miércoles, 7 de septiembre de 2016

Cartas marruecas (2) José Cadalso. Dos desconocidos







 "con las delicias de este clima tan diferente del que habían dejado, cayeron en tal grado de afeminación y flojedad, que a su tiempo fueron esclavos de otros conquistadores venidos de Mediodía."


Cartas marruecas (2) 
José Cadalso 


Gazel dirige a Ben-Beley, al que llama venerable maestro que le enseñó a amar la verdad, las dieciséis primeras cartas. Gazel es un privilegiado del sistema, moro patricio, culto y con papeles, ha venido a España como parte del séquito de un embajador marroquí, nada de pateras arriesgadas ni saltos a la valla. Prolonga su estancia aquí con el fin de observarnos,  anotar las costumbres comunes y las diferentes a otros países europeos. Quiere hacerlo en profundidad, no como los escritores viajeros que se paseaban por aquí una temporada para dibujarnos como exóticos bichos raros. Para ello se viste de cristiano, aprende el idioma y vive en compañía de Nuño con el que congenia a la perfección: “En su compañía se me pasan con gusto las horas.” Intentará despojarse de los prejuicios que a menudo acompañan el encontronazo, moros y cristianos. 

Le pide tiempo a Ben-Beley para entrar en la historia, leer los autores, hacer preguntas a la gente, reflexionar, apuntar y volver a las reflexiones para madurar las muchas diferencias que ha constatado entre los distintos países europeos, incluso dentro de la vasta monarquía española hay variedad increíble de idiosincrasia entre los habitantes que pueblan las distintas comarcas y regiones. No quiere caer en el error de los viajeros que escriben a la ligera sobre lo que han visto en un viaje apresurado. 

Gazel pasa los meses siguientes leyendo historia de España, anterior incluso a la invasión de sus antepasados. Se libera de un lastre, pedirá a Nuño que escriba un resumen y él se lo remitirá a Ben-Beley tal cual. Le advierte de que el extracto puede salir viciado. Nuño piensa por su cuenta y no se calla, tiene voz propia. Pero Nuño es de fiar, pues le ha oído decir que su nacimiento en España es un accidente, él se considera ciudadano del mundo, alma sin fronteras, aunque defienda el particularismo de su ascendencia sin avergonzarse. Tampoco es que exploren mucho en las semejanzas de dos pueblos tan solo separados por unos kilómetros de mar de nada, o una valla.




 "menos algunos montes de Cantabria, cuya total conquista no consta de la historia"

Una enfermedad manda a Gazel a la lona una temporada y Nuño no se separa de su cama durante las tres semanas de convalecencia. Le redacta un escrito pequeño, arrebatado de sinceridad, en el que resume la historia de España desde la antigüedad hasta el presente. Dibuja una realidad idílica compuesta por un espacio de clima privilegiado, abundancia de oro y plata, ganados de calidad excelente y pescados deliciosos, codiciados por fenicios, cartagineses y romanos que la conquistan de arriba abajo con la única excepción de Cantabria, a pesar de las pérdidas numerosas provocadas por el heroísmo de Numancia. Aquí prueban los romanos el valor de los españoles de entonces, resguardados en la curva de ballesta que el Duero traza. Tres ejércitos, formados por lo más granado de la juventud romana, muerden el polvo soriano a las puertas de Numancia. Después reconocen la virtud de tenerlos de aliados. Sagunto sufre asedio cartaginés. Enjambres de feroces naciones del norte se establecen en España, pero aflojan en su ímpetu con el tiempo y se "afeminizan." Otros guerreros venidos del mediodía los hacen sus esclavos. Los godos que pueden, huyen a las montañas de Asturias. Allí se organizan a las órdenes de don Pelayo y comienza una sangrienta guerra de religión que dura ocho siglos interminables, culminados con la reconquista de todos los reinos árabes por los cristianos mandados por Isabel y Fernando, los Reyes Católicos. 

Es de resaltar que a pesar de tanta guerra, la población ronda los veinte millones en ese momento, gracias a la incorporación de tantos pueblos y tan diferentes a la corona de Castilla y Aragón. Sólo les faltó un hijo varón que sobreviviera para haber legado “un imperio mayor y más duradero que el de la Roma antigua.” Después ya sabemos lo que nos cayó encima venido del norte: la casa de Austria que malgastó “los tesoros, talentos y sangre de los españoles en cosas ajenas a España.” Cuando el último Austria desaparece, deja tras de sí el esqueleto de un gigante. Gazel concluye que esta península ha vivido en lucha continuada desde hace dos mil años,  por lo que es maravilla que los campos aún tengan hierba y agua las fuentes. No es de extrañar por ello que de tanto dedicarse a la guerra, hayan descuidado el comercio y la industria, génesis del progreso. Igualmente, de aquí parte el arquetipo, el personaje del hidalgo rural que se envanece de su nobleza, dedicado a andar tieso por sus dominios sin dar un palo al agua, a repintar blasones como el don Guido de Antonio Machado. 





"Concédote cierta ilustración aparente que ha despojado a nuestro siglo de la austeridad y rigor de los pasados."

Sabido es que los rápidos caudales adquiridos en América se distraen de dedicarse a las artes mecánicas y a aumentar la población. 

En la carta número cuatro denuncia una contradicción. Arremete contra los que consideran que el siglo presente es herencia de unos abuelos inmejorables, pero al mismo tiempo abominan de las generaciones anteriores. A un cristiano que hace apología de los tiempos actuales, le argumenta que la prevalencia de un siglo sobre otro debe basarse en ventajas civiles y morales para los habitantes, siendo así que se han perdido mil artes que florecieron en la antigüedad. Le pone como ejemplo de lo perdido y olvidado, no aprovechado, a los pescadores vizcaínos que a bordo de unas barcas rudimentarias eran capaces de hacer los mismos viajes que ahora se hacen con todo tipo de precauciones, capaces de espantar al más valiente. 

Respecto a las ventajas morales, sólo señalar que quienquiera que escriba la historia, no dejará de ver príncipes destronados, tratados quebrantados, patrias vendidas, vínculos matrimoniales rotos, autoridad paterna atropellada, solemnes juramentos profanados, el derecho hospitalario violado, amistad destruida, ejércitos valerosos entregados y sobre tanta ruina, levantarse el desorden generalizado.

Siento que ese tiempo que se fue 
 no ha sido nunca nuestro, 
 como cuando te miro 
y no logro recordar tu cuerpo; 
 no eras tú aquella insolencia de latido 
 que encendía mis deseos más prohibidos. 
 Creo que tú y yo no somos más 
 que dos desconocidos, 
 otros, dos extraños que en el tiempo 
 se han hecho asesinos
Luis Eduardo Aute




El presente  comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige desde hace unos cuantos años su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.

5 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Una de las cosas más interesanes de esta novela epistolar es la construcción de estos personajes y en especial la relación entre Gazel y Nuño. Cadalso construye esta pareja para poder lanzarnos su visión ideológica del país. De ahí la importancia de conocerlos primero.
(Me gusta el homenaje a Luis Eduardo Aute en estos momentos.)

Gelu dijo...

Buenos días, pancho:

También me ha llamado la atención la amistad entre Gazel y Nuño.
El último párrafo resume a la perfección lo ocurrido en este país nuestro. Sólo añadir que faltan en esta visión, los conventos e iglesias por doquier. Y las gentes del pueblo, ignorantes y mal alimentadas.

Abrazos.
P.D.: Aplausos para Aute.

Abejita de la Vega dijo...

Nuño cuenta la historia al estilo de antes, incidiendo en las gestas heroicas que, en realidad, no lo fueron tanto. Como dice Gelu falta la historia del pueblo. Tampoco se le podía pedir más a Cadalso. Me parece que sigue al Padre Mariana como Larra en el del doncel, unos años más tarde. Y, como Larra, estudió en París. Al llegar a España, tendría que reciclarse en historia patriótica española y olvidar la francesa.

Ojo con los Borbones, que reina Carlos III. De todas maneras la censura no da el pase.
Un placer leerte. Besos madrugador Pancho.

La seña Carmen dijo...

Me uno a vuestros comentarios. ¿Se llegará a enseñar en las escuelas alguna vez la verdadera historia de cualquier país? Sí, la del pueblo llano, no la de las grandes batallas, reyes, conquistas...

Myriam dijo...

Una de las ventajas de estudiar afuera,
o de pasar tiempo viviendo en el exterior,
es que ves las cosas desde otra perspectiva,
sobretodo en cuanto a lo que te enseñan de
Historia en los colegios, por buenos que estos sean,
ya que mencionan este tema
Gelu, Abejita, la Seña Carmen.

Te cuento una anécdota, me crié
en Argentina por tíos-tutores legales franceses
(o sea que la cultura e idioma francés desde la cuna)
Cuando al Guerra de Las Malvinas en 1982,
yo vivía en Estocolmo. Al leer la prensa sueca,
me llamó la atención, desde luego, la Guerra entre Argentina
y Gran Bretaña por las Falkland Islands.
¿Falkland Islands? Y eso que es, ¿dónde quedan?
Me tomo tiempo de investigación para
deconstruir el mito de "las Malvinas son Argentinas"
que me habían inculcado en el Colegio y darme cuenta
de que eran, en realidad, las Falklands y
que pertenecían a Gran Bretaña.
Y que esa guerra la iniciaron en Argentina
los militares para desviar la atención de
los problemas nacionales y la oposición del pueblo.

En fin..... ya me entiendes...


Un abrazo