la voz, abrió la ventana,
“escupió y remondose el pecho” y de lo más hondo salió nítido el romance recién compuesto. Una copla que habla del peligro de la ociosidad de las mujeres, a quienes aconseja trabajar para no tener tiempo de amorosas ansias que sólo se asientan en el ocio y tiempo libre. Advierte el poema que los caballeros andantes requiebran con las liberales y se casan con las honestas ( casi cuatrocientos años han pasado para que todo siga igual en la mentalidad de muchos de ellos y ellas). Termina el romance cantado hablando de los milagros que hace el amor en la firmeza y solidez , que nada tiene que ver con los amores de un día que terminan al oscurecer.
"volviéndose a los gatos que andaban por el aposento, les tiró muchas cuchilladas;"
1966 - Madrid
Más seguía el romance, pero en ese momento descolgaron desde arriba de la ventana más de cien cencerros y un saco lleno de gatos con cascabeles atados a sus rabos, que hacían imposible los esfuerzos de DQ por ser oído. Unos cuantos acertaron a meterse por la ventana y, amedrentados, apagaron las velas. DQ tiró una serie de estocadas que hizo huir a todos menos a uno que “le saltó al rostro y le asió de las narices con las uñas y los dientes, por cuyo dolor don Quijote comenzó a dar los mayores gritos que pudo.”: eran los gritos de quien antes había avergonzado a un león y ahora lo acobarda un gato. Con tanta furia el felino se ensañó con las escasas partes blandas del Caballero de los Leones que, de no haber llegado presto el duque, se las hubiera separado de las duras. Altisidora se encarga de curarle el destrozo estético con el carísimo Aceite de Aparicio que todo lo cura. Ella aprovecha la cercanía para echarle en cara su numantina resistencia a los encantos de la doncella. Le desea que S no se dé los azotes que le faltan para desencantar a Dulcinea. DQ sólo pudo lanzar un suspiro antes de echarse en los brazos de Morfeo, mecido por el recuerdo de Dulcinea y el alivio del ungüento en su rostro dolorido, arañado por la saña del gato.
"...aunque uno, viéndose tan acosado de las cuchilladas de don Quijote, le saltó al rostro y le asió de las narices con las uñas y los dientes,"
1924-Berlin-Grunewald-Klemm
El hidalgo agradeció la ayuda y los duques se sintieron apesadumbrados por las consecuencias de la broma que dejó a DQ postrado cinco días en cama, posición en que lo dejamos porque S reclama nuestra atención desde la ínsula.
"Todas estas malandanzas te suceden, empedernido caballero, por el pecado de tu dureza y pertinacia"
1877-Madrid-Biblioteca-Universal
Este comentario pertenece al grupo de lectura del Quijote que coordina y dirige desde La Acequia el profesor D Pedro Ojeda Escudero