jueves, 2 de julio de 2009

Explicación inverosimil y relincho de Rocinante




 
Grabado de Gustavo Doré



CAPÍTULO2.4
Dos tragos largos al añejo después, nos encontramos con S de vuelta en la habitación donde su amo mata el tiempo como mejor puede. Tragos que ayudan a la imaginación de S. De otra forma no se entendería la explicación que nos da de los pormenores del robo de su burro. Más difícil de creer que los desvaríos de DQ atacando atajos de ovejas creyendo que son ejércitos de gigantes.

Dicha explicación pormenorizada del robo es otra muestra más del juego que C se trae con los lectores. Es como si nos dijera: "A vosotros que me echáis en cara mis fallos, aquí tenéis todo el proceso del hurto, con pelos y señales inverosímiles". Hábil jugada al insertar en la segunda parte un descuido suyo de la primera, sin trascendencia para la historia, seguramente debido a la precipitación y falta de una última vuelta a lo escrito. Sin embargo, debemos felicitarnos por el hecho de que ello sea la causa de otra obra maestra de la imaginación del autor.

De los cien escudos, lo que ya nos imaginábamos. S los había llevado bien escondidos en lo más hondo de las alforjas, o ¡Sabe Dios dónde! hasta la vuelta a casa.

Con estas detalladas explicaciones, C se decide a poner a S al mismo nivel de protagonismo que DQ. Tal vez los descuidos se produjeran por estar más pendiente del desarrollo de DQ en la historia, dándole a S la consideración de secundario.

A continuación, pregunta DQ (que no sabe que ya están en ella): ¿Promete el autor segunda parte? Pero el autor no sigue con el juego. Sin embargo, sucede un diálogo clave para entender el porqué de la segunda parte. C, en una arriesgada, novedosa apuesta, hace hablar a los personajes sobre el futuro, mezclando ficción y realidad. La justifica poniendo en boca de Sansón que hay lectores para todos los gustos, a favor y en contra. Del autor - continua Sansón“en hallando que halle la historia, que él va buscando con extraordinarias diligencias, la dará luego a la estampa…” pensando más en el beneficio económico que pueda obtener. Añade S que el interés sólo puede llevar a las prisas, nunca buenas para escribir. Un relincho de un Rocinante holgón es lo que definitivamente convence a DQ de una necesaria nueva salida.

Sansón propone Zaragoza como destino, por celebrarse allí unas justas que le darán fama en caso de victoria, pero le advierte de que se ande con tiento, pues de su integridad depende la de muchos menesterosos. S, “en plan catedrático”, pone condiciones a la salida. El no es Caballero, y como tal, no se muestra dispuesto a empuñar la espada. Sólo hará – advierte- trabajos de escudero. Si de ello se deriva algún beneficio; miel sobre hojuelas, que “a caballo regalado…”

El ruego de DQ de discreción sobre la salida, una semana más tarde, y una curiosa reflexión sobre las dificultades que tienen que solventar los poetas a la hora de ajustar los poemas es el punto final al capítulo.


Este comentario pertenece al grupo de lectura del Quijote que coordina y dirige desde La Acequia el profesor D Pedro Ojeda Escudero y ya ha sido publicado en la misma.

9 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

Sí, Pancho, la explicación de la desaparición del rucio es ¡surrealista! Estupendo tu análisis. ¡Espero que lo esteis pasando muy bien en vuestro encuentro literario! Besotes, M.

Merche Pallarés dijo...

Maravilloso ese grabado de Doré. Besotes de nuevo, M.

pancho dijo...

Merche: Doré tenía mirada de Quijote. Tu protegido Ben estuvo fenomenal en su lectura, a pesar de que no se lo pusieron nada fácil Joanna Brabo, que leyo delante y hacer de telonero de Urceloy, un auténtico showman. Leyó su: "...hijos de la bonanza, hijos de los hijos de la ira, herederos de todos los despojos". Ya una realidad de la poesía. Cuando esto acabe ya contaré mis impresiones. Ahora hay que volver a Béjar.
Merche eres una estrella en el mundo bloguero, todo el mundo te conoce. en los comentarios de la entrada anterior he escrito algo sobre el encuentro.
Un abrazo y gracias por el doble comentario y visitas.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Buen analisis, Pancho.

Me gusta.

Un abrazo y feliz fin de semana.

Antonio Aguilera dijo...

Como dice Merche, el "rollo" que se inventa Cervantes para justificar la pèrdida del Rucio, y su posterior apariciòn por partida doble, es de juzgado de guardia.

Pero si no fuera por estas "paranoyas" que inventa el autor,¿qué mérito tendría El Quijote??.

Obra Maestra nació y O.M. ha de morir, como ya han dicho don Quijote y Sancho sobre sí mismos: el uno como caballero, y el otro como Sancho.

Habla una alumna de Pedro en La Acequia, sobre un tal Celestino......¿le conoces?, parece que ésta se fue de la lengua, yo no sabía "ná".

Feliz estancia en Béjar (qué es tu pueblo??, pues sí que estoy preguntón hoy...).

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Estoy contigo. Cervantes que ya sabía de sus "fallos" en la primera parte. los soluciona y !de quye manera¡...poniendo en boca de Sancho, pensamientos "impensables", al menos en la primera parte.

Un abrazo amigo

Abejita de la Vega dijo...

Cervantes es tan grande que convierte en arte sus despistes.

Buen comentario, un abrazo para Celes...digo Pancho

Juan Luis G. dijo...

Hola Pancho.

En cierto modo es normal que los lectores de la época se preguntaran en qué se gastó Sancho los escudos; al fin y al cabo en aquella época tampoco había tanto en lo que gastar los dineros.

Un saludo

Myriam dijo...

Cierto, inverosimil, pero divertida!

Un abrazo