miércoles, 28 de septiembre de 2016

Cartas Marruecas (5) José Cadalso. Calor en mi nido.






"Por la última tuya veo cuán extraña te ha parecido la diversidad de las provincias que componen esta monarquía."


Cartas Marruecas (5) 
José Cadalso 


Gazel constata una diferencia clara en el tratamiento que en España se le da al trabajo y en otros países europeos, lo refleja en la carta veinticuatro. Sospecha que uno de los motivos del mínimo aprecio que se le tiene en España al trajín diario pueda proceder de que los padres no quieran que un hijo les siga los pasos en el negocio familiar, ya sea en la industria, el comercio o la labranza. Sostiene que la aspiración máxima de los padres es colocar a los hijos en lo más alto de la aristocracia, pero no para descansar y vivir felices, sino para trabajar más después de ennoblecerse, despreciando así la producción de riqueza. Por el contrario, en Londres es normal que una zapatería haya ido pasando de padres a hijos durante cinco o seis generaciones, permitiendo a sus regidores vivir del comercio decente, de la manufactura del zapato y crear riqueza; al mismo tiempo pagando a los mozos de tienda salarios dignos que dejan llegar a fin de mes. 




 "Me ha comunicado su plan de operaciones para toda su vida aunque cumpla doscientos años."

Cuenta el caso de un indiano rico que al volver como un lunfardo “descolado mueble viejo,” en lugar de disfrutar de lo ganado lo que le reste por vivir, viene a “pretender un hábito; luego, un título de Castilla; después, un empleo en la corte; con esto buscaré una boda ventajosa para mi hija; pondré un hijo en tal parte, otro en cual parte; casaré una hija con un marqués, otra con un conde. Luego pondré pleito a un primo mío sobre cuatro casas que se están cayendo en Vizcaya.” Regresa resentido y con afán de revancha, pegado como una lapa al capital: “Como yo lo he ganado, que lo ganen otros.” Decidido a defraudar a los ricos como Curro Jiménez (Qué buena serie de un español de raza), pero no para repartir sino para apoderarse de la miseria de alguna familia venida a menos y hacer casa. A machihembrar muebles a medio hacer del interminable catálogo de  Ikea. Cuadrillas de escribanos, procuradores y de agentes dispuestos a sacar tajada de la desesperanza y la necedad hacen cola a la puerta de su oficina. 

Cadalso no esquiva el asunto de la unidad y diversidad de gentes, comunidades y lenguas de la península. Plasma en la carta veintiséis lo que su curiosidad ha percibido durante los viajes por la geografía nacional y en el comportamiento en los ejércitos, que es lo que más conoce. Considera que la diversidad es positiva en el ejército por el deseo de los soldados de no quedar por debajo del vecino: “Un regimiento todo aragonés no miraría con frialdad la gloria adquirida por una tropa toda castellana, y un navío tripulado de vizcaínos no se rendiría al enemigo mientras se defienda uno lleno de catalanes.” Pero resulta negativa en periodos de paz por el desapego de unas provincias con las lejanas, un impedimento para el encaje del puzle. 




"Fueron los primeros marineros de Europa, y han mantenido siempre la fama de excelentes hombres de mar."



Enumera los tópicos más característicos que han llegado hasta hoy de las gentes que pueblan las distintas regiones y comarcas del panorama nacional. Los lazos de unión, el paisaje abrupto que hermana a los cántabros y a los que hablan vizcaíno en el extranjero, unidos todos por un vínculo indeleble creado en la cuna. Apego al campanario. Los primeros marineros de Europa, hombres de la mar. Orgullo asturiano por haber iniciado la Reconquista y la expulsión de los invasores. Gallegos robustos, curtidos por la dureza del terreno, excelentes soldados de infantería, obedientes y bien mandados. Castellanos leales y honrados. Conquistadores extremeños, poco afectos a las letras. Andaluces arrogantes que miran “con desprecio la pobreza de Galicia, la aspereza de Vizcaya y la sencillez de Castilla;” mujeres de bandera. Murcianos mestizos, mezcla de andaluz y valenciano. ¿Qué hay de los catalanes? Los pueblos más industriosos de España: “Los campos se cultivan, la población se aumenta, los caudales crecen y, en suma, parece estar aquella nación a mil leguas de la gallega, andaluza y castellana.” Pero con el egoísmo por bandera colgada bien alta en los campanarios. “Dedicados a su propia ganancia e interés.” La hierba huele distinto en cada lugar y está más verde al otro lado de la pared. Aragón de valor y espíritu, hombres honrados y tenaces, amantes de su provincia.



Rechiflao en mi tristeza, te evoco y veo que has sido 
De mi pobre vida paria sólo una buena mujer 
Tu presencia de bacana puso calor en mi nido 
Fuiste buena, consecuente, y yo sé que me has querido 
Como no quisiste a nadie, como no podrás querer.
Flores/Gardel/Calamaro


El presente  comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige desde hace unos cuantos años su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.


3 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

¿Quién había dicho que esta obra se había escrito en el siglo XVIII?
Toda una lección inteligente la de esta entrada...

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, pancho:

Vas más adelantado en la lectura que yo.
Me han gustado mucho las fotografías, sobre todo la primera.
Había mucha sinceridad en Cadalso, buenos sentimientos y elegancia.
Y hablando de la diversidad entre los pueblos que componen España, “Por causa de los muchos siglos que todos estos pueblos estuvieron divididos, guerrearon unos con otros”

Abrazos.
P.D.: En un librito, de Anaya&Munich, de 1994 ‘LETRAS DE TANGO’ , el último es ‘Mano a mano’ de Celedonio Flores, y una fotografía LA GARUFA=Farra, fiesta.
Al final. Hay unas páginas dedicadas al ‘SIGNIFICADO DE ALGUNOS TÉRMINOS DE LUNFARDO’.

Abejita de la Vega dijo...

Arrastramos muchos tópicos y actitudes desde tiempos de Cadalso. El pobre don José, con su educación cosmopolita y su lupa racionalista, era "un soñador para un pueblo".
Un abrazo, Pancho.